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Las gotas de sudor seguían escurriendo por mi espalda, me diste la mano para jugar con nuestros dedos, había que reconocer que eras un poco volátil, aún así mi estómago se contrajo ante el contacto con tu piel

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Las gotas de sudor seguían escurriendo por mi espalda, me diste la mano para jugar con nuestros dedos, había que reconocer que eras un poco volátil, aún así mi estómago se contrajo ante el contacto con tu piel. Las semanas habían pasado desde mi "charla" con Frank, el semestre tenía no más de quince días para terminar, tenía que actuar rápido, necesitaba tomar una decisión.

-Ella... - giré el rostro para escucharte y leer tus expresiones, comenzaste a hablar cuando te presté atención- creo que ella está enamorada de mí.

No necesitabas decirme de quién hablabas, habíamos tenido esta conversación miles de veces, siempre me hacía la desentendida.

-¿Ella?- pregunté sabiendo la respuesta, creía que sentías algo por mí, lo intuía a través de tus acciones, nos habíamos hecho buenos amigos, aunque no pasábamos más allá.

-Sí, necesito saber quién es. -buscaste mis ojos con la mirada, en mi cabeza me incliné hacia ti y te besaba, como si leyeras mi mente tus ojos se dirigieron a mis labios, apartaste la mirada sin ningún motivo aparente.

-¿Acaso te gusta?- tragué saliva al esperar por tu respuesta, era competir contra mi alter-ego.

-Es estúpido, no puedes amar algo que no ves, no puedes hacer un juicio sin ver desde todos los posibles ángulos.

Asentí. No estaba viendo desde todos los ángulos, tal vez lo había estado evitando.

-¿Podrías ayudarme a encontrarla? Siempre me deja una nota, no sé cómo las encuentro, simplemente están a mi  espera.

Quería decirte, ya había un ambiente de confianza entre nosotros, tu reacción era la que me asustaba, ¿Qué pensarías de mí?

-¿Qué quieres que haga?- tus ojos brillaron al escucharme, no me lo habías preguntado directamente, pero insinuabas constantemente por mi ayuda.

-Necesitamos  una trampa, tenderle una red en la que caiga.

Hablamos sin parar de tus posibilidades con "tu admiradora", para la tarde teníamos un plan perfecto, con el único defecto de que no funcionaría, pues la persona que buscabas siempre se encontró a tu lado. No te desanimé y fui yo quien te puso la trampa, te dije que Carly actuaba raro cuando pasó a tu lado y lo creíste, detuviste a mi amiga y la interrogaste, ella te hizo un ademán con la mano para restarle importancia al momento incómodo, te pude escuchar desde donde estaba.

"¿Eres tú?" Preguntaste.

Llegaste a mi lado con la derrota marcada en el rostro.

-¿Por qué no eres tú la que se enamoró de mí? Sería más fácil.

Mi boca se secó al escucharte, pensé que me habías descubierto, y si...

Rechacé la idea, era una locura, tú estabas enamorado de mi alter-ego, aunque no lo admitieras.

Notas Al Aire© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora