9. La fiesta.

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Aparcó el auto con cuidado en el estacionamiento de la casa.
Apagó el coche y espero un momento.
Sabia que había llegado la hora. No podía hacerlos esperar mas, pronto las fastidiosas llamadas comenzarían a entrar en su teléfono.
Respiró hondo y salió de la camioneta.

Caminaba con pequeños pasos torpes. Sentía su cuerpo un poco duro e inmóvil, tal vez porque ya sabia lo que sucedería, ni su cuerpo quería acercarse más.

Llegó ante la puerta de la casa y se quedó parado ahí por unos minutos. Volvió a respirar hondo y tocó el timbre.

-Esta abierto- escuchó la voz de Christian salir por algún lado.

Decidió abrir la puerta. Era el momento. Quería terminar con ello de alguna vez por todas.

Entró y no había nadie.
Estaba un poco confuso ante la ausencia de todos.

-¿Christian?- preguntó Ezequiel.

-En el comedor.

Se dirigió al comedor y fue cuando los vio ahí: Estaban todos juntos, sentados al rededor de la mesa con un gran banquete de comida con ganas de devorarlo todo en tan solo unos minutos.
Ezequiel no podía creer lo que estaba viendo.

-Toma asiento- Christian le hizo un gesto con la cabeza- estábamos esperándote.

Ezequiel, aun incrédulo al darse cuenta de que lo que esperaba no era nada cerca con lo que vio, se sentó para acompañarlos en la cena.

La comida constaba de una deliciosa pasta a la crema con jugosas ciruelas, pavo asado, pechuga rellena a la chipotle y vino tinto como bebida.

-Ahora si, ya que estamos completos...
Señores, ¡A comer!

***

Las carcajadas de ambos resonaron en el club.
Se la habían pasado casi toda la noche diciéndose idioteces el uno al otro con tal de hacerse reír.

A Elías le parecía simpático Eaton.
No lo había aburrido en todo lo que llevaban juntos durante la noche.
Era muy agradable y divertido. Era genial.

-¿Y como fue que lograron sacar a tu abuelita de ahí?

-Pues digamos- declaró Eaton al terminarse una de las infinitas copas que se había tomado- que las palas son súper multiusos.

Ambos estallaron en carcajadas.

-Jajajajajajajajajajajajaja, la verdad es que no puedo imaginarme la escena.

-Jajajajajajajajaja, nononono, fue uno de los grandes traumas de mi infancia.

-Jajaja

Y por un momento, justo cuando los dos habían dejado de reírse, se quedaron viendo. Ambos estuvieron absortos y perdidos en los ojos del otro.
De repente, Elías sintió el impulso de agárralo con fuerza y llenarlo de besos, pero no quería arruinarlo, esté chico realmente le gustó.

-¿Te gustaría ir a caminar? Siento que aquí está un poco ruidoso.
Ya me he quedado todo ronco por gritarte para que me escucharas.

Elías volvió a reír y aceptó.

***

La comida había estado deliciosa.
Todos quedaron satisfechos ante el buen sazón de Erick y Edgar y estaban recostados en la silla cómodamente esperando ver la vida pasar.
Ezequiel estaba confundido. Esa no era el tipo de fiesta que él esperaba que fuera.
Realmente, conociendo a Christian y a los demás, era de esperarse una fiesta muy alocada en donde ninguno de los presentes portarián una prenda.
No faltó mucho, para que comenzará a sentirse mareado.

La Casa De Los Susurros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora