VI El baile

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Por la cocina, Ron y Harry se encontraban comiendo una gran porción de aquella tarta de manzana y canela que Molly había preparado.

—Harry. —Llamó Ron con la boca llena teniendo la atención de su amigo: —¿Quieres jugar un partido de quidditch?

—Me encantaría. —Le contestó Harry alegremente. —Hace mucho que no jugamos a uno.

—Vamos a ponernos rompa más cómoda? —Le aconsejó Ron devorando otra porción más y levantándose de la mesa tras la afirmación de Harry.

Ambos se dirigieron a la sala de estar y se encontraron a Hermione pensativa, Ron se acerco a ella dándole un corto beso en sus labios antes de que subiera con Harry a su habitación, aunque él se detuvo a preguntarle a su amiga donde estaba su novia y Hermione le dijo que se encontraba en su habitación tratando de dormir a Teddy.

Entraron en la habitación de Ron, que estaba ordenada gracias a que Harry no soportaba el desorden que presenciaba en ella. Se dedicaron a hablar un rato antes de cambiarse lo que traían puesto.

—Harry, gracias por el dinero que me dejaste arriba de la cama hoy, lo pude usar muy bien y te lo debo. —Le agradeció a su amigo.

—No es nada. —Le espetó Harry. —Y no me debes nada.

—Sí, claro que te lo debo. —Le contradijo Ron. —Por cierto, ¿cómo sabias que tal vez la podría necesitar?

—Ginny. — Le respondió Harry. — No sé cómo hizo, espero que no sea por legeremancia, pero me dijo cuando estábamos desayunando de que tal vez salían a algún lado ¿A dónde fueron?

Ron comenzó a contarle por todos los lugares de Londres habidos y por haber que estuvieron, como también a dónde fueron a almorzar.

Luego de aquella conversación entre amigos, que hacía bastante que no tenían, decidieron cambiarse para jugar un rato al quidditch con Ginny y Hermione. Aunque la última susodicha se quedó mirando como ellos jugaban. Al ser pocos, solo se dedicaron Harry y Ginny a marcarles tantos a Ron.

Una hora después, uno a uno fueron a ducharse, Ginny fue la última. A eso de las tres de la tarde, ella terminaba de vestirse mientras que Ron acompañaba a Harry a llevar a Teddy a lo de su abuela Andrómeda y Hermione leía un libro de un autor muggle en la sala de estar. Ginny decidió ir a buscar a su amiga, para estar juntas un rato. Pensaba que quizás ella estaría un poco enojada, porque estuvieron bastante rato jugando al quidditch, mientras ella lo único que hacía era observarlos.

—Hola. —La saludó Ginny, interrumpiendo la lectura de Hermione en la sala. —¿Qué lees?

—¡Oh! — Exclamó Hermione que apartaba la vista de su libro para mirar a su amiga. — Estoy leyendo una tragedia.

—¿Tragedia? — Preguntó ceñuda mientras se sentaba al lado de Hermione.

—Sí. — Le respondió ella. —Es una historia en la que dos hijos de familias enfrentadas, se aman en secreto. Aunque termina con un final horrible.

—¿Y qué es lo horrible?

—Que ambos mueren. —Le respondió Hermione con voz melancólica.

—Que mal. — Le respondió Ginny. — Entonces si sabes el final es porque ya terminaste de leerlo, ¿no?

—Sí y no. —Le respondió Hermione. —Ya la había leído y además como es una historia tan clásica todos siempre saben el final antes de leerla porque alguien se lo dijo o lo escucho por algún lado...

—A mí me ocurriría exactamente lo mismo si te lo pido para leer. —Le recriminó Ginny. —Me has contado el final.

—Tú me lo pediste. — Dijo sonriendo Hermione y ambas comenzaron a reírse a carcajadas. — Tampoco te conté todo, luego te lo presto, ¿sí?

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