VII Hacia Australia

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Sintió que alguien le acariciaba el cabello y luego le daba pequeños besos en su frente y le decía en susurros: "Despierta Hermione".  Al darse cuenta de quién era, decidió desperezarse:

—¿Que ocurre amor? — Le pregunto a un Ron sumamente despierto y muy arreglado.

—Ya son las diez... —El seguía acariciándole el cabello mientras ella continuaba con los ojos cerrados, pero al oír esto se incorporo en la cama y trato de abrir los ojos. La luz tenue que entraba por la puerta abierta de la habitación le permitió observar unos ojos azules que la observaban y que se sobresaltaron cuando ella se sentó apresuradamente en la cama.

—¿Las diez? —Preguntó sorprendida. —Pensé que era más temprano, tenemos que estar en el Ministerio a las doce.

—Lo sé. —Contestó Ron —Ye he arreglado todo para llevar, por cierto, no me darás un beso de los buenos días?

Ella sonrió de como Ron se lo había dicho y lo saludo con un beso que duro largo segundos.

—¿Ya has desayunado? —Le preguntó Hermione luego de separarse.

—Yo no, te estaba esperando a ti.

—Si quieres adelántate mientras me visto.

—Está bien, te espero abajo entonces. —Le dijo Ron mientras le daba un sonoro beso en la frente a ella y salía hacia la cocina.

Se apuró en aprontarse y bajo a la cocina. Ron se encontraba sumamente entretenido leyendo el profeta. Le pareció raro a Hermione que el desayuno estuviese servido y Ron no probara bocado. Luego vio a Harry y Ginny. La saludaron, diciéndole que ellos estaban ayudando a Molly afuera y que no se fueran sin despedirlos. Desaparecieron por la puerta de la cocina. Hermione se acercó a la mesa captando la atención de Ron, se sentó enfrente de él.

—¿Alguna noticia interesante? —Pregunto Hermione tomando una tostada con mermelada.

—Sí, han atrapado a los dos mortífagos fugados y que fueron a juicio con el Wizengamot y los metieron en Azkaban dado que asesinaron a mas de cinco muggles cada uno.— Termino Ron mientras Hermione abría de par en par sus ojos.— Ahora están donde se merecen.

—Si, donde se merecen estar. —Recalcó ella. —Ron, ¿te sientes bien? ¿Por qué no has comenzado a desayunar?

Ron la miro con cara extrañada y luego le contesto:

—No me pasa nada Hermione, solo te estaba esperando a ti.

—Está bien. —Le contestó ella no muy convencida, así que le hizo una tostada con mermelada que el acepto con gusto. Así comenzaron a desayunar como se debía.

—Otra cosa. —Pregunto Hermione. —¿Qué hay con el caso de Malfoy?

—Harry tiene que ir a declarar esta semana, pero no sabe cuándo. —Contestó tomando otra tostada que Hermione le estaba dando.

—Entiendo. —Respondió ella pensativa, mirando hacia la ventana.— ¿Nosotros iremos?

—No lo sé. Creo que el Ministerio nos citaba, pero no tienen fijado el día.

—Deben de estar sobrepasados de trabajo. —Le siguió Ron.

—Sí, debe ser por eso.

Al terminar de desayunar, decidieron que ya era hora de partir. Tomaron sus dos bolsos, salieron hacia afuera a saludar a Ginny, Harry y Molly. Luego entraron nuevamente a la Madriguera para desaparecer al Ministerio de magia por la gran chimenea de los Weasley.

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