Al sentir el abrazo de su madre, Ariam experimenta un ligero alivio pero también se cuestiona las intenciones detrás de su gesto. "¿Qué sucede, mamá?", pregunta Ariam, anticipando cualquier posible conversación que pudiera seguir. Con preocupación, su madre pregunta: "Ariam, hija, ¿cómo estás? ¿Te ha pasado algo?". "No, mamá, estoy bien. Solo fui a caminar un rato con Sebastián", responde Ariam, tratando de mantener la tranquilidad.
Su madre la observa con detenimiento, como si tratara de leer sus pensamientos. "Me alegra saber que estás bien, hija. Te preparé algo para cenar, ven a la cocina", dice mientras la guía hacia allí. "Solo quería hablar contigo, cariño", continúa su madre. "He notado que no estás bien últimamente y eso me preocupa". Ariam se tensa, sintiendo que su privacidad está siendo invadida, aunque aprecia la preocupación de su madre.
"No te preocupes, mamá, solo estoy pasando por un momento difícil, pero estoy bien", responde tratando de sonar convincente.
"¿Estás segura? Quiero que sepas que siempre puedes contar conmigo para cualquier cosa", insiste su madre. Sin embargo, Ariam no se siente lista para hablar con ella, no quiere repetir la misma historia de siempre en la que su madre minimiza y desprecia sus sentimientos.
"¿Y tú cómo te sientes?", pregunta Ariam, intentando cambiar el tema. A pesar de que su madre evita el tema de sus propias emociones, Ariam puede ver la tristeza en su mirada. Sabe que no logrará que su madre se abra con ella, así que se despide y se dirige a su habitación.
Una vez en su espacio seguro, Ariam se sienta sobre su cama y revisa el primer cajón de su mesa de noche. De allí saca una fotografía de su padre, la coloca en el marco que solía tener años atrás y la ubica sobre su mesa de noche. Aunque puede parecer un gesto tonto para un extraño, para ella es un paso gigante. Aprenderá a ver la imagen de su padre todos los días, aceptar lo mucho que lo extraña y enfrentar la pérdida.
Después de ponerse su pijama, Ariam se acuesta en su cama y mira fijamente al techo, tratando de comprender todo lo que había sucedido durante el día. Había experimentado un torbellino de emociones y no sabía cómo se sentía en ese momento. Poco a poco, comienza a sentir el sueño y, por primera vez en mucho tiempo, tiene un sueño agradable en lugar de una pesadilla. En su sueño, se encuentra rodeada de árboles y naturaleza, abrazos cálidos y un mundo lleno de posibilidades.
...
La luz que entra por la ventana despierta a Ariam, pero a pesar de no querer levantarse, no siente la pesadez y tristeza que la ha acompañado en los últimos años. En cambio, se siente extrañamente tranquila, aunque teme que al levantarse pierda esa sensación. Después de un rato, se cansa de estar en la cama y decide ponerse de pie para asomarse por la ventana. Es un día bonito, no demasiado soleado pero tampoco gris, un día que evoca sensaciones de calma y paz. La calle está tranquila, ya que es domingo por la mañana. Ariam se sienta en el suelo recostada contra la pared, sonríe y comienza a soñar despierta, imaginando cómo sería una vida en la que pudiera sentirse tan tranquila como en ese momento.
Mientras Ariam sigue soñando despierta, piensa en todas las cosas que la han estado preocupando en los últimos años. Ha estado luchando con sentimientos de tristeza, ansiedad y estrés, pero en este momento se siente libre de todo eso. Se pregunta cómo puede mantener esta sensación de tranquilidad y bienestar, y si hay algo que pueda hacer para asegurarse de que no desaparezca.
