Capítulo 9

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     Logre alejar de mi mente a Richard. Ahora, entre risas volvíamos a casa con mi hermana, después de una relajante tarde de spa y shopping como habíamos planeado. Mire por el retrovisor de mi auto, rebalsado de bolsas, todavía no terminaba de entender como habíamos entrado en auto con todo lo que Rose se había comprado y sin contar también todo lo que compre.

   Maniobre para entrar el auto en el estacionamiento mi edificio cuando mi celular empezó a sonar, mi corazón empezó a latir ante la expectación de que fuera Richie. Relájate Amber, me repito pero me era imposible siendo consciente de que no había sabido de él en todo el día, y necesitaba que fuera el porque no quería ser la que diera el primer paso.

   De un momento al otro me encontraba trepada en el asiento de mi auto, revolviendo todo como una desquiciada para encontrar el maldito cacharro entre todas las bolsas que inundaban mi auto, sonaba pero me era imposible dar con el... ¡Mierda!, ¿dónde habré dejado ese aparato? Nunca me despegaba de él y justo ahora lo tenía que perder, cuando podía ser Richie el que estuviera llamando. Podía sentir la mirada de mi hermana observándome extrañada, poco me importo...

-¡Wow tranquila! Acá lo tengo, pero por favor baja de ahí o medio estacionamiento vera tus panttys- pidió Rose, aun desconcertada, tendiéndome el celular con claro humor al verme trepada al asiento. Sin dudarlo se lo arrebate de las manos, en seguida. No le hice caso a la vergüenza que me recorrió, tendría tiempo para preocuparme mas tarde por eso... A pesar de que tenía razón, no había tenido en cuenta que andaba con una mini y todos podrían ver mis posaderas. 

  Atendí la llamada como pude, la manipulación de mi celular me había puesto un desafió, parecía no tener control de mis manos que se sentían todas resbaladizas por los nervios que me dominaban.

-Hola- impaciente, deseando escuchar su voz ronca del otro lado.

-Muñecaaa, ¿cómo anda mi perra favorita? ¿Extrañándome?- escuche otra voz por el auricular y la decepción me venció, haciendo que me deslizara hacia abajo por el asiento suspirando.

-Lucca, ¿como andas linda?- murmure sin poder disimular mi falta de alegría, con mi vista perdida. Intentando comprender que se estaba apoderando de mi, ¿que era esa loca necesidad? Una loca necesidad por una persona que a penas si conocía...

   Al otro lado de la linea se encontraba hablando mi mejor amigo gay, tenia meses sin verlo, en otro momento hubiera saltado por recibir una llamada de el. Lo extrañaba mucho, aunque otro sentimiento opaco al primero.  Al ver que no era él al teléfono, sabia que no me dejaría aprovechar la llamada de mi amigo como quería.

- Ese no era el tono que esperaba después de meses sin hablar, pero mañana tendré tiempo para interrogarte ¡Te perdiste una manada de chicos que estaban para comérselos!, debemos volver juntas a Ibiza- gritó, sacándome de mi divague, haciéndome reír. Logrando que recobrara un poco el humor perdido un rato antes.

-Debo suponer que tu los disfrutaste por mi o ¿no?- antes que pudiera volver a soltar algo, atropellada volví a cuestionarlo- Dime ¿a qué hora llegas? Que felicidad... ¡Tu no sabes lo que ha sido mi vida aquí! Un desastre cariño- suspire fuerte, pegando mi cabeza al asiento mientras perdía mi vista en el techo.

-Se que no puedes vivir sin mi pero no me lo recuerdes, me haces sentir mal por abandonarte. Pero no te preocupes, estaré en tu piso antes de lo que pienses, ahora debo irme ¡Besitos linda!- me aturdió cortando sin dejarme ni responder. Termino mas rápido de lo que pensaba, de lo que necesitaba hablar con mi amigo... Me hacia tanto en falta Lucca, era divertido volverlo a tener rondando con sus locuras.

   Mire mi celular por una ultima vez, con esperanza, para después finalmente bajar. Sentía una angustia en el pecho que no me dejaba, la hice a un lado. Me ocupe de quitar todas las bolsas del auto, depositandolas en uno de los carritos de carga pesada que allí se encontraban. Rose, quien me había dado espacio para atender la llamada, rápidamente me alcanzó para ayudar.

Reviviendo sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora