Inseguridades de un gato enamorado

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- Ya llegue... ¿Tae, amor?

A lo lejos escucho su voz, me coloque de forma correcta los pantalones de dormir y salí hasta quedar apoyado en el lumbral de la puerta. De inmediato Minho se acercó y lo deje con los labios estirados, sin llegar a besarlo porque no podía creer que después de pasarme preocupado el día entero venga como si nada.

- ¿Este bien? ¿Acaso te has peleado con JinKi?

Quería pegarle, porque odiaba cuando ponía ese tono dulzón y de preocupación hacia mí, y justo en el momento en el que yo me quería enojar muchísimo con él. Minho era mi debilidad y sin ser consciente de eso, sabía cómo manipular mis estaos de ánimo a su favor.

- No, no pasa nada. Deberías tomar una ducha, te calentaré la cena.

- Deberíamos tomar una ducha.

Debía negarme y castigarlo. Minho se me quedo viendo y yo suspiré girando mi rostro y cruzando mis brazos sobre mi pecho.

- Yo, ya me bañe. Lo siento Minho.

- Pues te volverás a bañar. ¿Por qué estas molesto?

- Porque estoy loco.

No pude reclamar porque ya me tenía entre sus brazos, abrazando mi cintura con fuerza, hundiendo su rostro en mi cuello y sus manos acariciando un poco de piel de mi cintura.

- Me siento tan amado. Gracias por amarme tanto Tae, gracias.

- ¿Por qué?

Lo empuje suavemente por los hombros porque necesitaba ver su rostro y entender que estaba pasando en ese momento por su cabeza. Minho de forma sincera me estaba sonriendo y continuaba agradeciéndome todo el amor incondicional que le brindaba e incluso, me estaba agradeciendo por la confianza que habíamos creado como pareja. Y me dolió porque yo ya no confiaba tanto en él y tampoco estaba ayudando hacerlo cuando se desaparecía un día entero.

- Realmente me amas mucho, ¿verdad Taemin?

Me interrumpió la respuesta con un beso posesivo y demandante, que me hizo separar los labios de inmediato, entregándome de esta forma a él, a sus caricias y al amor que me brindaba en ese momento.

- Mhm... Min

Mi cuerpo se estaba derritiendo entre sus brazos, su lengua de forma hábil acariciaba mis labios y el interior de mi boca, volviendo este beso totalmente erótico y ayudándome a que mi pene empezara a punzarme bajo mi pijama.

Soltó mis labios y con una perfecta sonrisa acaricio mis mejillas y se acercó para hablar sobre mis labios, acariciándolos con los suyos.

- Y con respecto a tu oferta. ¿Qué pensarías si te digo que quiero cenarte a ti?

Yo me quede en silencio, sorprendido y sonrojado. Necesitaba besar esos labios carnosos y sentir sus manos recorriendo mi cuerpo. Ya no estaba enojado, ahora estaba excitado y quería que Minho me haga suyo por el resto de la noche.

- Sabes Tae, ese era mi plan desde que cruce la puerta. Necesito hacerte el amor o me volveré loco.

- Min, espera...

- No, no quiero.

Sus manos habían subido mi camiseta, dejando todo mi torso semi-descubierto y, sin perder más tiempo, me abrió el pantalón para tocar lo que siempre me decía, le pertenecía. Me recorría el cuerpo a la perfección e incluso sabía cómo y dónde morder o lamer.

Así no me confies en mi... yo te seguire amando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora