Kise posó sus manos sobre el pecho de Aomine, bajó la boca a su cuello, y con la lengua, trazó un cálido camino hasta su oreja.
– Dime qué te da placer –susurró mordiéndole el lóbulo– Y yo lo triplicaré –.
Sus dientes se adueñaron de la piel sensible bajo su oreja y succionó hasta que estaba seguro de que quedaría una marca. Simuló pequeñas embestidas con su pelvis para provocar el pene del moreno y mientras hacía eso, sus manos se encargaban de romper la camiseta que le impedía el paso a la oscura piel del otro. Su boca provocó los labios de Daiki y luego le dio un lento beso donde su lengua acariciaba suavemente a la otra.
Cuando sus manos entraron en contacto con la piel del pecho de Aomine, sintió una descarga eléctrica que lo impulsó a restregarse más fuerte contra el miembro que comenzaba a tornarse duro. Y el moreno gruñó de forma salvaje sujetando las caderas de Kise, aplicando la fuerza necesaria para que sus dedos quedaran marcados en la pálida piel.
El rubio se dejó manejar por el otro pero era lo único que le iba a permitir, su objetivo era darse placer, nunca dejar que los otros lo utilicen, él era quien debía utilizarlos, y como Aomine estaba tan excitado en ese momento, las cosas le iban a resultar fáciles.
Para el estado en el que se encontraba Kise, el dolor era algo que pasaba a segundo plano. Lo único que predominaba, eran las sensaciones que podía obtener de ese momento, así que no iba a detenerse, ya se había perdido en la tierra del placer y no se podía hacer nada más que dejarlo ser. Daiki por su lado ya había abandonado cualquier tipo de restricción y estaba comenzando a liberar su lado salvaje, en unos pocos segundos ya no iba a ser ese rubio quien guiara toda la situación, sino que sería él quien controlaría los roles.
Kise metió un dedo en la boca de Aomine y luego lo retiró para metérselo en la suya y lamer como si de una paleta se tratase, con su otra mano agarro su propio miembro y comenzó a masturbarse frente a los ojos del moreno. Se mordió un poco el dedo a medida que su excitación crecía y una vez que lo tuvo lo bastante lubricado, se lo llevó a su entrada introduciéndolo para acostumbrarse, habían pasado años desde la última vez que lo habían jodido por detrás.
Daiki estaba enloqueciendo, su respiración se había agitado y su pene latía encerrado en sus pantalones. La escenita que estaba protagonizando el rubiecito lo tenía a punto de estallar y no aguantaba más, así que se sentó con Kise en su regazo frotándose descaradamente y lo tumbó sobre el colchón sin miramientos en si le hacía daño o no. Se quitó los pantalones y el bóxer dejando al descubierto su grande miembro.
El rubio había quitado su dedo cuando el moreno lo tumbó de espaldas, no le gustaba esa posición porque significa que no sería él quien estuviera marcando el ritmo, así que se dio la vuelta dejando su trasero a la merced del otro. Si no podía marcar el ritmo, entonces no iba a permitir que le viera el rostro. Sabía que todos los hombres quieren ver el rostro de la persona a la cual se estan follando, así que iba a castigar a ese moreno tal como se lo merecía y lo iba a provocar con sus gemidos.
Aomine agarró el miembro de Ryota y apretó la base entre sus dedos hasta que le arrancó un gemido a su presa.
– Mira que descarado eres –le susurró lamiendo todo el camino de su espalda baja hasta el cuello– Pero no me vas a ocultar tu rostro –.
Kise volteó su cabeza hacía un lado y lo miró con deseo, sus labios estaban rojos y el cabello lo tenía alborotado, se veía demasiado sexy y él mismo lo sabía, fue por eso que llevó su mano al mismo lugar donde Aomine lo estaba apretando y lo hizo moverse hacia arriba y hacia abajo con una lentitud tortuosa.
– Ao.. Aominecchi –gimió temblando, soltó un suspiro entrecortado y curvó la espalda elevando su trasero hasta sentir la fuerte erección del peli azul clavada entre sus nalgas– Te quiero dentro de mí... ahora –.
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#1 No lo niegues [AoKise] KNB
FanfictionUn secreto puede traer la muerte con solo dejar salir una palabra. Una vida puede tener dos lados y cada uno de ellos cortar como una navaja recién afilada... si dos personas se conocen, pueden cambiar todo el curso de las cosas... si no se conocen...