Ha pasado tanto tiempo, tantos meses e incluso años desde que no disfrutaba del sexo como lo hice hoy, la sensación de coger con alguien que no fuera Thomas no solo lo hacía mas excitante sino que haberlo hecho con Gerard lo hacía de ensueño.
Desgraciadamente, igual que todo en mi vida, esto no estaba hecho para durar para siempre.
La realidad es una perra que se presenta justo cuando estás en el climax de tu fantasía.
Eran las 11 pm cuando escuche mi celular sonar en algún recóndito lugar en el piso del cuarto de Gerard, para este punto no recuerdo siquiera donde están mis pantalones o mi sensatez; Gerard lanzó muy lejos aquellas dos cosas.
— ¿Si?
— Estoy afuera del edificio trae tu trastero aquí o tendré que ir yo mismo.– Raymond sonaba más nervioso que molesto, así que tuve que pensar dos veces antes de gastarle una broma, no quería que sus rizos se fueran a caer de la ansiedad.
— Bajo en seguida.– Y tras un suspiro muy dramático me dispongo a recoger toda mi ropa del suelo, dando fugaces miradas al hombre que descansa plácidamente en la cama.
— ¿Ya te vas?– Pregunta en un gruñido sin siquiera abrir los ojos.
— Si, lo siento.– Me pongo los pantalones con lentitud, sé que Raymond debe estar como loco pero yo no me quiero ir, no quiero que la horrible realidad me consuma.
— ¿Qué eres?– Pregunta sonriendo mientras mira el reloj en la pared.– ¿Algún tipo de cenicienta?
— Más bien soy Bella... y es hora de volver con la bestia.– Trato de sonreír pero la verdad es que ha sido un chiste muy malo. Gerard se sienta en la cama para verme mejor, su ceño fruncidos me hacen darme cuenta lo idiota que soy por arruinar el momento con algo así.
Antes de que pueda disculparme, Gerard me lanza la almohada en la cara.
— Bueno, bueno, cenicienta será.– nos miramos por unos segundos y finalmente él sonríe.
— Ella le dejo al príncipe su zapatilla... ¿Tu que me dejarás?
Escucho los incesantes sonidos de la bocina del auto de Raymond, debe querer matarme, lo sé.
— Toma.– Le lanzó mi suéter a la cara, de la misma forma que el me lanzó la almohada, de esa manera salgo corriendo de la habitación y del departamento.
Mi corazón está por salirse de mi pecho. Para cuando entro al auto no puedo dejar de jadear como perro, mi pecho se mueve de arriba a abajo sin control.
Tenía tantas emociones corriendo por mi cuerpo que este no sabía a cual hacerle caso. Estaba feliz, excitado, nervioso... pero había otra sensación dentro de mi que no había sentido hace tanto tiempo.
No, no era amor... era miedo, miedo puro.
Miedo a Thomas.
.
Raymond me dejó en la puerta del instituto y no se fue de ahí hasta que me vio entrar.
La verdad nunca por mi cabeza se me había ocurrido escaparme de aquí, ¿por que habría de hacerlo si este era el único lugar que me separaba de la vida de mierda que tenía? Por otro lado, ahora había una razón muy importante para querer estar aquí, y esa es Gerard.
Han pasado dos días sin hablarnos, solo nos vemos espontáneamente en los pasillos y nos lanzamos miradas cortas seguidas de sonrisas llenas de complicidad... me pregunto si por su mente recorren las mismas ideas que por la mía.
— Buenos días, chicos.– Dice su dulce voz cuando cruza por la puerta del salón. He esperado pacientemente estos días hasta poder verlo de nuevo, aunque sea en clase.
Levanta la vista del escritorio y mueve sus ojos por todo el salón hasta que finalmente se cruzan con los míos. Esta vez no hay sonrisa en su rostro pero estoy seguro que en el mío no se puede ver otra cosa más que felicidad.
Gerard está usando mi suéter rojo, aquel que le dejé el otro día en su departamento... combina a la perfección con su cabello y aunque creo que se ve radiante una parte de mi no piensa en otra cosa más que desnudarlo y volver a ver su cuerpo sudoroso sobre el mío, quisiera no pensar en eso justo ahora pero me es imposible siquiera olvidar sus gemidos o gestos cuando estamos hechos uno solo.
