Capítulo Once.

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Castiel

Aparte a Dean con un empujón. El me miro con confusión.

—¿Qué ocurre?—dice—¿Ya no quieres besarme?

Pude oler alcohol en su aliento. El aun se encontraba cerca mio y mirando mis labios.

—Estas borracho Dean—espete, alejándome unos cuantos pasos de él.

Dean río—Estoy más sobrio de lo que he estado alguna vez en mi vida.

Solté un resoplo de frustración—No me puedes hacer esto Dean—digo sin mirarlo—no puedes volver así como si nada a mi vida y esperar que este bien con ello.

—Creí que tal vez podríamos ser amigos—contestó y sus palabras sonaron arrastradas.

—¿Amigos?—remarque sarcásticamente—¿Acaso no lo entiendes?—lo mire—nunca podré mirarte y no sentir nada—me percate de mi confesión, y me quise retractar al instante, pero ya era tarde.

Dean esbozo una pequeña sonrisa —Cas...—murmuró acercándose a mí otra vez.

Agache la cabeza para no ver aquellos ojos verdes.

—No puedo Dean—masculle—no puedo simplemente fingir que nada ocurrió.

Espere unos segundos a su respuesta, pero solo había silencio. Eso era todo me dije a mi mismo. Me gire para irme, pasaría tal vez otros diez años en tratar de olvidar a Dean, pero era lo mejor.

—Te mentí —gritó—¿recuerdas cuando me dijiste que estabas enamorado de mi?

Me detuve en seco con la llave del auto en mis manos, aún le daba la espalda a Dean. Mi estómago se retorció de solo recordarlo.

—Si—musite—lo recuerdo.

Levanté la vista, él se encontraba a unos centímetros de mi.

—La verdad es que estaba completamente enamorado de ti en aquel entonces —confesó— pero nunca me anime a aceptarlo.

Algo en mi se rompió al oír aquello. Apreté mis dientes, tenía la urgencia de maldecir y romper cosas.

—Joder Dean ¡Maldita sea!—me abalancé hacia él, me detuve cuando mis manos presionaron contra sus pecho. Respire bruscamente y perdí mi impulso; aun así Dean se tambaleó hacia atrás, chocando contra mi auto —¿Porque me dices esto ahora? ¿Porque rompiste mi corazón?

—Tú también lo hiciste—replicó tomando aire.

—No es justo, para ti siempre fue fácil.

Dean negó con la cabeza—¿Me creerías si te dijera que alejarte de mi lado, fue lo más difícil que he hecho?

Lo mire, quería creerle, mucho. Pero no era suficiente.

—No—conteste fríamente.

—Lo siento Cas—dice—lamento todo el dolor que te cause.

Esta vez evite mirarlo, él estaba alcoholizado, no está diciendo la verdad. Suspire. ¿Porque me era tan complicado odiarlo?

La vocecita de mi conciencia decía que no debía dejar conducir a Dean en aquel estado. Volví a suspirar y abrí la puerta trasera de mi auto.

—Entra—ordene—no hay forma de que conduzcas así esta noche.

—Se cuidarme solo—objeto.

—Dean—dije mirándolo severamente— entra al maldito auto.

El me obedeció sin ninguna otra queja, El viaje de vuelta fue silencioso y era justo lo que necesitaba para aclarar mis pensamientos.

Segundas Oportunidades (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora