El año había terminado y otro había comenzado, nuevas emociones y experiencias nos aguardaban, preparados para recibir con alegría y pasión los retos que la vida nos pusiera enfrente.
Llegué a la universidad con un nuevo semblante, había pasado mucho tiempo con Frank, él resultó ser de los tipos que odias al principio pero que terminan siendo personas entrañables, conocía su historia, sabía su pasado porque él así lo había querido, me enseñó a escribir con fluidez y me dio unos cuantos consejos de redacción. Ese semestre entraría a la universidad, obviamente a su respectivo semestre.
Entré al aula y te vi. Corrí para abrazarte, tú ya tenías los brazos extendidos para recibirme, me diste un beso en la mejilla y me pusiste al corriente de tus asuntos, yo también te conté sobre los míos, omitiendo la parte en la que pasaba tiempo con Frank, sabía que no te agradaba y yo no era nadie para hacerte cambiar de opinión.
Por lo visto tu relación con Tracy había progresado, habían salido a cenar un par de veces y hasta conocía a tu madre; la desilusión invadió mi corazón, tú eras feliz con ella.
-Tienes que tratar de conocerla, es maravillosa, sus gustos son tan parecidos a los míos, realmente tenemos mucho en común.
Asentí con desinterés, no me sentía desilusionada, simplemente quería ahorrarme un poco de sufrimiento.
Más tarde salimos, me dejaste a los pocos minutos para ir a no sé qué lugar con ella. Deambulando por los pasillos de los edificios me encontré con Frank, él parecía cansado y triste, las ojeras se le marcaban mucho más que de costumbre.
-¿Estás bien?
No siquiera se había percatado de mi presencia, volteó sorprendido y me sonrió sin ganas.
-Yo...- pasó las manos por su cabello y lo acomodó otra vez- Estoy genial, ¿Y tú?
Sonreí de vuelta, él no tenía que saber lo que pasaba entre nosotros.
-Excelente, el mejor día hasta ahora.
Sin nada más que decir nos despedimos y volví al aula, ambos nos habíamos mentido, no dijimos nada porque nos conocíamos y sabíamos que no hubiese servido.
Mis ojos se posaron en un papel doblado con elegancia, estaba sobre tu banca.
Cautelosa ante la mirada de los extraños tomé la nota, lentamente la fui abriendo. Yo no había escrito nada, de hecho pensaba dejar de hacerlo; no por mí, sino por ti.
Leí con cuidado lo que estaba escrito. Conocía esa letra, era la misma letra que veía cada vez que me pedías ayuda con alguna tarea. Era tuya.
"Puedes correr, pero no esconderte".
Fruncí el ceño. No tenía sentido, yo no estaba corriendo, y mucho menos tratando de esconderme.
Miré hacia afuera y te vi.
Mi corazón se congeló, la nota estaba en mis manos. La prueba de mi crimen era irrefutable, me habías descubierto. Lo sabías.
Mis posibilidades de inventar una excusa razonable eran cero. Acepté mi destino cuando caminaste hacia mí.
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Notas Al Aire©
Short StoryElla jamás imaginó escribir algo para que los demás lo leyeran, sin embargo, se enamoró de él. El amor nos hace hacer locuras, pero, ¿Qué acaso no todos estamos locos? Y así comenzó todo, con una nota al aire. *** Drake recibe notas anónimas casi to...