Capítulo 7

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   No se por cuantos minutos estuvimos así, pero sentí la necesidad de separarme de él al sentir a nuestros corazones latir a la par. De huir. Me asustaba la forma que mi atracción incrementaba cuando estábamos cerca, teniendo tan poco tiempo de conocernos ¿cuanto? Un día, una noche, no lo se. Quizás si sumabas todos nuestros encuentros era un solo día...

  Me daba miedo.

  Mucho.

  Esto era como el volver a empezar a caminar para mi después de haber estado inmovilizado por años. En mi caso, mis sentimientos eran los inmovilizados y les asustaba, volver a caminar por donde antes había habido sufrimiento, los que este hombre me provocaba. Sin mencionar mis problemas para confiar, confiar que podría entregarme sin que me lastimaran de nuevo...

  Me separé de él lentamente, temiendo que el hombre que estaba frente a mi fuera solo producto de mi imaginación, bajo su atenta mirada.

- Voy al baño, vuelvo enseguida.- pude observar que no se confiaba de mis palabras, como si temiera que me le escurriera de sus manos... pero sólo asintió. 

   Si solo supiera... Supiera lo mucho que me costaba todo lo que estaba sucediendo entre nosotros, esa química sentimental que hace tiempo ningún hombre hacia ebullir en mi interior.  Temía que fuera él el que se me escurriera a mi, se escurriera justo en el momento que me dejara guiar por mis sentimientos. A la vez sabia que estaba pensando demasiado, adelantándome a los hechos como siempre había hecho... Culpa de mi estimulada imaginación. 

   Pensé que ya había perdido esa manía de hacerme ilusiones con los hombres... Pero veía que era solo una ilusión, que mi mente me había permitido creer durante un tiempo.

   Me detuve abruptamente antes de poder entrar al baño cuando escuche unos gritos, distinguí enseguida la irritante voz de la plástica que acompañaba a Jetrho. Me debatí unos minutos entre irme o escuchar que camino tomaba la discusión que parecían lidiar adentro. La curiosidad me ganó, no tuve mas remedio que quedarme ahí.

-Puedes dejar de gritar, alguien puede escuchar- la intento callar Jetrho, aparentando tener la voz calmada pero se notaba que estaba agitado. Aunque no los viera, solo los escuchaba, parecía un altercado de parejas bastante acalorado.

- ¿¡Y a mi que carajo me importa que escuchen!? No puedo quedar peor humillada de lo que estoy idiota, ¡toda la maldita fiesta ya se debe haber dado cuenta que toda la noche te la pasaste ignorándome mientras te dedicabas a mirar a tu jefa!, ¿para eso me trajiste?- volvió a gritar su acompañante. No pude evitar tener un poco de lastima, aunque se hubiera comportado como una perra conmigo, ahora entendía el porque. Ella estaba celosa, estuve en su situación repetidas veces mucho antes... Era inevitable escrutar a tu competencia con malos ojos, y la que diga que no, miente. A todas nos sale la víbora interior, cuando interfieren entre  nosotros y al que vemos como nuestro hombre, hasta a la mas buenuda.

- De nuevo con esa mierda- gruño- Te dije que es mi jefa, no es nada más que eso para mi, ¿ahora podes dejar de hacer estas escenitas?- sentí que dio un golpe molesto, en lo que supuse era la mesada del baño, sus arranques de ira de la adolescencia no habían cambiado.

  No me pregunten porque pero las palabras de Jetrho me molestaron, quizás era porque antes de ir mi estado ya estaba vulnerable, así que decidí que era mi momento de salir de ahí. No me importaba saber más.

  Salí del baño, sin mirar para ningún lado, hasta que una mano me atrapó. Su mano me envolvió transmitiéndome su calidez, reconfortandome, haciendo que olvide mi mal estar.

-¿Todo está bien Amber?- frente a mi estaba Richard examinándome con el ceño fruncido. Lo cual lo hacia lucir como un chiquillo preocupado, esa imagen me dio ternura... Me hizo pensar en un pequeño de ojos grises luciendo su misma mueca, debió haber sido un pequeño precioso.

Reviviendo sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora