Prólogo

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El hombre ve por la ventana.

Está sentado en un mullido mueble color rojo vino y balancea levemente su pierna derecha sobre la restante. No hace mucho, solo saborea su coñac con una gracia espléndida, se lleva la copa a los labios y suspira. La lluvia lo pone nostálgico y afuera llueve a cántaros.

En un momento tan íntimo como ese puede escuchar sus pensamientos como si fueran ecos en la habitación. Resuenan fuertemente en sus oídos. Puede verse con una paz envidiable, pero la verdad es otra. Dentro suyo todo está explotando e hirviendo.
Los pocos que lo conocen realmente saben que no tiene ni una pizca de calma, sus ojos tan expresivos lo indican.

Su bebida se va terminando y es conciente que su tiempo de decisión disminuye. Debe dar una respuesta ya.

Entonces da el último sorbo y lo pasa con un sabor amargo y desagradable que no había sentido antes. Deja el recipiente a un lado y se lleva la mano libre a la barbilla. Se acaricia mientras va esbozando una sonrisa genuina.

Esta totalmente seguro ahora.

Se mueve animado saliendo de su momento de letargo y busca en el escritorio de caoba un pequeño aparato electrónico. Saca un papel cuidadosamente doblado de un bolsillo en su chaqueta y marca el número ahí escrito.

Espera.

- Hola, ¿con Katsuki? Tengo un trabajo que proponerte...

🌼🌼🌼

El agitamiento del lugar es impactante. Yuri Plisetski observa con desagrado cómo se mueven las personas por las amplias salas y pasillos. No recordaba las instalaciones de esa manera. Sí, siempre hubo movimiento, pero eso casi se asemejaba a un vulgar mercado. Gente vociferando y corriendo por todos lados.

Yuri detesta los lugares con mucha gente.

Camina con la capucha puesta y las manos guardadas, baja la cabeza aún más al tener que bordear la marea de gente que fluye por allí. No es por timidez, es porque no respetan su espacio personal y eso es algo que no soporta.

Asqueroso.

- Tch, malditos animales... -susurra molesto.

- Hey, Yuri, deja de renegar y ven de una vez. Te está esperando. -el rubio voltea algo desubicado y no es nadie más que un viejo amigo. Baja la guardia.

- ¿No ves que estoy yendo? No entiendo el apuro, Boris.

- Ni yo, pero está como un demente gritando tu nombre. -suelta desinteresado- Por ahí dicen que te elevará al Grupo Vega*.

El corazón del menor se detiene un momento. Sigue caminando y evita hacer contacto visual, no quiere que note su asombro.

Solo tiene quince años y pasará a ser un Výmpel*. No puede negar sentir un orgullo que eleva el grandísimo ego que ya cargaba. Pero esto seguía sin entrarle del todo, ¿cuánto debía costar este ascenso? 

Bastante caro.

- ¡Por fin! Plisetsky, ven acá, siéntate.

Yuri se quita la capucha al entrar a la oficina del jefe de inteligencia del gobierno ruso: Sergey Popov.
Ríe para sus adentros, como siempre hace, al recordar su apellido. Ridículo.

Se sienta donde le indica y cruza las piernas elegantemente. Levanta la cabeza y le sostiene la mirada fijamente, sin temor alguno.

Popov es un hombre bastante maduro, entre sus cuarenta y cincuenta, calcula. Es alto, de piel muy blanca, con cabello gris y ojos negros como la noche. En sus tiempos mozos fue un gran agente, es así como llegó a ser lo de hoy: el controlador de ese sistema pútrido y enfermo. Normalmente tiene un semblante serio y severo, pero ahora logra notar ligeras muestras de agitamiento.
No está tranquilo.

- ¿Para qué me solicita? -pregunta directamente.

- Verás, Yuri, recibí una misión de arriba -relata.

- ¿Qué tan arriba?

- Información clasificada. ¿En serio creíste que lo diría así de fácil?

El rubio gira los ojos. Tiene razón, él no debería ni aspirar a saber ese tipo de información. Es una de las reglas básicas de su trabajo.
No preguntar.

- Bueno. Dime de una vez. ¿Qué debo hacer?

- Matar a Viktor Nikiforov.

El nombre se escurre por los labios del adulto como una melodía preciosa, pero al llegar a los oídos del menor suena como la peor de las maldiciones.

¿Viktor Nikiforov? ¿Por qué alguien querría matarlo?

- ¿Hablas del patinador? -murmura lentamente, deseando lo imposible.

- ¿Acaso alguien más se llama así?

Yuri dejó de escuchar la voz seria y altanera. Sergey le estaba pidiendo que matara a una de las personas más queridas de Rusia, incluso del mundo. Y peor aún, era uno de sus ídolos personales y compañero de patinaje.

Mierda. Mierda. Mierda.

- Debes esperar a la final del campeonato mundial que se acerca. Cuando todo este en su apogeo debes meter tu daga. Puede sonar cruel que te pida matar a un compañero tuyo, pero eres el indicado para hacer esto. Además, no será gratis. Ganarás mucho.

- Tengo suficiente dinero...

- Spetsgruppa V* y boina roja**. ¿Ahora te sientes motivado?

El pequeño ruso entrecierra los ojos furioso. No quiere hacerlo, pero sabe que aunque se niegue no tiene otra alternativa. Debe asesinarlo.

- Como sea. -pronuncia entre dientes antes de tirar la puerta e irse.

Popov ríe ante la reacción del menor. Mucho mejor de lo que imaginó.
Ahora solo queda esperar.

🌼🌼🌼

*El grupo Výmpel ( Вымпел), igualmente conocido como Grupo Vega o Spetsgruppa V es una unidad de operaciones especiales rusa.

**La boina roja es un una prenda que muy pocos podrían recibir. Por lo que su concepto indica el más alto nivel de profesionalismo de quienes la llevan.
La consiguen sólo los más fuertes.

22/09/17 

La historia está siendo editada nuevamente. Lo comencé, si no me equivoco, a fines del 2016. Gracias por iniciar de nuevo todo, voy a ser constante. Cumpliré con las fechas :'v A menos que esté de viaje, cosa que les avisaré. ¡Gracias por leer, comentar o votar! me ayudan mucho <3

Nos leemos! <3

JUEGO DE NIÑOS [Yuuri x Yurio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora