Que mierda, ¿Por que estaba aquí? EN LA JODIDA PUERTA DE MI PENTHOUSE. No lo podía creer. No salen palabras de mi boca, solo me limito a observarlo. Se me seca la boca, no puedo dejar de imaginar lo que se esconde bajo ese despreocupado atuendo, si creía que con el traje de dos partes de hoy se veía bien no tenia ni idea de lo que pensaba... para ahí mente pervertida.
Los años habían logrado que el chico que había conocido se volviera solamente mucho mejor. Su nariz grande pero que lo hacia mas hombre, rubio, espaldas anchas y esos hermosos ojos azules que en un momento me habían trasmitido la paz del mar. Y ahora en su rostro llevaba incipiente barba, cosa que antes odiaba. Dios y sus labios, daban ganas de morderlos, como había disfrutado mordiendo esos carnosos labios. Amber, PARA YA me dije a mi misma.
Iba enfundado en unos jeans con una remera básica blanca y una campera de cuero. Siempre pensé que no había mejor combinación de ropa en un hombre y con el solo la comprobaba. Parecía el bad boy de los libros, apoyado contra la pared, esperando con su pelo desordenado. Y yo como una estúpida que solo se dedicaba a observarlo. Aunque el también me estaba dando un repaso...
Reaccione, logrando recomponerme y ocultar todo lo que había pasado por mi mente. Esto tenia que parar no iba a dejar que ningún viejo miedo ni sentimiento saliera a la luz nuevamente. Simplemente no seria capaz de volver a arreglarme otra vez.
-Ingeniero Castelli, ¿se puede saber que hace a estos horarios por acá fuera de trabajo?¿No sabe usted que a algunos nos gusta mantener ciertos limites entre el trabajo y la vida privada?- gruñí. Ahora estaba enojada, ¿quien se creía?
-Amber para ya de tutearme, sabes que fuimos compañeros de escuela, háblame de tu como antes.- me dijo sacando una sonrisa como si lo que decía fuera de lo mas natural.
COMPAÑEROS DE ESCUELA, maldito idiota. Sabia perfectamente que habíamos sido mas que eso. Nos quisimos mucho... Alto ahí, no hables en plural aunque sinceramente había llegado a pensar que el estaba realmente enamorado de mi... Pero ahora sabia que era imposible, siempre me había sentido como el trofeo de un concurso de meadas y ni si quiera lo había conocido bien como el a mi. Llegue a pensar que si, hasta que sus actitudes empezaron a no dejar de sorprenderme como romperme. Habían pasado 11 años, mierda, me había costado tanto superar todo aquello, me fragmentaron aunque mas de uno se hubiera encargado de echarme toda la mierda encima a mi. Por eso mismo, eso quedaría en el pasado con todo sentimiento que había tenido por Jetrho, no importaba lo fuerte que había sido.
Esto quedaría en lo que el decía, somos dos ex compañeros de escuela, que nunca se conocieron realmente. Ya que yo había cambiado mucho y Jetrho... Nunca sabría cual era su verdadera cara. Era cruel decirlo así pero esa era la única verdad de la que estaba segura ahora.
-Discúlpeme Señor Castelli, pero nuestra relación es de trabajo y es así como interactuo con mi personal, ya que por si se le olvida usted ahora no es nada mas que mi empleado.- bien, había sonado duro eso, pero debía dejarlo claro. Era mentira, yo siempre llevaba mas bien una relación relajada con el personal. Pero con el no podía y antes de que pudiera añadir algo dije:
- Tampoco permito recibir este tipo de así que por favor dígame a que vino que estoy esperando visitas.- mientras me cruzaba de brazos haciendo que mis pechos se juntara y el desviara la vista hacia allí.
Si bien no tenia los frentes mas grandes del mundo estaba contenta con ellos, pero lo que mas me gustaban de mi eran mis piernas con un buen proporcionado culo. Ademas era alta, rubia y de ojos claros. Estaba perfectamente conmigo misma, no siempre había sido así pero con el tiempo logre mejorar mi confianza.
-Como quiera Señorita Agatello, solo quería hacer que el trabajo juntos fuera agradable- Bufa.-Pero como quiera, vine a traerle la carpeta con lo que me pidió.- Dicho eso se tomo el descaro de pasar y dejar la carpeta sobre mi mesita ratona que estaba en frente al sillón en forma de U.
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Reviviendo sentimientos
RomancePRÓLOGO: ¿Pensaste que ya no sentías nada? ¿Pensaste que ya habías superado todo? ¿Pensaste que nunca volverías a revivir esos sentimientos que te hicieron sufrir? El destino se encargará de que eso no se de por hecho, volviéndote la vida tranquila...