Capítulo 5: Descubriendo la vida de Sebastián

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En la sala de espera del consultorio de su psicóloga, Ariam no puede creer que hace tan solo unas horas decidió mostrarse vulnerable y le pidió a Sebastián que la acompañara. Ella sabe que la ansiedad que ha sentido a lo largo del día no le permitiría estar en el transporte público y que seguramente habría huido de su cita. Él pagó un taxi y la llevó hasta el consultorio y ha evitado que ella fume más cigarrillos, se tome una coca-cola o un café; cualquiera de esas cosas hubiera desencadenado una crisis de ansiedad.

Al salir de la cita, Ariam se siente agotada, por lo que piden un taxi para ir a la casa de Sebastián. Él le pregunta varias veces a Ariam si está segura de ir a su casa, que podrían reunirse en la casa de ella o dejarlo para otro día, pero ella sabe que su casa y la soledad son la peor opción en este momento. Así que sin más, se dirigen a la casa de él. Su mente no para de dar vueltas y al llegar allí, siente que las piernas le flaquean, pero toma una profunda respiración y trata de mantenerse firme, sin embargo, todo a su alrededor comienza a darle vueltas.

Ariam se recupera del mareo y entra a la casa de Sebastián, quien le ofrece algo de beber y la invita a sentarse en el sofá de la sala. Mientras Ariam toma un vaso de agua, Sebastián se sienta a su lado y la mira con preocupación. Justo en ese momento aparece la madre de Sebastián, una mujer de unos 50 años que intenta aparentar menos edad, a decir verdad, sin mucho éxito.

Ella agradece que la madre de Sebastián no le preste mucha atención, de por si era difícil ser vulnerable frente a él y ser el centro de atención de otra persona habría sido insoportable.Después de un incómodo silencio, la madre de Sebastián se despide de él de manera cortante antes de salir, ignorando completamente a Ariam, quien se siente aliviada de que se haya ido sin dirigirle ninguna palabra. Sebastián suspira y se disculpa por el comportamiento de su madre, pero Ariam le dice que no tiene que disculparse por ella.

La escasa capacidad de concentración de Ariam se mezcla con su curiosidad y no puede evitar analizar todo a su alrededor. Se da cuenta de que en la casa no hay fotos familiares, de hecho, no logra ver ninguna foto de Sebastián o su familia. Empieza a cuestionarse si tendrá hermanos y se pregunta sobre la ausencia de imágenes de su padre, algo de lo cual nunca han hablado.

Al parecer, la curiosidad de Ariam es evidente, ya que Sebastián le pregunta "¿Qué quieres saber?". Ariam parece no entender el motivo de la pregunta, lo cual se refleja en la expresión de su rostro. Sebastián aclara la duda implícita de Ariam, diciendo que es natural que tenga preguntas sobre él, nunca han hablado de sus familias ni de temas personales.

Ariam lo piensa por un momento, sintiéndose un poco incómoda por hacer preguntas tan personales, pero sabe que necesita respuestas. "¿Tienes hermanos?", es la primera pregunta que se anima a hacer. Sebastián sonríe y le responde que tiene una hermana mayor que vive con ellos aunque no permanece mucho en la casa. Ariam teme preguntar por más detalles así que pasa a la siguiente pregunta.

"¿Y tu papá? ¿Qué hace él?" Sebastián parece dudar por un momento antes de responder, y Ariam se da cuenta de que tal vez ha tocado un tema delicado. "Mis padres se separaron hace muchos años, no conozco a mi padre, siempre hemos sido mi madre, mi hermana y yo". Ariam se siente incómoda por la respuesta de Sebastián, pero trata de no demostrarlo. No sabe cómo reaccionar ante una revelación tan personal, pero siente que debe decir algo. "Lo siento mucho, Sebastián", le dice con sinceridad. "No tenía idea".

Sebastián encoge de hombros como si no fuera gran cosa. "No te preocupes, Ariam. No es algo que me afecte mucho" Ariam no le cree, pero decide cambiar de tema. Ariam empieza a observar todo a su alrededor, buscando un tema de conversación menos personal. Sebastián lo nota y decide invitarla a conocer el resto de la casa. Ariam acepta a pesar de sentirse sumamente avergonzada. Sebastián le muestra la cocina, el comedor, le indica dónde se encuentra el baño y las habitaciones de su madre y hermana. Ariam nota que todas las habitaciones están limpias y ordenadas, y que hay muy pocas pertenencias personales en ellas. Esto la hace sentir un poco triste por Sebastián, ya que se da cuenta de que tiene una vida solitaria.

Finalmente llegan a la habitación de Sebastián, al entrar, lo primero que ve es una biblioteca llena de libros de muchos géneros, no logra identificar algún género o autor que predomine. En las paredes hay posters de bandas, algunas las reconoce, mientras que otras le son completamente desconocidas. En una esquina hay una guitarra, Ariam se siente tentada a preguntar si sabe tocarla pero una foto en la mesa de noche capta su atención. En la fot está Sebastián junto a una chica muy hermosa.

"¿Es tu novia?" pregunta Ariam sin darse cuenta, pero al escuchar la risa de Sebastián se sonroja de inmediato. Él aclara que la chica de la foto era su hermana mayor, sobre la que habían hablado recientemente. Al escuchar la respuesta, Ariam libera el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta. Intentando disimular sus reacciones, preguntó a Sebastián sobre sus libros favoritos y autores preferidos. Él sonrie y comenza a mostrarle algunos de ellos, y Ariam se siente satisfecha al darse cuenta de que ya no era el centro de atención.

Después de unos minutos disfrutando de la biblioteca, Sebastián recuerda a Ariam que deben hacer la tarea de química. Aunque a regañadientes, Ariam acepta y se dirigen al comedor para comenzar a estudiar. Mientras se enfocan en la tarea, Ariam hace algunas preguntas a Sebastián y él le cuenta algunos detalles de su vida. Esa tarde, Ariam descubre la fecha de cumpleaños de Sebastián, su color favorito, y que al igual que ella, prefiere el frío. Además, Ariam nota la tristeza en los ojos de Sebastián cuando habla de su madre, y la profunda devoción que tiene por su hermana, quien es la cabeza de hogar.

Después de la cena, que Sebastián cocinó para ambos, él acompaña a Ariam a su casa. Antes de despedirse, Sebastián le pide su número de celular para poder comunicarse con ella de una manera más fácil. Intercambian los números y Ariam entra a su casa. Su madre la saluda y le pregunta cómo le fue en su día. Ariam evita mencionar la pesadilla y la crisis de ansiedad que tuvo esa mañana. Su madre se alegra de que tenga un amigo y le pregunta si tiene algo más que contarle. Ariam se sonroja por la insinuación de su madre y responde que ella y Sebastián son solo amigos. Sin embargo, al mismo tiempo, Ariam no puede evitar preguntarse si en otras circunstancias, las cosas hubieran sido diferentes.

Al entrar en su habitación, Ariam reflexiona sobre todo lo que sucedió durante el día y experimenta una sensación extraña pero agradable, sin saber exactamente qué es lo que está sintiendo. Se acuesta en su cama y toma su celular, intentando enviar un mensaje a Sebastián, pero borra y escribe cinco veces antes de finalmente recordar las palabras de su psicóloga: "¿Cuántas cosas has dejado de hacer por pensarlas demasiado?" Con esto en mente, Ariam escribe un breve pero sincero mensaje: "Gracias por todo... Descansa" y lo envía a Sebastián.

Alas para dos almas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora