Capítulo 5

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Otra vez estaba sola, Nico se había ido, pero no me quejo, ya que él tenia cosas que hacer. Candela me dijo que tenia que hacer un pequeño viaje al pueblo de su abuela, ya que estaba enferma, y queria estar con ella. La señora Miriam era una mujer de unos 50 años, estaba realmente en una buena condición física, la abuela de Cande era una mujer fuerte, aliviadamente tan sólo tenia un resfriado, pero Cande como la adoraba quizo ir a cuidar de ella, le pedí que le mandara saludos de mi parte, ya que Miriam era una abuela mas para mi.

Llevo una semana sin ir al colegio, Nico me pide una y otra vez que vaya, pero me excuso que me duele el pie y que no puedo camnar, aunque es una excusa para no cruzarme a esas personas que un dia amé tanto y que ahora tanto me habían dañado. Yo en el fondo sabía que Nico sabia que realmente no quería ir para poder evitarlos, porque el primer dia que me vino a ver después de lo que paso, caminaba, cojeaba un poco pero lo hacia. Él me decia que fuera al colegio, que si hacia falta, me vendría a buscar todos los dias para llevarme, y que entre clases me cargaria hasta dejarme en la aula que me tocase, me dejaria en mi asiento y luego se iria a la suya, pero yo le decia que no hacia falta. Sé que es un poco cobarde, pero és lo único que puedo hacer por el momento.

Ya es sábado, Cande me ha dicho que hasta a próxima semana no llegará, la necesitaba. Estoy en mi casa aburrida, he mirado pelicuas, he comido chocolate, por lo menos 2 kilos he subido desde que estoy en casa pero estoy seguro que hasta más. Hago la maratón de mi serie preferida, y aún así, me aburro. Ya no aguanto mas, sé que tengo que cambiar mi actitud, no se acaba el mundo por que mi ex novio me haya engañado, hay muchas chicas a las que le ha pasado eso. He decidido cambiar. Empezaré por comenzar a arreglar mi aspecto, parezco un zombie realmente. Me dirijo al baño de mi habitación, cojo la báscula, y con los ojos cerrados me subo, rezando por no haber engordado mucho, miro la báscula; 49,5kg, mi alivio se hace presente tán solo he engordado 500 g, supongo que será por el hecho que no he comido durante la semana, me ducho rápidamente, cojo de mi armario unos leggins negros ajustados y una camiseta por el ombligo de color rosa claro, me pongo unos calcetines bancos y me coloco mis Nike Air Huarache negras, cojo mis targetas de crédito. Sé que el cambio no será muy grnado pero poco a poco, es lo mejor, así me daria tiempo a asimilar mi cambio sin ningun tipo de arrepentimiento. 











Estoy segura de que cerca de mi casa he visto una tienda de tatuajes y piercings. La busco y finalmente la divisó. Dudo, pero finalmente me animó, tomo la manilla de la puerta y abró, me atiende una chica llena de tatuajes y piercings, me pregunta que es lo que quiero hacerme y le respondo que un piercing.







-Me parece genial ¿Dónde te lo quieres hacer?.-Me pregunta con una amable sonrisa.

-Bueno en realidad queria hacerme quatro.-Le respondo timidamente.

-Eres una chica fuerte, bien, entonces¿Donde quieres hacertelos?.-Volvió a preguntar amablemente.

-Bueno, queria hacerme tres en la oreja y uno en el ombigo, em sé que mi pregunta es estúpida.-Dije timidamente.-¿Duele mucho?.-Solté porfin.

-Oh jaja, no no duele, simplemente sientes un pequeño pinchazo pero ya esta, y es normal que preguntes, supongo que es tu primera vez ¿no?.-Me dijo caidamente la chca de pelo rosa.

-Si.-Respondí con timidez

-Mira hoy no me tocaba hacer a mi, solo me encargo de la caja, pero siq uieres hago una excepción y te los hago yo.-Me dice con una sonrisa.

-Te lo agradeceria, es que... bueno te he cojido confianza.-Le digo con una sonrisa.

-Bien, entonces te lo hago yo, ven conmigo.-Me dijo.









Pasamos por un pasillo, que estaba lleno de posters de chicas y chicos con tatuajes y piercings, llegamos hasta una pequeña habitación. En ella habia un chico de unos 20 años, muy guapo, tenia el pelo oscuro y con rizos, sus ojos eran verdes avellana, y tenia el brazo con tatuajes. Me miro con una sonrisa, y yo le devolvi la sonrisa.







-Tay.-Hablo la chica de pelo rosa.- Yo me encargó de ella, ¿me podrías cambiar porfa?.-Le preguntó.

-Por mi no hay ningun problema Ash, pero en 5 minutos tienes la cita con aquella chica tiquismiquis para hacerle el tatuaje, y dijo que solo queria que se lo hicieras tu.-Dijo.

-Mierda, lo había olvidado.-Maldijo.-Lo siento, ¿Te importa si te los hace Tay?.-Dijo mirándome.

-No, no me importa.-Le dije con una sonrisa.

-Bien, entonces empecemos.-Dijo sonriendome el chico.-¿Que piercing te quieres hacer?.-Me dice con una sonrisa.

-Bueno, en realidad quiero 4.-Le digo

-Esta bien ¿dónde los quieres?.-Me pregunta.

-Quiero un Tragus en en la oreja derecha y un Hèlix y uno al lado de mi pendiente en la oreja izquierda.-Le respondo.

-¿Y el cuarto?.-Pregunta.

-Lo quiero en el ombigo.-Contesto.

-Okey, empecemos con los de las orejas¿ te parece bien?.-Me pregunta mirandome con sus ojos verdes.

-Si..-Le digo embobada por sus ojos.







Primero me desisnfecto las orejas y procedió ha hacerme las perforaciones habia que admitir que no me dolieron, justamente tuve esa pequeña sensacion que me dijo Ash, la chica del pelo rosa. Ahora me iba a hacer el del ombligo, me hizo elegir un modelo para ponermelo, elegí uno con un destello azul. Estaba nerviosa por este, pero Tay me tranquilizo diciendome que no me iba a doler, y automaticamente con su sonrisa se me fue, tenia una de las mas bonitas sonrisas que habia visto hasta ahora. Sentí un ligero pinchazo, cerré los ojos, hasta que me dijo que ya estaba, miré mi ombligo, y llamaba la atención ese pequeño destello. Me encantaba. Le di las gracias a Tay por el trabajo, y me respondió que fue un placer. Pagé por los piercings y salí de la tienda con la sensación de que mas adelante iba a volver, en un fututo. Coji mi móvil. Cuando escuché que alguien me llamaba. Me di la vuelta y pude ver la chico de pelo oscuro y de ojos verdes hermosos, estaba con una sonrisa, me acerqué a él.





-¿Paso algo?.-Pregunté.



-¿Me puedes dar tu número?.-Me pregunto con una sonrisa.









Nunca doy mi número a personas desconocidas, pero él era diferente, me traia buenas vibraciones. Asentí y le anote mi número. Me dio un beso en la mejilla y se fue. Yo estaba en shock aún. No reaccioné.





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ErroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora