Capítulo 1

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                           Keyra.

   Me veo en el espejo y busco en esa chica del reflejo un atisbo de mi. No me encuentro en ella y tampoco en quien creo ser. Permanezco oculta bajo capas de piel y conformismo que me han llevado a convertirme en una completa desconocida incluso ante mis ojos.
 
  La chica del espejo, esa que me mira con los ojos llenos de rabia, se traga sus sentimientos. Esa chica con aspecto de tigre blanco que desentona entre los de su manada por la infinita oscuridad de sus ojos. Va vestida con modelos de grandes diseñadores pero ella sólo quiere deshacerse de ellos por completo. Escapar hacia la libertad de alguna selva donde no haya llegado la mano del hombre.

   Tapo ese reflejo que no quiero ver y tampoco quiero que esos ojos me sigan gritando verdades incómodas que no quiero escuchar.
  
En la radio suena una canción de Miley Cyrus y le presto toda mi atención. Cuenta una historia trágica de amor y traición. Un corazón roto en mil pedazos por un tipo que no la valoró. El amor es una perdida de tiempo y de uno mismo. El amor no existe en realidad. No es mas que una absurda invención del hombre para calmar no sé que necesidad interior. Por un momento me detengo a pensar en esa letra y en ella. Una princesa Disney que se ha transformado en un extraño personaje del oscuro mundo de Tim Burton por un fracaso sentimental. ¿De verdad alguien puede cambiar tanto?  ¿Cuál es la verdadera Miley entonces? Me hago mil preguntas absurdas para intentar olvidar las que me formulaba la chica del espejo. Quizá, en el fondo de mí, desearía tener la oportunidad y el valor, como ella, de no detenerme a pensar en los demás para así poder arrasar con todo lo que me hace desdichada. Demoler mi preciosa casa de muñecas hasta convertirla en un montón de piedras sobre las que levantar un nuevo refugio. Un verdadero hogar. Desnudar mi alma sin miedo a ser juzgada y condenada antes de poder decir una sola palabra en mi defensa.

   Estoy enojada con la vida. Cabreada con algún Dios, si es que existe. Ya no creo en él, no creo en nada. Intento tener una relación cordial con el mundo. Un acuerdo justo en el que ninguna de las partes interfiere demasiado en la del otro. Así es la relación que tengo con los que me rodean. Así es la relación con mi familia.  Familia, por cierto, es una palabra que ha perdido su significado en mi vocabulario. Aquí, en la casa donde vivo, la usamos para denominar al resto de personas con las que compartimos un vínculo sanguíneo, nada más.
 
  Todo se perdió con ella. Todo se fue. Desapareció para siempre. Yo también.
  
  Guardo en mi memoria pequeños retazo de ella, mi madre. Era el pilar de la familia, al menos eso supongo porque desde que no está, nuestro hogar se deshizo. Sólo nos queda una vida llena de comodidades e inmensamente vacía de sentimientos.

   Mi padre ha viajado desde que puedo recordar. Siempre lo hizo por su trabajo pero desde que mi madre murió, sus viajes se hicieron eternos y más frecuentes. A cambio de no tenerlo en casa, Grace y yo, teníamos todo cuanto podíamos desear,excepto un padre y una madre.

   Grace es mi hermana mayor. Durante los años de su adolescencia dedicó parte de su tiempo a representar el papel de madre para mi. Hace algunos años que se marchó de casa para vivir su perfecta vida con su perfecto marido en su perfecto mundo. No la culpo por marcharse, yo también deseo salir de aquí pero hacerlo de otro modo. No quiero escapar de una jaula para encerrarme en otra. Me he preguntado en muchas ocasiones si ella también sentirá, a veces, estás enormes ganas de gritar y desaparecer que yo siento. Jamás he tenido el valor de preguntárselo, a pesar de que cada semana me prometo que lo haré.

   Termino de vestirme y regreso al baño.  Recojo un mechón de mis cabellos azabaches tras la oreja. Me miro en el espejo mientras me pongo un poco de labial antes de salir. Intento no mirar a la chica del reflejo a los ojos.

   Es otro día más en mi perfecta y cuadriculada vida. Uno de esos días en que quisiera correr y correr hasta no sentir las piernas y, después de eso,  seguir corriendo. Pero no lo hago. Sigo aquí. Sobrevivo en una batalla constante conmigo misma en soledad aunque, al salir de las cuatro paredes de mi habitación que son las que delimitan mi campo de batalla, volveré a representar mi actuación de Oscar diaria. La película de mi vida es una serie de fotogramas sin demasiada acción. Producto de la imaginación de algún guionista patético que se distrae creando este absurdo y aburrido guión que teje mi existencia.
 
  Mi nombre es Keyra Abbott y esta era yo hasta hace hace algún tiempo, no demasiado. Mi día comenzó como tantos otros de los que había vivido. Uno más en mi monótona vida aunque sin saberlo, mis cadenas estaban a punto de romperse y liberar mi alma para siempre.
 

Without GravityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora