8. El Club.

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El agua rozaba su cuerpo suavemente.
Ese era uno de sus momentos favoritos: la ducha.
Disfrutaba tanto pasarse las manos por su cuerpo, le relajaba.
Agarró el jabón, lo frotó entré sus manos, y se toco el miembro.
Lo masajeaba cuidadosamente produciendo un severo cosquilleo en sus genitales.

-Hoy entrarás en otro cuerpo, o hasta varios.

Sonrió.
Jugueteaba con su bronceada y, ahora dura, polla.
La jalaba, la golpeaba en la palma de su mano, simulando que es una lengua sedienta de busca de algo liquido.

Sabia que esa noche, probablemente no dormiría y terminaría con un dolor en el culo.

Salió de la ducha con una toalla colgándose por las caderas.
Se acerco a su armario y comenzó a buscar un atuendo apropiado para la ocasión.
Se decidió por unos jeans rotos, converse negros, una chaqueta de mezclilla y los boxer mas apretados que encontró.

Se peinó el cabello rubio y alistó sus cosas:
Celular, billetera, dinero, condones, lubricante...

Estaba listo.

Al bajar las escaleras se encontró con Elías, el nuevo inquilino. Lo esperaba para que se fueran juntos a la fiesta del club.

Esteban al verle, lo primero que hizo fue observarlo de pies a cabeza.
Elías vestía unos pantalones negros ajustados, tenis negros y una camisa a cuadros roja con negro.
Se veía bien, resaltaba su piel... Aquella piel que tocó al tenerlo sobre él.

-Wow, te ves bien Elías, pero siento que te faltó enseñar un poco. ¿Sabes a lo que me refiero?

-Amm, si, solo que no tengo ropa de ese estilo.

-Ya veo, no te preocupes, algún día saldremos de compras,¿ y Ernesto?

-Aun no baja, ya no ha de tardar.

Esteban volteó los ojos y gritó:

-¡Ernesto! Apúrate que ya se nos hace tarde, hay qué escoger buen lugar y sabes perfectamente que rápido se esfuman...

Esteban quedó atónito ante lo que vio. Parecía haber dado un gran cambio de estilo 180°
Ernesto bajó las escaleras completamente cambiado. Se había hechado un poco de gel en el cabello teniendo un peinado de papasito.
Vestia una camisa azul a cuadros negros, unos pantalones negros y unos tenis negros elegantes.  Todo éso, acompañado de un gran sombrero negro.
Se veía genial.
Elías tampoco podía creer lo que estaba viendo.
Estaba impactado, y un poco excitado.

-Bien, ya veo cual es tu objetivo de hoy, espero que logres cazar con éxito- le susurró al oído- ¡Ezequiel!, llevanos al club, por favor.

***

Christian se preparaba para el gran banquete. Edward se veía en el espejo, admirandose y poniendo atención en que su cabello no sé despeinara. Edgar y Erick se besaban apasionadamente en la cocina, con ganas de comenzar, y Ezequiel manejaba, sabia que tenia que volver a cumplir con la tarea obligada, de lo contrario...

***

El auto se aparcó en la entrada del club y los tres chicos descendieron de él.

-Gracias por traernos, le avisas a Christian que no nos espere despierto, tal vez llegaremos un poco tarde.

Ezequiel sonrío y regresó a la casa.

Esteban si dirigió a los otros dos.

-Bien aquí es donde nos separamos, recuerden las reglas de papá, si lo van a hacer deben ser cuidadosos, Christian no debe enterarse. Diviértanse.

Les guiñó el ojo y entró al club.

Ernesto fue tras él y Elías quedó un momento solo. Seguía pensando en Esteban, le dolía que, lo que había pasado entré ellos dos, solo fue especial para uno solo.

La Casa De Los Susurros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora