Capítulo 4

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Keyra.

  Salgo de mi última clase. Doy gracias porque hayan acabado por hoy. Las horas se han hecho eternas esta mañana y tengo que reconocer que desde aquel café todo ha sido un tanto extraño. No sé qué ha ocurrido, ni tampoco porqué continuo sintiéndome así pero quiero que pare.

  Suspiro profundamente mientras cierro mi taquilla de golpe, casi irritada. Annette, mi mejor amiga, me asalta en el pasillo.

  -¡Vamos a comer!

  Me sobresalta su voz, casi chillona, al resonar con fuerza junto a mi oído. Sin querer he bajado la guardia y he visto aquellos ojos cielo y aquella hermosa sonrisa. Sacudo la cabeza para ver si consigo deshacerme de esos pensamientos.

  -Sí, vamos- contesto sin mucha emoción mientras hago el intento de dibujar.

  Lo cierto es que preferiría volver a casa y esconder la cabeza bajo mi edredón esperando que llegue mañana pero tal vez aquellos ojos apareciesen de nuevo en mitad de la oscuridad.

  -¿Estás bien? - me pregunta seria, diría que casi preocupada pero tal vez estaría exagerando.

  -Sí, por supuesto que sí... Es sólo que... - pienso un segundo en su reacción si le hablase sobre esta mañana y aquel chico misterioso - Nada, olvídalo... Estoy algo distraída. No llevo bien la clase de Richtmon y necesito hacer algo al respecto. No puedo permitir que baje mi nota media por nada del mundo.

  Me mira pensativa durante un segundo, con sus ojos verdes escrutando mi rostro. Sonríe y se recoge un mechón de sus cabellos rubios, como una cascada de hilos de oro, tras la oreja. Me recuerda a Ricitos de Oro. Me sonrío al pensarlo. Siempre la imaginé así cuando, muy pequeña, mi madre me leía ese cuento mientras me dormía.

  Annette es una de esas chicas que todos los chicos desean y como todas las chicas quieren ser.

  -Piensas y te preocupas demasiado. Es sólo una estúpida materia en la que, sin duda, terminarás siendo la mejor de la clase una vez más... ¡Vamos a comer! Es tarde y tengo hambre.

Me alegro que no se haya percatado de mi extraño estado de evasión de hoy. Por un momento creí que Annette sería capaz de leer mi mente y descubrir que mi respuesta no es más que una burda mentira. Toma mi mano y tira de mí por el corredor mientras no para de hablar sobre el chico nuevo.

  "Todo un partido, según ella"

  Marcus es el prototipo de todas mis amigas pero esa clase de chicos a mí nunca me han interesado. Es guapo, de una buena y posicionada familia, heredero de una gran compañía, deportista brillante y una larga lista de etc. Eso, en realidad, no tiene nada de malo. El problema es que, a mi gusto, poseen un ego como una catedral y un cerebro lleno de temas superfluos. Además si le sumo que la mayoría tiene las manos demasiado largas y rápidas, no me queda nada que salvar. El típico niño rico que se divierte con todas hasta que encuentra a alguna ilusa de su círculo que cae bajo sus encantos a la que convertirá en una esposa florero para adornar su casa y su imagen en sociedad mientras él tiene una decena de aventuras. Pongo los ojos en blanco en un momento de descuido aprovechando que no me mira. De pronto se calla.

  "¡Alabado sea Dios!"

  Nos detenemos en seco. Frente a nosotras está él, Marcus, el flanco de alabanzas de mi amiga.  Imán de todas las miradas. Objeto del deseo, los sueños y suspiros de la mayoría de las chicas de la Universidad. Annette me mira nerviosa.

Without GravityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora