Keyra.Cierro la puerta, que me mantiene alejada del resto del mundo, de un golpe. Me quedo ahí, apoyada contra ella. Recorro la enorme habitación vacía con la mirada mientras me dejo caer en la alfombra. Mi bolso emite un sonido al estrellarse en el suelo.
"Así me siento, vacía, pero también muy pequeña"
No he podido sacarlo de mi cabeza durante todo el trayecto de regreso a casa. Su sonrisa. Su mirada. Sus palabras tan certeras, como si me conociese incluso mejor que yo misma. Sus gestos. Sus bromas... Él.
Las ganas de regresar me asaltaron en más de una ocasión pero no lo hice. Odio no haber tenido el coraje para hacerlo. Parece que la cobardía se me da mucho mejor que el valor.
"¿Por qué lo he hecho? ¿Qué demonios está pasando conmigo? "
Ni siquiera fui capaz de decirle que me marchaba. No merecía que actuase así. No después de como me trató durante toda la tarde. Creo que es la primera persona que me ve de verdad. En el fondo no parecemos tan distintos.
Me asomo a la ventana, apoyando la frente contra el cristal, está frío. Cierro los ojos y mi mente se llena con una extraña canción que ni siquiera recuerdo haber escuchado pero está llena de retazos de él.
"Me pregunto dónde estará. Espero que no continúe en el café... Debe odiarme... Yo lo odiaria si me hubiese hecho algo así... Pero no, no lo hará. No parece el tipo de persona que odia a nadie. Él es un buen tío..."
La luz se mueve por mi habitación. Me deshago de los zapatos de tacón y la ropa de diseño. Mojo mi cara con un poco de agua fría. Bajo la guardia, por un momento la había olvidado pero ahí está de nuevo, la chica del espejo. Me mira con enojo y hace un mohin. Pongo los ojos en blanco. No quiero enfrentarla. Huyo de ella, escondiéndome en el refugio de mi cama. Aquí puedo ser yo. Libre, tan libre como hace un rato cuando me emocionaba por aquel trozo de pastel. Puedo ser yo pero, en realidad, no sé si debo serlo. Todo lo que conozco es esto. Hoy más que nunca siento que no es suficiente. Que no quiero nada de lo que me rodea. Sueño con una vida donde existan más abrazos que joyas. Donde no me juzguen sin escuchar antes todo lo que tengo que decir. Quiero que la música suene y las letras fluyan de mi puño sin estar obligadas a escoger las palabras y sin un punto y final a cada párrafo. Prefiero dejar mis escritos abiertos con cadenas de puntos suspensivos. Escoger. Tener el derecho a equivocarme. El derecho de llenar mi libro de tachones si lo deseo. Pero no hago nada para cambiarlo. Mil batallas perdidas, esparcidas por el piso, que jamás tuvieron la oportunidad de comenzar. No hago nada. Me quejo en silencio. Odio todo esto aunque aquí sigo formando parte de ello. Mis letras se convierten en polvo antes de ser plasmadas a fuego en un trozo de metal. La simple conversación con Ian ha despertado tantos interrogantes en mí, que parecían adormilados en el conformismo y ahora quieren gritar. Somos como dos piezas extraviadas de viejos puzzles perdidos en cajas polvorientas. Cansados de vagar. Cansados de no encontrar un lugar al que pertenecer. Un lugar donde encajar.
Dejo escapar un suspiro. Cierro los ojos intentando que mi mente se quede en blanco. Es frustrante.
Este ha sido el día más extraño de toda mi aburrida existencia pero he de reconocer que también ha sido el más sencillamente mágico. Por alguna razón hoy fue el día en que nuestros caminos se encontraron. Sin ninguna razón especial, en un Starbucks y, a pesar de que desearía que siguiesen el mismo rumbo, yo los he separado. Por su bien. Podría decir que incluso por el mío, pero en el fondo de mí sé que estaría engañandome de nuevo.
Recuerdo una y otra vez sus palabras. Hay algo en el que lo diferencia del resto. Estar a su lado es como estar con alguien que ve a través de la piel y llega directamente al alma.
Por fin he conseguido dormirme y ahora nado entre las cien instantáneas que he grabado de Ian en mi mente. Aquí, mis recuerdos y yo estamos a salvo de todos los que me rodean y del mundo exterior.
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Without Gravity
RomanceKeyra Abbott tiene una vida perfecta que nunca pidió. Su mundo gira en torno a compras, fiestas y conversaciones sin sentido. Nada de lo que la rodea tiene que ver con ella y cada vez le cuesta más poder respirar. Ian es un chico con un pasado compl...