Ariam toma la decisión de hacer cambios en su vida, comenzando por adoptar hábitos un poco más saludables. El primer paso que quiere dar es volver a desayunar, algo que ha dejado de hacer por mucho tiempo. Decide salir de su habitación y se encuentra con su madre en la cocina. Juntas preparan el desayuno y lo disfrutan en un agradable silencio. Ariam sabe que eventualmente tendrá que hablar con su madre y ser sincera sobre sus emociones, pero aún no se siente lista para tener esa conversación. Por ahora, decide disfrutar de la calma que se siente en casa y seguir trabajando en su plan para hacer cambios positivos en su vida.
Después del desayuno, Ariam se siente más animada y con más energía. Regresa a su habitación y por primera vez en muchos años realmente la observa con atención. No solo es el lugar donde duerme, es su espacio personal y sabe que si quiere comenzar a sentirse mejor, debe sentirse cómoda en su propio espacio. Comienza por recoger la basura y ropa sucia del suelo. Luego reorganiza sus libros en la pequeña biblioteca de su habitación y saca algunos de ellos, ya que son libros que ya no disfruta y sabe que serían útiles para alguien más. "Quizás a Sebastián le guste alguno", piensa Ariam y sonríe.
Al darse cuenta de su reacción, se sonroja y al pensar en Sebastián, recuerda todo lo ocurrido el día anterior. "Seguramente piensa que estoy loca", es una idea que pasa por su mente. Sin embargo, logra identificar que es un pensamiento irracional y se siente orgullosa de sí misma por reconocerlo. "Otro triunfo", celebra en voz baja. Continúa trabajando en su habitación, decidiendo qué objetos debe conservar y cuáles no. Se siente aliviada al dejar ir cosas que solo han ocupado espacio en su habitación y que ya no tienen un significado especial para ella.
Ariam continúa organizando su closet, examinando cada prenda con atención. Se da cuenta de que ha estado vistiendo la misma ropa desde hace años, más exactamente desde la muerte de su padre, ropa ancha y casi siempre negra. Con determinación, comienza a separar la ropa que ya no le queda bien, que está desgastada o que simplemente no le gusta. Mientras tanto, empieza a pensar en su apariencia y cómo ha descuidado su imagen personal. Decide que es hora de invertir tiempo y esfuerzo en su aspecto, no para complacer a los demás, sino para sentirse mejor consigo misma. "Quizás podría conseguir ropa nueva o hacer algo con mi cabello", piensa Ariam, mientras examina su reflejo en el espejo del closet.
Durante el día, Ariam se dedica por completo a organizar su habitación, tomando únicamente un par de descansos para almorzar y cenar. Al final del día, encuentra una pequeña caja que había guardado al fondo de su armario, la cual contiene algunas cartas y fotografías viejas. Aunque siente la curiosidad de ver su contenido, también sabe que podría ser una experiencia emotiva y decide dejarlo para otro momento. En la caja también encuentra su antiguo cuaderno de dibujo y decide revisarlo. Al observar cada uno de los bocetos, Ariam sonríe al recordar el contexto en el que fueron creados y se da cuenta de que dibujar podría ser una buena opción para su tiempo libre. Decide regresar la caja a su lugar y encender su computador para buscar cursos en línea sobre dibujo.
Ariam comienza a buscar cursos de dibujo en línea, encontrando varios que parecen interesantes. Después de leer las reseñas y ver algunos videos de muestra, decide que podría inscribirse en uno que le llama particularmente la atención y puede ir despues de clase. "¿Qué pensará mi mamá sobre esto?" Piensa Ariam, pues debe pedirle a su madre dinero para el curso. Ariam se da cuenta de lo mucho que ha disfrutado dibujando en el pasado y de cómo ha dejado de lado esa pasión desde que su padre murio, pues este era quien más la motivaba a desarrollar su talento. Siente una gran emoción y anticipación al pensar en la posibilidad de retomar algo que le apasionaba tanto.
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Alas para dos almas rotas
Teen FictionAriam está luchando con la depresión y la ansiedad después de la repentina muerte de su padre. Incapaz de procesar adecuadamente su dolor, se siente aislada y sola, y sus problemas personales se ven agravados por las tensiones en su vida cotidiana. ...