Segundas Oportunidades (Destiel)

Capítulo Cuatro.

Castiel.

Estaba en el vehículo de Dean, al cual según él era su "bebé", un hermoso Impala del 67 negro. El solo hecho de estar con Dean a solas me ponía los nervios por las nubes. El iba con la vista en la carretera, ninguno de los dos decía nada, era un silencio algo incomodo.

—No tienes que hacer esto—dije rompiendo el silencio.

—A todo el mundo le viene bien una cerveza y creeme—me miró— yo necesito una con urgencia en estos momentos.

Segundos después llegamos a un pequeño bar llamado "Joe's"; no era diferente a cualquier otro, contaba con una barra , juegos de billar, mesas individuales. El olor a alcohol y comida rápida inundó mi nariz. Nos ubicamos en dos asientos en la barra.

—Dos cervezas por favor—ordenó Dean.

Recorrí con la vista el lugar y una muchacha de pelo rubio miraba descaradamente a Dean con deseo. Cuando los vasos estuvieron enfrente nuestro, di una trago largo al mio.

—¿Te sientes mejor?—pregunto Dean.

—Un poco—admití, aun así estaba nervioso—¿Vienes aquí con frecuencia?

—A veces—confesó— solo cuando realmente necesito ahogar mis penas en alcohol.— Sus ojos no me miraban. Intente imaginarme a Dean aquí solo y la imagen me dio pena.—Pero eso es el bueno del alcohol—continuó—te hace olvidar por momentos que tu vida es miserable.

—¿Detestas tanto la vida que tienes?

—No—se giró a mirarme— solo odio estar estudiando una carrera que no me gusta, tener una novia a la cual solo le importan las apariencias, amigos que no me conocen, que mi padre me diga todo el tiempo lo que tengo que hacer—terminó su cerveza de una sola vez y pidió otra—Ahora que lo pienso; si detesto mi vida.

De repente sentí una oleada de compasión por aquel chico de ojos verdes, quería animarlo.

—Mi mama dice todo el tiempo que "No importa cuan mal se vean las cosas, siempre hay una salida"—seguramente mi madre estaría feliz al oírme recitar su frase favorita.

—Creeme yo no tengo salida de esto—suspiro— ¿Que hay de tu familia, es complicada como la mía?

Negué con la cabeza—Mi papá se marchó cuando yo era pequeño. Por lo que nos dejó a mamá, mi hermano Gabriel y a mi solos. Después de eso, nos mantuvimos muy unidos.

—Suena como a una agradable familia.

—Lo es.

El recuerdo de ellos me hizo extrañarlos mucho, incluso a Gabriel. Nunca había pasado tanto tiempo lejos de mi casa.

—Parece que una chica de allí—dijo Dean señalando con el mentón, hacia las mesas traseras—te está mirando salvajemente.

Voltee a mirar a la chica, la cual me guiña un ojo. No iba a negarlo era atractiva, cabello negro, lindas curvas. Aun así había un problema, a mi no me gustaban las mujeres.

—¿Que estas esperando? Ve por ella tigre—la risa de Dean lleno el lugar.

—No es mi tipo—respondí mirando mi vaso.

—¿Estas ciego verdad?—su tono era incredulidad— esa chica es muy ardiente.

Me removí incómodo, toda mi familia y gente que me conoce, sabe cual es mi orientación sexual; tampoco nunca me gusto esconderme con respecto a ello y no iba a hacerlo con Dean.

—Es que...—contuve mi respiración— digamos que no bateo para el equipo de las chicas.

Dean no dijo nada por unos segundos que parecían eternos.Yo ya estaba entrando en pánico.