Volver a empezar...

V Al estilo muggle

               En la Madriguera seguían desayunando y teniendo una agradable conversación.

Ron le tocaba con su pie la pierna de Hermione de otro lado de la mesa, ella solo se limitó a sonreírle y siguió comiendo.

              —Nosotros nos vamos dentro de un rato. —Dijo Harry mientras se servía un segundo vaso de jugo de naranja.

              —¿A dónde llevarás a mi hermana Potter? —Le preguntó Ron serio.

              —No te incumbe Weasley. —Le reprendió su hermana, Ron soltó un bufido, su hermana una risita y cambió de tema en su conversación.

              —Hermione, ¿nos arreglaremos juntas para el baile? —Le preguntó Ginny a su amiga.

              —No lo sé. — Respondió ella tratando de sonar desentendida. —Es que nadie me ha invitado a ningún baile.

              Cuando Ron escuchó esto se paró y se dirigió dónde estaba Hermione sentada, se arrodilló, la tomó de las manos y le dijo:

              —Hermione, ¿te gustaría ir al baile conmigo?

              —Me encantaría. —Respondió ella mientras lo ayudaba a pararse y le daba un beso en los labios a él, Harry y Ginny solo los miraban radiantes.

              Ron se volvió a sentar y continuó desayunando. Al cabo de diez minutos Harry y Ginny comenzaron a pararse.

              —Nos vamos. —Dijo Harry mientras le tomaba la mano a su novia.—Nos vemos dentro de un rato.

              —Pórtense bien. —Les aconsejó Ron continuando con su semblante serio.

              —Adiós. —Contestó Ginny ignorando los consejos de su hermano y salieron por la puerta trasera, aunque Harry primero subió a la habitación de Ron a buscar algo.

               —¿Comerás algo más Ron? —Le preguntó Hermione mientras se paraba y al movimiento negativo de Ron con su cabeza, con un movimiento de su varita llevo todo lo que habían usado al fregadero. —No sé todavía usar ese encantamiento en donde los platos se lavan solos, aunque podría lavarlos sin magia.

              Ella se apoyó de espaldas con sus manos en la mesada mirando a Ron.

              Él se paró y se dirigió a donde ella estaba.

              —Mamá se encargara de eso. — Contestó él. —Ella lo hace en un abrir y cerrar de ojos.

              —¿Seguro? —Le peguntó ella.

              —Segurísimo. —Le respondió él mientras se acercaba más y posaba sus labios con los de Hermione.

              —¿Te puedo invitar a un lugar? —Le preguntó ella luego de separarse.

              —¿A qué lugar? —Le preguntó él.

              —Solo dime que sí y confía en mí. —Le respondió ella.

              —Está bien. —Le dijo el. — ¡Espera que me tengo que ir a calzar!

              —Claro. —Dijo ella. —Yo de mientras le escribiré a tu madre que no vamos a almorzar aquí.

              —Está bien. —le respondió Ron subiendo los peldaños de las escaleras apresuradamente.

              Hermione encontró en la sala un troco de pergamino y una pluma con tinta, con su aseada caligrafía escribió: