III

352 45 2
                                    

Si alguien me hubiera dicho a mis 10 años que terminaría estudiando Arte en una de las universidades más prestigiosas de New York, que tendría una enorme casa, un chofer y un cuarto lleno de guitarras solo para mi, jamás lo hubiese creído, ni siquiera hubiera pensado en tener mi propio cuarto y mi propia cama, y es que los niños que crecen en orfanatos jamás piensan que un mundo así sería posible. Pero aquí estoy, eventualmente todas mis decisiones, buenas y malas (seamos honestos, son muchas más malas que buenas) me han puesto en este lugar, ahora.

Muchos pensarán que lo he conseguido todo, pero la verdad esta muy alejada de eso, preferiría estar muerto a seguir viviendo un solo día más esta vida de mierda que tengo, preferiría seguir comiendo de la basura de restaurantes antes que tener que volver a casa una noche más...

El ensordecedor sonido de la puerta abriéndose  me saca de mis pensamientos y mis músculos se vuelven a tensar instantáneamente cuando el silencio se apodera de la habitación y lo veo entrar.

— Lamento llegar tarde.– Dice, su dulce voz retumba en mis oídos y no puedo evitar posar mis ojos sobre aquella cabellera color rojo fuego que se mueve por el salón de clase. Nos ofrece una sonrisa tímida a todos y se sienta sobre su escritorio en lugar de utilizar la silla.

Mr. Way debe ser el maestro más extravagante de toda la universidad, es el único que prefiere impartir clases usando una camiseta de Madonna y apretados jeans antes que presentarse con aburridos trajes ostentosos. Me gusta su originalidad, aunque en el fondo parece que solo quiere recuperar la juventud que se le ha ido, y no es que luzca viejo o algo, pero ciertamente ya no es un joven veinteañero.

A pesar de su extravagante apariencia la clase que imparte es de las más aburridas, Lenguaje Artístico, al menos para mi, y es que si me lo preguntan, odio mucho tener que "expresar" mis emociones por cualquier medio... simplemente el mundo no quiere ver u oír lo que tengo en mi mente, y yo tampoco estoy listo para que alguien se entere.

Parece una eternidad la que le toma a la campana sonar, pero cuando por fin lo hace todos salen corriendo dejando atrás a Mr. Way a mitad de su oración.

— Nos vemos la próxima clase.– Dice pero nadie parece escuchar.

Yo por mi parte me tomo el mayor tiempo posible para guardar mis cosas, ¿por qué? No quiero ir a casa, ese es el porqué.

— Frank, ¿puedo hablar contigo?– Me detiene su voz justo cuando estaba apunto de salir.

— ¿Yo?

— Si, tu.– Me sonríe de manera dulce y un poco desconfiado me acerco hasta su escritorio.– Leí tu trabajo– Lo miro confundido y es que a lo largo de las clases hacemos miles de trabajos y proyectos, ¿como podría saber de cuál esta hablando?– El de Van Gogh.– Especifica y yo asiento ligeramente.

— Si, ¿y? ¿Hay algo de malo con mi tarea?

— El tema era describirse a sí mismo y como se veía en 5 años.

Entendía su punto, él pidió que hiciéramos algo en específico, y yo por mi parte me puse a hablar de Van Gogh, entiendo porqué esta molesto.

— No soy bueno con...

— Expresarte a ti mismo, si, Frank, leí tu trabajo, y como tu maestro estoy un poco intrigado... no solo es este trabajo, son también tus pinturas y tus retratos...

— ¿Qué es esto? ¿Va a reprobarme acaso?

— No, no, al contrario... como ya te lo dije, me intriga mucho todo lo que expresas, no me tomes a mal, Frank, pero creo qué hay algo que te agobia y te es difícil expresar.

Heavy Dirty Soul |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora