Tres mujeres en una semana y una es lastimada

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Ante la inminente partida de Karla, salí del aeropuerto para dirigirme a la Universidad, a buscar a Ana, le marco a su teléfono pero me manda a buzón, me pregunto ¿Estará enojada conmigo? No lo creo, ayer cuando nos despedimos se escuchaba tranquila, pero tal vez y solo sea mi idea, pues a que mujer le gustaría ser dejada en la puerta de tu casa para platicar con tu ex, o peor aún ser dejada para tener sexo con tu ex. Tenia que contarle a Ana todo lo sucedido, para ver si ante mi honestidad puede existir aun la posibilidad de tener algo serio con ella. Pero a pesar de mi esfuerzo y de casi recorrer toda la universidad no logre encontrar a Ana, "soy un idiota" pensé en esos momentos, deje algo que pudo haberme brindado alegrías y grandes momentos por una noche de pasión con mi ex, pero honestamente si aun amo a Karla no entiendo por que me siento así en estos momentos.
En fin voy a mi ultima clase que es bastante de mi agrado, que es decoración de interiores, en eso entra la profesora que es la encargada de las ceremonias de clausura y empieza a hablar con el maestro cuando de repente él dice mi nombre y me indica que acompañe a la profesora a su oficina. Cuando llegamos me sorprendió ver como estaba tan bien organizada aquella oficina, lo cual no se parecía a ninguna de los otros maestros, los otros son sucios y descuidados, dejan papeles por doquier. Recuerdo una vez que me iba a mandar el Profesor Rivas un citatorio para que viniera mi papá por mis malos comportamientos en el primer año, pero tanto era el desorden que tenia en su oficina que prefiero sólo llamarme la atención y culminar con un "espero y no se vuelva a repetir joven".
-Toma asiento Diego- Me indicó la Profesora Alejandra, que viéndola de reojo no estaba tan mal, sus ojos azules y piel blanca llamaban mucho mi atención, sin mencionar su gran y torneado cuerpo que era de envidiar a mi gusto, pues a sus 38 años estaba en buena forma.
-Para que soy bueno profesora
-Llámame Alejandra por favor
-Esta bien
-Diego sabes que en dos meses tu y mas de 100 estudiantes se gradúan en el área de Arquitectura ¿Cierto?
-Si por fin no mas maestros- contesté sarcásticamente, ella solo sonrió y continuó.
-Pues me da mucho gusto informarte que has sido seleccionado para dar el discurso de despedida para tu generación.
-¿Es un chiste cierto?
-No Diego no es un chiste lo consultamos toda la mesa de maestros y creemos que tu eres el mas capaz para dar este discurso tan importante- Me quede sin palabras, nunca había dado ningún discurso, no se si seria capaz de lograrlo.
-Se que debería estar emocionado pero no se si sea en mas indicado para esto Alejandra.
-No tienes que preocuparte yo personalmente te apoyaré, analizaré y corregiré si es necesario tu discurso, entonces ¿Aceptas?
-B...Bueno, si acepto.
Esa misma tarde empecé a trabajar en mi discurso, hice bolita mas de mil hojas de cuaderno pero por mas que intentaba nada se me venia a la mente. Me dirigí a mi laptop, prendí el estéreo y puse a Blind Pilot, saque un cigarrillo, lo enciendo y me dirijo al balcón, pasa una canción y en eso empieza a sonar nuestra canción "3 Rounds And A Sound". Agacho la cabeza y recuerdo a Karla, ¡Eso es! Me dirijo a mi escritorio y empiezo a escribir el discurso, las palabras salían tan fácilmente que me emocionaba como un niño. A pesar de no estar aquí conmigo, Karla seguía siendo mi inspiración.
Termine lo que me pareció un buen discurso y me fui a dormir.
A la mañana siguiente en un tiempo que tuve libre, fui a la oficina de Alejandra para mostrarle orgulloso mi discurso de despedida.
-Pasa, por favor toma asiento- Me recibió gentilmente Alejandra.
-Mira aquí te traigo un boceto de mi discurso espero y te guste-Se lo entregue y espere a que terminara de leerlo para saber su opinión.
-Es bueno Diego, pero le faltan algunos detalles mínimos que pueden hacer de este discurso el mejor de todos, ¿Te parece si en la tarde vas a mi casa y lo checamos de nuevo?
-¿En su casa?-Dije un poco sorprendido, según las reglas de la escuela estaba prohibido visitar a maestros o estudiantes en sus hogares, eso significaba expulsión inmediatamente de la universidad.
-Si no te preocupes, solo es para que nadie nos interrumpa y le pongamos el enfoque que se necesita- Ella tomo un papel y una pluma y me apunto la calle donde se encontraba su residencia junto con su número de teléfono.
-Te veo a las 8 Diego
-Esta bien Profesora
-¿Diego en que quedamos?
-Ah perdón lo olvide, Alejandra.

Estaba nervioso por ir a casa de la profesora Alejandra pero quería hacer bien las cosas con el discurso así que a fin de cuentas tome una ducha, me vestí casual y me dirigí a su casa.
Su casa era hermosa, parecía que se había sacado la lotería pues era de dos pisos y tenia un jardín tan grande y bien cuidado que hacia ver aun mas genial aquel camaro negro que conducía la profesora. Y aparte habia mandado a hacer una reja con terminados finos, muy lujoso para mi gusto. Toque el timbre y parecía que ya me estaba esperando pues sin preguntar se escucho su voz diciendo que pasara mientras la reja se abría automáticamente.
Estaba a punto de llegar a la puerta cuando ella abrió y me deslumbró con su atuendo que portaba esa noche. Un vestido largo rojo que le quedaba justo, haciendo que sus atributos como mujer quedaran a simple vista, y si eso no fuera poco tenia un corte de la cintura que recorría hasta su pie derecho dejando así al aire libre su bien torneada pierna.
-No te quedes ahí parado, pasa Diego.
-Es solo que se ve increíble pro... Alejandra
-Hay que lindo, pasa.
-Bueno aquí que le parece si le leo de nuevo el discurso y usted hace notas de lo que debería agregarse o quitarse.
-Primero vamos a tomar una copa Diego- Dijo eso sirviendo un whisky para ambos, en ese momento supe que no estaba ahí para hablar sobre el discurso, estaba ahí por que ella quería acostarse conmigo. Y pues para que negar que sentía una gran atracción hacia Alejandra, así que acepte el trago y justo cuando ella me lo entrego, lo deje en la mesa, la tome de la mano, la jale hacia mi y la bese, y con mis manos agarre su trasero haciéndola dar un brinquito.
-Sabia que no me equivocaba al darte esta responsabilidad.
-Esta si la acepto con gusto- Decía mientras mis manos recorrían todo su cuerpo, mi excitación era tanta que no aguante mas y le quite aquel vestido que traía puesto.
-¡Wooow! ¡Que cuerpazo!
-Calla y sigue- Y así sin mas preámbulos la hice mía toda la noche hasta que quedamos exhaustos, ella me propuso quedarme a dormir yo solo la abrace y para así quedarnos dormidos.

A la mañana siguiente sonó mi alarma, agarro mi celular y la apago, pero sorpresa tenia dos llamadas perdidas de Ana y un mensaje que decía: "tenemos que hablar"
¡Diablos!

"She"Where stories live. Discover now