Caminaba por un tenebroso laberinto, parecía como aquel que había presenciado en el Torneo de los Tres Magos hacía un largo tiempo. Llegó a una bifurcación y decidió tomar el camino más iluminado. Recordó que podía tener la varita así que se tanteó su bolsillo derecho del pantalón que tenía puesto. No la tenía. Estaba cada vez más asustada. Comenzó a correr aunque le era imposible, su respiración era más agitada. Miró hacia adelante y presenció a alguien que le señalaba con la mano para que se acercara. Lo hizo. Era de nuevo ella, aquella energúmena mujer con ojos de venganza. Una venganza que todavía la misma Hermione no comprendía...
¿Por qué odiar a alguien por ser hijo de muggles? La falta de razón iba a la par de la locura de aquella mujer. La observó desafiante y ocurrió. A pesar que Hermione había comenzado a correr lejos de ella, aquella maldición torturadora alcanzó su espalda, sintió un súbito dolor que la hizo hincarse de rodillas en el frío suelo de aquel lugar. Lloró y deseó nuevamente morir, antes de estar soportando aquella tortura...
Despertó sudorosa y con el corazón latiéndole impaciente. Se repitió a sí misma que había sido otra maldita pesadilla, hacía mucho tiempo que no las tenía. Fue hasta el baño y se lavó la cara. Se miró al espejo y volvió a repetirse en voz alta que aquello no era real. Volvió a la habitación y observó la hora en el reloj de su veladora, eran las seis de la mañana. Todas dormían. Pero ella decidió que era mejor vestirse, tomar un libro e ir al Gran Comedor a esperar el desayuno que no tardaba en venir. Se puso un jean, unas botas y un suéter, el otoño comenzaba a aparecer por Hogwarts.
Con la varita en mano se encaminó hacia su destino, esperaba no encontrarse con Peeves, que siempre andaba rondando a esa hora en los pasillos. Por fortuna no se encontró a nadie. Llegó hasta el Gran Comedor y ya había algunos alumnos que también habían madrugado. Se sentó en la mesa de Gryffindor, lo más alejada posible y se puso a leer el libro titulado "Guía de transformación para avanzados." de Emeric Switch. Con este quizás podría intentar sacarse la imagen de Bellatrix de la cabeza, aunque resultaba imposible.
A eso de las siete ya estaba desayunando. Después de media hora, apareció Ginny con su uniforme de quidditch, ya que todos los domingos a partir de esa semana tenían el campo para entrenar. El primer partido de la temporada era recién después de las vacaciones de invierno, ella estaba ansiosa para que esos tres meses pasaran lo más rápido posible, a pesar que tenían que entrenar un poco más.
—¿Qué haces tan temprano levantada? —Le preguntó a Hermione mientras le daba un beso en la mejilla y se sentaba a su lado.
—Tuve una pesadilla que no me dejaba dormir.
—¿De los que me has contado? —Le preguntó Ginny cambiando su semblante.
—Sí —Le contestó agachando la cabeza.
Ginny le puso la mano en el hombro en señal de apoyo.
—Tranquila, ella ya no está —Le recordó Ginny.
—Lo sé, pero creo que es por las secuelas que te deja aquello, de aquel día...
—Te entiendo, lo siento —Le contestó Ginny mientras abrazó a su amiga.
—Gracias Ginny, necesitaba un abrazo.
—No tienes que agradecerme.
Ella esbozó una sonrisa y cambió de tema:
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Volver a empezar...
Fanfiction¿Qué fue lo que ocurrió después de aquel tenebroso setiembre de 1998? ¿Cómo pudieron superar las pérdidas y la destrucción del mundo mágico? ¿Qué consecuencias tuvo aquel beso fugaz que Ron le dio a Hermione en plena batalla? Estas y muchas...