Dada || Kaisoo ✔

XI

Cuando Jongin salió del coche, cerró la puerta con un gran golpe seco que le indicó a Chanyeol el mal humor de su amigo. Se dirigió con la mirada fija hacia el gran edificio, y entró en él rápidamente y sin armar escándalo. Cuando fichó eran más de las ocho, su horario estaba a punto de acabar, pero algo le decía que aquella sería una noche muy larga. Se apresuró para coger la carpeta naranja de su paciente y la grabadora.

Subió las escaleras del edificio con paso pesado, pero a la vez rápido y decidido. No pudo evitar formar un puño con las dos manos, lo cual notó al comenzar a clavarse las uñas. Se hacía daño, pero ahora que sabía la verdad, no importaba nada más. Cuando llegó a la planta de psiquiatría, donde se encontraban todos los pacientes, enseñó su identificación a uno de los guardias y entró en la zona rápidamente.

El hecho de saber que Do Kyungsoo, la persona que le alteraba todos los esquemas, estaba detrás de la puerta que tenía delante de sus ojos, hizo que tragase fuertemente. En ese momento se dio cuenta de que había dejado de tomar aquellos chicles, y ya no llevaba apenas parches de nicotina. Su paciente lo había hipnotizado de tal manera que había conseguido que dejase de fumar, lo cual era casi un milagro para él. Confundido por aquello, pidió entrar a aquella sala con otra orden hacia un guardia.

Al abrirse la puerta pudo ver a Kyungsoo de espaldas, observando la pared calmadamente. Tenía una obra sin terminar de esculpir, pero no parecía tener prisa por acabarla. Jongin se encargó de hacer ruido al cerrar la puerta, lo que provocó que el otro pegase un pequeño bote en su asiento por la sorpresa. Cuando lo miró, Jongin pudo ver que estaba demasiado calmado como para haber ahogado a su marido apenas hacía cuatro horas. Quizá le habían dado algún tipo de medicina sin su consentimiento, o simplemente era su reacción natural. De todas maneras, no se le veía para nada feliz.

"¿Todo bien?" se apresuró a hablar Kyungsoo, mirando a su psiquiatra.

"De maravilla" se sentó él mientras dejaba la grabadora a un lado y la carpeta al otro, con un atisbo de sonrisa. "Hoy vamos a tener una sesión muy intensa, Kyungsoo."

"Pero es casi de noche..." dijo este, contrariado.

"Oh, pero es una ocasión muy especial, he hecho grandes progresos con uno de mis pacientes y me gustaría compartirlos contigo."

Kyungsoo se revolvió en su asiento, no muy convencido por aquello, pero se limitó a asentir sin decir ninguna palabra.

"Este paciente" comenzó Jongin "es un tanto peculiar, se le diagnosticó psicosis y algún indicio de esquizofrenia. Según pone en su expediente, lo encerraron en Gonjiam por maltrato hacia su marido, quien se divorció de él a los dos años."

"Jongin..." titubeó Kyungsoo, bajando la cabeza mientras apretaba sus manos reteniendo las lágrimas.

"Pues bien, eso no es todo" lo cortó este. "Resulta que mi paciente no era el maltratador, sino el maltratado, ¡qué noticia tan impactante!" enfatizó Jongin fingiendo interés. "Quisiera contarte la historia de este chico, y que me dijeras qué partes son verdad y qué partes son mentira, ¿te apetece jugar a ese juego?"

"Jongin, no, por favor..." intentó callarlo mientras las lágrimas comenzaban a salir.

"Bien, comienzo entonces. Este muchacho es escultor, uno muy prestigioso, y está casado con un gran empresario chino. Al principio todo es amor, risas y promesas. Se casan tras llevar una temporada juntos. Han tenido algún que otro altercado, pero nada grave comparado con lo que se avecina. Al poco tiempo de ser pareja estable, el escultor comienza a ver cómo su marido tiene comportamientos anómalos, ya no pasa tanto tiempo con él, no lo busca en la cama y ni siquiera quiere conversar con él. Pronto se da cuenta de la cantidad de hombres y mujeres que pasan por los brazos de su esposo mientras él está en la galería de arte exponiendo sus obras, y la idea no le gusta. Pero no dice nada, calla porque sabe que es lo mejor para su relación, porque de verdad lo ama.