IX Microondas muggles

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          Estuvieron un largo tiempo conversando en aquel pacífico lugar. Hermione después de que Ron le dijera que ya estaba hambriento, decidió que lo mejor era volver a la casa.

—¿Quién cocinará? —Le preguntó parándose mientras ella hacía lo mismo, arrancando a caminar hacia la casa.

—Papá, a él le fascina. —Le contestó Hermione poniéndose sus zapatos. Ron ya lo había hecho hacía rato. —Te encantará.

—¿Podemos regresar? —Le cuestionó Ron posando sus ojos azules como aquel mar en sus avellanas.

—Cuando tú quieras amor. —Le informó— Podríamos volver en las vacaciones de invierno, ya que aquí será verano.

—Sería estupendo —Le confesó él. —Quizás Harry y Ginny también quieran venir.

—Cuando lleguemos a Inglaterra, podríamos organizarlo

—Sí, sería increíble.

Ya habían llegado a la calle principal, se tomaron de las manos para cruzarla y se dirigieron rumbo hacia la casa.

En el correr de la tarde, se entretuvieron ayudando a los señores Granger con los grandes equipajes que tenían que llevar. El mobiliario lo iban a dejar, ya que decidieron que aquel lugar era el mejor para ir a vacacionar. Hermione se sintió apenada por no haber podido volver de vuelta a la playa, pero estaba segurísima de que volvería con Ron y sus amigos dentro de unos pocos meses.

A la hora de la cena, Ron y Hermione ayudaban a la señora Granger a hacer la comida. A su vez, habían hecho un bizcochuelo para microondas.

—Ron, me apagas el microondas por favor.

—Ron no sabe lo que es eso —Hermione concibió una aguda risita involuntaria. El agacho la cabeza sintiéndose tremendamente inútil.

—Oh, lo siento Ron, no hay problema. —Le informó la señora Granger sacando el bizcochuelo con un sabroso aroma a chocolate del microondas y dejándolo en la mesa de mármol de la cocina. Ron de todos modos, siguió un poco avergonzado y en toda la cena, se limitaba a contestar con monosílabos.

A la hora de acostarse, saludó a Hermione un poco hosco y subió a su cuarto. Hermione quedó un poco mal, ya que quizás fue porque se burló cuando no sabía cómo usar el microondas.

—Los despertaré a las siete para irnos al aeropuerto. —Le informó su madre cuando subían por las escaleras. Su padre ya se había despedido de ellas, había sido un día largo y agotador.

Llegó a su dormitorio y fue a ponerse su pijama que estaba en la valija, no había sacado nada de ropa. Se acostó un poco en la cama y escuchó cómo su madre cerraba la puerta de su cuarto y apagaba la luz. Espero unos minutos y se dirigió con su varita en mano hacia al dormitorio de Ron. Hizo el hechizo "muffliato" en la puerta de sus padres para que no escucharan, ya que quizás se iban a enojar si la veían entrando al cuarto de él. Abrió con sumo cuidado la puerta, Ron parecía que estaba dormido, pero no era así. Se acerco un poco más, dejado algo arriba de la veladora y le dijo:

—¿Estás despierto Ron?

—Sí. —Le contestó él sentándose en la cama. —¿Qué pasó?

—Solo quería disculparme, ya sé que no te gusto que me burlara.

—No pasa nada. —Su tono sonó un poco frio

—No quería hacerlo Ron y lo sabes bien.

Ron quedó en silencio y Hermione le tomó la cara con sus manos. La poca luz que entraba desde la calle por la entreabierta ventana, le permitía observar sus enormes ojos fijos en los de ella.

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