Y así se los encontró. A centrimetros el uno del otro. Lamentó mucho haberles roto el momento. Aunque les dijo que les dejaba solos, Puck se levantó con los brazos en jarra y se acercó a Andrés para quitarle la bolsa con violencia.
-No estabamos haciendo nada.
-Ya claro.
-Esto, oye Nathan, yo nunca como segundo plato.
Andrés alzó una ceja, confundido y observó como su amigo, que al parecer lo había entendido, se escondía bajo el cuello de la chaqueta.
"Esta Puck, puede hacer picadillo tu corazón como un carnicero". Menos mal que lo consideraba un hermano, pensó, sinó pobre de él.
Mientras bajaba a la plaza, la sonrisa de Elís volvió a aparecer en su cabeza. Estaba harto, no sabía lo que sentía por ella, pero no podía dejar de pensarla.
Cuando llegaron a la plaza ofreció pipas a todos, pero los unicos que querían eran Elís y Piraña.
-Yo me voi, hasta mañana.-Nathan se dirigió a la puerta de su casa.
-¿Ya? pero si solo son las doce.
-Mañana tengo que madrugar- dijo cabizbajo.
Todos se despidieron de el, menos Puck que se limitaba a mirar con el ceño fruncido una cascara de pipa al parecer muy interesante.
Andrés la observó, a la chica. Vió como intercamviaba una mirada con Elís, en la que por parte de esta había un "Ya lo hablaremos" y por parte de Puck un "Dejalo estar" claro como el agua.
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Septiembre
RomanceElisabeth, Elís, era una chica normal. Tenía sus amigas, sus amigos y sus chicos. Pero había uno, un chico inalcanzable, incluso de altura, que la volvía loca. Andrés era diferente al resto, porque no vivia en madrid, como los demas. Si no que a él...