Para mi suerte mi erección logra bajarse para cuando la clase ha terminado, ha sido una tortura pero finalmente puedo quedarme a solas con él.
— Hola Mr. Way.– Me acerco a su escritorio de forma casual mientras los últimos alumnos abandonan el salón. Pienso tal vez entablar una conversación sin sentido para finalmente hacer algún chiste subido de tono respecto a lo qué pasó la otra noche, pero tan pronto veo cómo me mira me detengo ahí mismo.
— ¿Ocurre algo, señor Iero?– No es como si me estuviera siguiendo el juego de "profesor-alumno-sexy" es más como si estuviera molesto y no puedo evitar el preguntarme si es mi culpa.
— ¿Ocurre algo, Gerard?
— No me llames así, ¿bien?– Responde de forma grosera mientras guarda sus materiales en el portafolio.
— Diablos, no pensé que había problema después de lo qué pasó la otra noche.
— Olvida lo qué pasó esa noche, ¿si? Fue un error.– Me lo dice mientras me mira directamente a los ojos y yo siento mi corazón crujir dentro de mi pecho.
— ¿Un error? Bueno, al menos fue un error que disfrutó mucho, ¿no?– Su semblante cambia y tras un suspiro puedo ver que bajo toda esa arrogancia se esconde un Gerard tremendamente asustado.
— Escucha, Frank.– Me toma por el hombro y me sienta sobre su escritorio.– Soy tu profesor y se supone que debería ayudarte, no aprovecharme de ti.
— No se está aprovechando de mi, ¿ por qué rayos iba a pensar eso?– Y entonces me di cuenta.
No voy a mentir, durante todos estos días pensé qué tal vez Gerard se había arrepentido de estar conmigo por un millón de cosas, tal vez porque no soy atractivo, porque soy casi 20 años más joven que él o por el simple hecho de que yo no soy lo que él buscaba... pero jamás cruzó por mi cabeza el que pudiera rechazarme por el simple hecho de que sentía lástima por mi.
Gerard no me veía como un hombre, me veía como una víctima.— Solo quiero ayudarte con tu problema, creo que deberíamos enfocarnos en eso.
Por primera vez había conocido a alguien con quien pude ser yo mismo, a quien pude mostrarle todas mis cicatrices y no sentir que me mirase con pena, Gerard me hacía sentir un humano, una persona normal que merecía amor e incluso felicidad... o eso pensaba yo.
— ¿Enfocarnos en que?– Tenía el corazón roto por tantos motivos que como siempre preferí ser un completo idiota antes que dejar salir a flote mis emociones.– ¿En qué tengo un novio que me golpea? ¿En que mi vida es una mierda y no tiene solución? ¿En que solo sirvo para dar lastima?– Gerard me mira como queriendo decir algo pero simplemente no lo hace.– ¿O no es eso, Mr. Way? Ahora me doy cuenta que solo se ofreció a "guiarme" en su curso de mierda porque sintió lastima de mi desde un principio, es eso, ¿no?.– Me limpio las lagrimas como puedo, son lagrimas de pura frustración.– ¿Pero qué sabe usted de estar bien cuando es claro que es un puto drogadicto con tendencias auto-destructivas?
Hay una línea muy delgada entre ser un idiota y ser una maldita basura... y yo la cruce por kilómetros de distancia.
— Creo que deberías irte, Frank.– Tan pronto como escucho lo herido que está tengo ganas de disculparme, pero soy muy orgulloso para eso así que solo salgo de ahí con la cara en alto como si tuviera algo de que sentirme orgulloso pero la verdad es que me siento como una completa basura.
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Heavy Dirty Soul |Frerard|
FanfictionFrank está roto, y no hay pegamento en el mundo que pueda volver a juntarlo. ~ ADVERTENCIA: la siguiente historia tiene contenido sexual explícito, lenguaje fuerte, abuso de drogas y abuso físico adem...