Nuestro Secreto

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La fiesta daba comienzo. Todo el mundo bailaba en el gran jardín, la feliz pareja era el centro de atención en la pista de baile y todos se encontraban pasándola de maravilla, producto de una excelente organización del evento.

-Princesa Anna, el jardín real se ve maravilloso.- alagó una de las invitadas a la ceremonia.

-Le agradezco tanto.- agradeció Anna sonriendo amablemente- Pero es gracias a mi hermana que este lugar se me maravilloso.

La mujer le sonrió a Anna y se retiró haciendo una reverencia. En ese instante Kristoff se colocó a lado de ella, besándole la mejilla.

-¿Estás disfrutando de nuestro gran día?- preguntó Kristoff tomando a Anna de la cintura para abrazarla.

-Por supuesto que sí, pero...-Ana recorrió con la mirada todo el lugar buscando a alguien. -¿Has visto a Elsa? La he estado buscando desde hace un rato.

-No la he visto. -respondió Kristoff- Pero descuida, ha de estar supervisando el banquete o algo por el estilo.

-Tienes razón.- dijo Anna olvidándose de su hermana y caminando hacia la pista de baile junto con Kristoff.- Ha de estar divirtiéndose en algún lugar.


El vestido de su majestad calló al suelo de golpe. Ahora estaba semidesnuda ante su espectador, quien comenzó a recorrerla completa con la mirada. Cada curva, cada rasgo de su piel como si quisiera grabarlo en sus pupilas, provocando en ella una intensa ola de excitación que recorría todo su cuerpo abrumadoramente.

Jack se levantó de la cama para acercársele. Cuando llegó hasta ella la rodeó por la cintura y la acercó hacia su rostro para comenzar a besarle el cuello, recorriendo desde sus labios hasta la línea que marcaban sus pechos. Se detuvo ahí para después llevarse uno a la boca, succionando con urgencia y después con calma mientras su dedos jugueteaban con sus pezones erectos, estimulándolos con movimientos circulares.

-¡Ah!- Los gemidos de Elza aumentaba con forme él la tocaba. sI se limitaba a brindarle un poco de placer con la boca gemía menos de cuando lo hacía en donde ella mostraba más sensibilidad.

De repente se detuvo para besarla con urgencia. Después rodeó todo su cuerpo con sus brazos para llevarla contra la puerta, atrapándola entre su cuerpo y la fría madera de la misma. Las manos de ella se escabulleron lentamente por el atuendo de aquel príncipe y este sin dejar de besarla dejó caer la chaqueta. Ahora la fina tela de la camiseta rozaba la piel desnuda de Elza, excitándola aún más al recordad que ella estaba desnuda y el vestido. Era una erótica y fascinante sensación.

Sin embargo él se detuvo por completo. Retrocedió considerablemente para alzar una de sus manos enfrente de Elza. De repente, una ligera luz apareció de su palma y una especie de bastón apareció de la nada.

Ella se quedó muda sin poder comprender lo que ocurría y justo antes de pronunciar palabra alguna, el joven hizo un rápido movimiento con dicho bastón. Elza comenzó a sentir que sus muñecas y tobillos se aferraban a la puerta en una sólida y fría sensación. Desvió la mirada hacia un lado para darse cuenta de que estaba acorralada, aferrada a la madera por lo que parecía una cuerda de <<¿¡ Hielo !?>> pensó alarmada.

De inmediato le dirigió una mirada a quien lo había hecho. El bastón había desaparecido y Jack se encontraba sentado a la orilla de la cama examinándola detalladamente. Él sonrió complacido al instante en que llegó a los ojos de ella.

El fuego que había en sus ojos la excitó. Pero una ligera sensación de vergüenza la invadió en el momento en que sus ojos bajaron de nuevo hacia su cuerpo. La posición en la que se encontraba era demasiado provocadora, con las manos atadas por hielo a ambos lados de la puerta al mismo tiempo que tenía los píes separados y atados de los tobillos. Estaba expuesta ante él, su cuerpo completamente desnudo comenzaba a reaccionar ante las miradas que la recorrían con inmenso deseo y que lo hicieron por un largo rato.

Él se puso de pie y se acercó. Ella nunca hubiera creído que ser obligada a permanecer en aquella humillante posición la excitara; por lo general odiaba sentirse incómoda. Pero en ese momento su palpitante clítoris reclamaba atención.

Jack puso un dedo sobre él y lo acarició con suavidad. La sensación fue tan intensa que ella se contorsionó contra las ataduras y gimió.

-Le propongo un trato, mi reina- Movió la boca por su cuello y le metió la lengua en la oreja, dibujando perezosamente un patrón-. Si logra que me corra, pero no con demasiada rapidez, le prometo que haré de esta velada la mejor de su vida. ¿Cree que podrá hacerlo?

Él llevó ambas manos hacia sus senos y los masajeó con suavidad para después pellizcar ligeramente sus pezones, provocándole leves estremecimientos eróticos. Todo su cuerpo tembló de pies a cabeza. Lo que necesitaba era alivio, ya fuera con su mano o con una penetración. Elza gimió y arqueó las caderas.

-Respóndeme- dijo él.

-- gimió ella-. Sí.

Lo dijo casi como una súplica; la necesidad de alcanzar el éxtasis era demasiado grande. Él dio un paso hacia atrás con rapidez, se abrió los pantalones y dejó a la vista su ya estimulado miembro. La erección era impresionante, pero a Elza no le dio tiempo de admirarla antes de que la penetrara con suavidad. Luego él le pasó las manos por la espalda hasta ahuecarlas sobre sus nalgas para alzarla y acercarla hasta a su ingle. Las muñecas y los tobillos tiraron de las ataduras. Los pezones, excitados por las intensas sensaciones, se rozaron contra la fina camisa masculina, provocándole todavía más deleite.

-Hace mucho tiempo que deseaba hacer esto, Elza.-murmuró él.

Se sumergió en su interior, lentamente al principio, y ella le siguió el ritmo tensando con fuerza los músculos internos , apretándolos y relajándolos. Ella también quería que durara, no solo por complacerlo, sino por su propio placer. Pero cuando él comenzó a mover las caderas más rápido, un vistazo a su cara le indicó que Jack ya no tenía el control. Tampoco lo tenía ella. Lo único que importaba en ese instante era liberar la creciente tensión sexual que la inundaba. Él llegó al clímax un poco antes, y el ronco gemido de éxtasis que emitió se correspondió con el agónico grito de alivio de ella. Elsa se relajó débilmente contra la puerta y observó cómo Jack recobraba la compostura.

Él hizo desaparecer las ataduras de hielo que la detenían. Durante un momento ella permaneció de pie contra la puerta, luego dio un inestable paso hacia delante.

-Ven, siéntate.- dijo él.

Ella se dejó caer en la cama. Sentía el cuerpo cálido y sensual. Él sirvió una copa de vino de la habitación para cada uno, se lo ofreció y sonrió al tiempo que brindaba.

-Por que este pequeño secreto vuelva a repetirse, mi reina.-


||Continuará...||

&quot;The Desire of Royalty&quot; || Jack x Elsa || One Shot || LEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora