Capítulo 11: El comienzo de un cambio

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Ariam camina de un lado a otro de su habitación, inquieta y nerviosa. Revisa continuamente la hora en su reloj y vuelve a caminar sin encontrar tranquilidad. Sabe que en cualquier momento sonará el timbre de su casa y al otro lado de la puerta estará Sebastián. El domingo decidió dedicar un día para ella misma, para organizar su habitación y sus pensamientos, lo cual considera una elección saludable. Sin embargo, también es consciente de que lo ha hecho para evitar pensar en lo que sucedió el sábado. Ariam se debate entre pedirle perdón a Sebastián por lo ocurrido o simplemente ignorar la situación y hacer como si el sábado nunca hubiera sucedido.

Al escuchar el timbre, Ariam se sobresalta y su cuerpo se tensa. Su corazón empieza a latir aceleradamente, siente un nudo en la garganta, sus manos sudan y sus piernas tiemblan. "¿Qué voy a hacer?" es el único pensamiento que ronda en la mente de Ariam, pero no encuentra una respuesta útil. Trata de regular su respiración y sale de su habitación con calma. Al llegar a la puerta, da un último suspiro y la abre. Allí, al otro lado de la puerta, está Sebastián, sonriendo como siempre. Él saluda con un "buenos días", y Ariam solo logra sonreír porque su voz parece haberse esfumado.

Mientras caminan hacia el colegio, Sebastián hace algunos comentarios sobre el aspecto físico de Ariam. Es evidente que después de tantos días tratando de ocultar su tristeza y que todo saliera a la superficie el sábado, Ariam tiene un aspecto mucho mejor. Se ve menos ojerosa, menos pálida y se ha esforzado un poco más en su presentación personal. Ariam se sonroja frente a los halagos de Sebastián y admite que se siente mejor consigo misma. Al llegar al colegio, Ariam siente que está siendo observada y no está segura si es algo real o solo producto de su imaginación. Es consciente de que hoy se ve diferente, y esto puede estar atrayendo la atención de los demás.

Al entrar al salón y sentarse en su lugar habitual, Ariam se da cuenta de que las miradas de los otros estudiantes no eran producto de su imaginación. Varios de ellos desvían la mirada para observarla, lo que la hace sentir incómoda, sabe que está siendo el centro de atención. Este sentimiento le recuerda el pasado, cuando todo en su vida se volvió un caos y todos la miraban y no dejaban de hablar de ella. En realidad, Ariam preferiría volver a ser ignorada por completo y seguir siendo como un fantasma.

Durante las primeras clases, Ariam sigue sintiendo que los demás estudiantes la observan más a menudo de lo normal. Sin embargo, decide ignorarlos como lo ha hecho en el pasado y se enfoca en concentrarse en clase, algo que no ha hecho en muchos días. Encuentra un gran apoyo en Sebastián, quien de vez en cuando la mira y le sonríe para darle ánimo.

Suena el timbre que indica el inicio del descanso y Ariam suspira agradecida, pues podrá descansar de las miradas de los demás. Al llegar a la puerta del salón, Sebastián la detiene y le dice que hoy no irán al lugar habitual, que hay algo importante que hacer. Ariam no comprende a qué se refiere, lo que la hace mirarlo extrañada y sospechando que Sebastián tiene alguna idea loca en la cabeza. "Hoy vamos a estar en la cafetería y comeremos juntos", le dice Sebastián. Los ojos de Ariam se abren de par en par, solo logra pensar que es una locura, pero no logra articular ninguna palabra. Sebastián se ríe por la reacción de Ariam y sentencia: "Ya comenzaste un cambio, ¿por qué no seguir haciéndolo?".

Ariam no responde a la pregunta de Sebastian y comienza a caminar en sentido contrario a la cafetería. Sebastián la alcanza y la agara del brazo, arrastrandola hacia la cafetería. Ariam intenta resistirse, pero Sebastián tiene más fuerza que ella, por lo cual le resulta imposible evitar que la arrastre hacia su loco plan. Ariam siente que su corazón late con fuerza mientras camina hacia la cafetería juanto a Sebastián. Se siente impotente y enojada por no poder controlar la situación. Cada paso que dan la acerca más a su destino y la hace sentir más vulnerable. A pesar de ello, logra mantener una apariencia calmada, pero por dentro se pregunta si Sebastián se ha vuelto loco.

Finalmente llegan a la cafetería y Sebastián la invita a sentarse junto a él en una mesa vacía. Ariam se siente incómoda y no logra relajarse, su mente sigue repitiendo una y otra vez que no debería estar allí, que esto solo atraerá más atención hacia ella. Sebastián nota su incomodidad y le dice: "Solo relájate, Ariam. Nadie está mirando, solo somos tú y yo aquí". Sebastían saca de su morral un par de sanduches y dos bebidas, las pone sobre la mesa, ofreciendole a Ariam y animandola a comer.

Ariam finalmente toma un sorbo de su bebida y comienza a sentirse un poco más cómoda; sin embargo se queda callada y Sebastián la acompaña en silencio. Poco a poco, se da cuenta de que esto no es tan malo como ella lo había imaginado. Se miran fijamente y comienzan a reír juntos, por la absurda e irracional reacción de Ariam. Cuando suena la campana para regresar a clases, Ariam se levanta de la mesa con una sonrisa en el rostro. Sebastián la acompaña hasta la puerta del salón y antes de entrar le dice: "Lo hiciste muy bien, Ariam. Estoy orgulloso de ti". Ariam sonríe de nuevo, sintiendo un poco más de confianza en sí misma.

En clase, Ariam comienza a sentir su confianza disminuir al darse cuenta de que todavía es el centro de atención de los otros estudiantes. "¿Me estaré volviendo paranoica?" se pregunta a sí misma. Sebastián, notando su incomodidad, le pregunta en voz baja si está bien. Ariam asiente y sonríe, agradecida por el apoyo de su amigo. A pesar de lo abrumador que ha sido el día, siente que puede seguir superando sus miedos con Sebastián a su lado. El profesor anuncia que la tarea de la semana es preparar una exposición sobre un tema de historia que les interese. En lugar de evadir la tarea como solía hacer, Ariam decide enfrentar su miedo a hablar en público y no le pregunta al profesor si hay alguna alternativa para no realizar la exposición.

Después del colegio, Ariam y Sebastián van juntos a la biblioteca para buscar información sobre sus temas de exposición, finalmente Ariam decidió exponer sobre la historia del arte. A medida que avanzan en su investigación, Ariam comienza a sentirse más interesada en el tema que eligió y se da cuenta de que realmente le gusta el arte y nuevamente piensa que sería una buena idea comenzar a asistir a clases de dibujo. Sebastián la anima y le dice que está orgulloso de ella por enfrentar sus miedos.

Durante el camino de regreso a casa, Ariam le expresa a Sebastián que, aunque se sintió triunfante al enfrentar sus miedos en la cafetería, aún prefiere la tranquilidad y el silencio de otros lugares. Le pide que no la obligue a regresar allí al día siguiente. Sebastián comprende perfectamente a Ariam y le asegura que irán donde ella se sienta más cómoda. Ariam se sorprende y pregunta: "¿De verdad?" Sebastián le responde con una sonrisa y le dice: "No te dejaré sola". Ariam toma sus palabras como una promesa y siente un gran entusiasmo por lo que les deparará el siguiente día.


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⏰ Última actualización: Mar 12, 2023 ⏰

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Alas para dos almas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora