JUEGO DE NIÑOS [Yuuri x Yurio]

Pacto

Yuuri

- Tienes cinco segundos para decirme cómo sabes esa información, y pensaré si te mato hoy o más tarde.

Ejercí un poco más de presión sobre su cuello. La daga empezó a cortar su piel blanca. Lástima. Puedo sentir levemente la suavidad de ella.

- ¿Entonces...? ¿No hablarás?

Sus manos tratan de alejar mi brazo inútilmente. No dice nada, solo jadea por la falta de aire.

No quería llegar a estos extremos, lo juro. Viktor esta al otro lado del pasillo, corro un riesgo terriblemente enorme de ser visto.
Bueno, de alguna forma este niño me ha descubierto. No importa si acelero las cosas y termino matando a ambos rusos.

- ¿nada? -gruño perdiendo la paciencia.

El cuerpo del pequeño esta pegado al mio, puedo sentir su respiración, como sube y baja su pecho. Me llevo la sorpresa que se encuentra bastante tranquilo.

De pronto deja de sujetarme, sus brazos se relajan y sin que me de cuenta acaba de golpearme tan fuerte en el abdomen que caigo dejándolo libre. 

Joder, no me esperaba eso.

Levanto la mirada dolorido y una patada llega a mi espalda. Un quejido sale del fondo de mi garganta. Sigo sin entender qué está sucediendo.

- Escúchame bien, cerdo. No tenía ganas de golpearte, pero mira...-pasa sus dedos por su cuello magullado.- Estoy sangrando.

Una patada vuelve a tirarme, y luego otra y otra más. Siento su odio en cada una de ellas.

¿Quién es este niño?

- Yuuri Katsuki, tienes cinco segundos para decirme qué mierda haces aquí, y pensaré si te mato hoy o más tarde.

Mis ojos chocan con los suyos y entiendo una cosa.

No soy el único asesino en la habitación.

🌼🌼🌼

Los hechos de los últimos minutos siguen procesándose en lo profundo de mi cabeza. Mi cerebro sigue sin poder conectar lo pasado y darme una conclusión lógica que logre explicarme cómo un adolescente de quince años me redujo.

- ¿Sabes? Nunca me tragué tu cuentito de japonés idiota e inocente. Solo otro idiota como Viktor se lo creería.

El rubio y yo estamos sentados en el mismo lugar de antes, en un sillón negro bastante cómodo. La chimenea esta encendida y el fuego crea un ambiente perfectamente abrigador para soportar el frío de Rusia.

Debo acotar que también le da un toque romanticón, pero en este preciso momento lo que menos puedo sentir es cariño.

- Perdón por lo de tu cuello...-menciono sin darle mucha importancia.

- Oh, sí... Tendré que pensar en alguna excusa.

Ahora que hablamos tan tranquilamente solo puedo pensar en lo irónico que resulta toda la escena.

Hace veinte minutos el rubio estaba apunto de romperme la cabeza con su zapato. ¿Qué pasó?

Viktor. Eso pasó.

Con la voz característica de un borracho, llamó al menor pidiéndole ayuda. Este no pudo evitar acudir a su rescate. Me dio el tiempo suficiente para levantarme, acomodar mi ropa, y caminar hacia la cocina para tomar algo de la cerveza que se salvó de la sed interminable de Viktor.

Rayos, sí que lo necesitaba.

De ahí apareció Yuri y, como si nada hubiera pasado, se sentó a mi costado.
Viktor ya se encontraba durmiendo en una habitación y tendríamos toda la libertad para solucionar nuestros problemas.