Porque sentirse aislado, sin vida, hace que cada uno se convierta en un falso ser humano: en alguien que no representa lo que somos.
Es muy común, que todos tengamos un secreto. Somos dueños de algo que es enteramente nuestro y nadie puede saber qué es. He ahí la dulzura de un secreto. El misterio y el desconocer de los demás... Ser prohibido.
Aunque debemos tomar en cuenta la honestidad en cierto aspecto: puede que el secreto esté destruyendo nuestro interior, entonces, ahí tenemos problemas; mas no todo es tan grisáceo como se ha planteado, a veces, el secreto es satisfactorio: un romance imposible, una mirada, dudas de sexualidad, revelaciones familiares, defraudación de un amigo, y más.
Ahora, teniendo todo ello en cuenta, es vital saber que cada uno de nosotros conforma un universo en la Tierra. Somos millones de estrellas que centellamos con gran furor; todas "igualmente diferentes".
En fin, ¿por qué creemos insignificantes? De no ser por la existencia de la primera "estrella", la vida no hubiese existido como la conocemos.
¡Somos importantes! Y, tristemente, eso es algo que olvidamos; por infortunio, en nuestras manos no yace una guía que nos diga cómo vivir, sin embargo, a la vez eso es una cosa hermosa, pues no hace ser libres.
A veces una sonrisa es capaz de cambiar nuestro día. A veces, tenemos que hablar, o, mejor dicho, tenemos que dejar que nuestro corazón hable.
Solo apartemos nuestra forma de ver al mundo, y pensemos en quiénes seríamos si nuestros sueños y anhelos estuvieran cumplidos, por más imposibles que fuesen.
Puede ser duro para muchos, pero no imposible. Así que: ¿por qué no ser felices?
¿Y si nos aventuramos hacia la locura? Pues, al menos, me encantaría saber el popular "¿qué pudo haber pasado si...?" La vida es una gran laberinto. Nunca sabremos qué viene a continuación. Da miedo atreverse, lo sé, aunque tal vez pueda que valga tanto la pena que sorprendamos a nosotros mismos.
En conclusión, todo eso, nuestro secreto, nuestras desiciones, nuestra locura nos hace especiales en mares de personas. Sería perfecto si llegáramos a brillar tanto como la colosal VY Canis Majoris: la estrella más grande del universo.
Para brillar también tenemos que movilizarnos y marcar la diferencia, pero, paso a paso lo podremos ir logrando.
Einstein decía que si buscábamos resultados distintos, no podemos hacer siempre lo mismo. ¡Hora de un cambio!