El caso de Oh Sehun tenía a Jongin especialmente preocupado, principalmente porque iban muy atrasados. Es cierto que en la última sesión el joven había hecho muchos progresos, pero seguía estancado en el pasado. Como anterior psiquiatra de Bae Joohyun, la primera vez que vio a la pareja, pudo notar que eran perfectos el uno para el otro.
Irene, como él la llamaba, era una chica bastante peculiar, siempre en su mundo, tan distinta a las demás chicas, que era imposible que no llamara la atención. En las sesiones que había tenido con ella siempre venían los dos. Él se sentaba junto a ella y la cogía del brazo cariñosamente mientras le dedicaba una sonrisa. Atendía más Sehun que ella, y luego se lo comunicaba bien en casa. Digamos que se complementaban a la perfección. Por lo que había oído Jongin de las sesiones con ambos chicos, se conocieron en el taller de teatro de la universidad, y allí Sehun se enamoró perdidamente de ella. Nunca profundizaron sobre el tema, pero a Jongin le gustaría saber más.
Cogió su maletín pesadamente y siguió uno de los largos pasillos de la octava planta. Las luces parpadeaban debido a la tormenta de fuera. Todo era blanco y azul, parecía más un hospital. Hacía un frío atroz, por lo que Jongin no quiso ni siquiera remangarse la camisa para tirar el parche de nicotina ya usado y ponerse otro semejante.
Un policía, custodiando la puerta en la que iba él a entrar, le hizo un gesto de asentimiento y abrió con llave aquella sala. Tirando fuertemente de la puerta blindada, le dio paso a Jongin, dejándolo allí con su paciente. Kyungsoo no había querido ir ese día a la sesión, dijo que si no iba él a su celda, se negaría a moverse.
Allí lo encontró, tallando una escultura con cincel y martillo. En su boca se encontraba un pincel, bañado en rojo, que goteaba en el suelo, a su vez cubierto de papeles. Lucía muy concentrado en su trabajo, dando vueltas alrededor de la escultura, dándole forma. Jongin la observó detenidamente, viendo cada expresión de dolor, el pelo trabajado con el trépano, la piel tan pulida, las tijeras tan bien trabajadas. Pero sobre todo, la paz y a su vez, la angustia que reflejaba la cara de la mujer.
Volvió a mirar a Kyungsoo, y no parecía para nada el joven del otro día. Estaba concentrado, relajado e incluso a gusto. Dejó el martillo y el cincel a un lado y cogió una herramienta que Jongin no conocía. Empezó a pulir más la piedra y a quitarle el polvo, rematándola. Luego se quitó el pincel de la boca, y volviendo a mojarlo en la paleta, rellenó con mucho cuidado y precisión la herida de aquella mujer.
Hasta que no terminó, no se percató de la presencia de su psiquiatra. Lo miró calmadamente y le asintió con una pequeña mueca en la boca. A Jongin le sorprendió ver que no había nada de sensualidad y banalidad en su mirada. Era limpia, profunda y constante. Dejó su maletín a un lado y paseó por la sala observando la escultura.
"Es bastante distinto de tus anteriores obras."
"Todas son distintas, dependiendo las épocas de mi vida. He decidido empezar a trabajar de nuevo el mármol. ¿Sabes? Es una piedra tan pura y beata que... el solo hecho de profanarla con algún color..." suspiró agitado. "Me encanta, no lo puedo evitar. Manchar las cosas, mi vida está llena de manchas, yo soy una mancha entera" lo miró. "¿Qué opina usted, doctor? Como mi más sincero fan."
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Dada || Kaisoo ✔
FanfictionUn asesinato, una desaparición y una denuncia por malos tratos. Esos son los casos recientes que tienen que atender tanto el psiquiatra Kim Jongin como el jefe de policía Park Chanyeol y su equipo. Sin embargo, ¿cómo lidiar con que sea Byun Baekhyun...