Capítulo Nueve.

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Diez años después...

Castiel.

¡Papá!—gritó Claire.

Deje mis cosas y acudí a su llamado. Cuando llegué al living Claire miraba sus zapatos con el ceño fruncido.

—¿Qué sucede cariño?—pregunté.

—No puedo, no sé hacerlo—dijo. Supuse que se refería a sus agujetas.

Sonreí, Claire era una niña tan adorable a sus cinco años de edad. Me arrodille para quedar a su altura y amarrar sus zapatos.

—Listo—me puse de pie.

—No quiero irme de aquí—sus pequeños ojos celestes me miraban fijo.

—Solo serán unos días.

Ella hizo un mohín—¿Tía Ellen puede venir con nosotros?

—Tía Ellen está ocupada con su trabajo—respondo gentilmente.

Claire aún tenía el ceño fruncido, sabía que este viaje no era fácil.

—Ve a terminar de empacar tus cosas—ordene.

Ella me miró con recelo pero me obedeció.

Solté un resoplo. A mi tampoco me fascina dejar la comodidad de mi casa en Chicago solo para ir a New York unos cuantos días. Este viaje a la gran ciudad era solo por temas de documentación de Claire. Todavía no nos habíamos ido y ya estaba estresado.

—¿Tienen todo listo?—dijo una voz femenina.

Ellen me observaba desde el umbral de la habitación. El solo verla me hacia acordar tanto a mi madre. Ellen era la hermana mayor de mi mamá, quien años atrás fue diagnosticada con cáncer de pulmón. Su muerte me devastó por completo. Ellen también estuvo muy afectada y me propuso mudarme con ella a Chicago, lo cual hice luego del nacimiento de Claire.

Asentí con la cabeza—¿Crees que estoy haciendo lo correcto?—digo mientras termino de cerrar mi valija.

—Completamente convencida de que es lo adecuado—contestó.

Mordí mi labio inferior—¿Ella no va a odiarme por esto?

Ellen se acercó a mí y posó una de sus manos en mi hombro—Jamás—afirmó y luego sonrió—eres un gran padre; y Claire nunca va a odiarte por la decisión que has tomado.

—Espero que tengas razón—la miré de soslayo.

Ellen volvió a sonreír—Vamos, dejemos la charla depresiva para otro día—me tomo del brazo—van a llegar tarde al aeropuerto.

Al volver al living Claire estaba sentada arriba de su equipaje con los brazos cruzados.

—Creo que alguien ya está lista para irse—sonreí ante la expresión de enojo de Claire.

—Llevaré sus cosas al auto—dijo Ellen y salió por la puerta dejando entrar una ventisca, recordándome lo fría que era la ciudad de Chicago.

—No quiero ir—repitió Claire.

Tome su abrigo y luego la ayude a ponérselo—Vas a amar N.Y.

—No lo haré—replicó colocándose gorro y guantes.

—Si lo harás—repuse con una sonrisa.

Ellen entró de nuevo, abrazo a Claire fuertemente—Hazme un favor pequeña—habló con voz dulce—no vuelvas loco a tu padre.

Segundas Oportunidades (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora