Lo que pueden lograr un par de magulladuras

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Luego de que Aomine fuera engatusado por Kise, (quien escapó invicto de un interrogatorio) no esperó mucho para seguirle el rastro al idiota. Recorrió toda la avenida buscando algún rubio alto con aires de creerse modelo, pero no vio ni siquiera su sombra. Había desaparecido o era invisible, lo cual dudaba.

Él se encontraba cada vez más incrédulo. Aún no podía creer que ese mocoso hubiera conseguido despistarlo. ¡Él era un policía! Nadie se había escapado de sus interrogatorios...

Aproximadamente cada dos minutos se detenía a pensar en cómo el rubio se había escapado... y sonreía como a quien le jugaban trampa en un juego de cartas.

Llevaba más de media hora buscando y decidió que ya no lo iba a encontrar. Quizás se había escapado en un taxi o se metió en alguna tienda. Tendría que recurrir a otros medios para encontrarlo. Le haría una visita personal a su casa. Por suerte había tomado nota de sus datos personales cuando llenó la ficha en el hospital. Le sería más fácil encontrarlo.

Se acercó al estacionamiento del hospital y con una sonrisa de victoria, se metió dentro de su auto y partió rumbo a la dirección del rubio idiota.

Esta vez sí que no se iba a escapar.

***

En un lugar no muy lejos de allí, Kise se movía como un zombi. Apenas levantaba los pies y su cuerpo le pesaba, pero se mantuvo en pie. No se dejó vencer por la fatiga o el dolor... no se iba a desmayar cuando estaba a tan solo pasos del hospital. 

A lo lejos le pareció ver a un sujeto de cabello azul subirse a un auto deportivo del mismo color que su cabello, sin embargo Ryota estaba muy cansado como para saber si lo que vio era correcto o no. Así que continuó caminando y se detuvo al llegar a las puertas del lugar. Miró hacia el interior y sonrió resignado... había llegado al mismo hospital del cual acababa de salir unas horas atrás... eso significaba que estuvo dando vueltas en círculos. Aunque nada de eso le importaba. Él solo quería entrar y que alguna enfermera lo llevara a una habitación y (secretamente deseaba) desmayarse para poder pasar el resto de la noche en algo lo más cercano a una cama (ya que ahora él no tenía una), al menos hasta que fuera de día y estuviera más descansado.

Las puertas se abrieron frente a él y retrocedió porque las luces eran muy fuertes. Se tapó los ojos con el antebrazo y cuando se acostumbró a la iluminación, vio a una figura parada a unos metros.

– Debes estar de broma –gruñó la persona– bien decía Oha Asa que hoy habrían incidentes que retrasarían mis planes –.

Midorima lo miró de la peor forma posible. No podía creer que justo cuando su turno había acabado y se encaminaba a casa junto a su Takao, apareciera este sujeto todo ensangrentado y... en tan malas condiciones. Obviamente no podía dejarlo ya que lo había visto. Además ya lo había atendido con anterioridad, así que conocía su ficha... ¡Maldición!

– Más te vale explicar todo –masculló el peli verde tomando a Kise justo antes de que éste se desplomara inconsciente.

Shintaro suspiró molesto y lo arrastró dentro. Le gritó a una enfermera por una habitación vacía donde poder realizarle las curaciones correspondientes, y cuando la obtuvo, se lo llevó gruñendo maldiciones.

No sabía por qué, pero le echaba la culpa al idiota de Aomine. A veces se le pasaba un poco la mano, sobre todo cuando se enojaba... y Kise se veía... muy magullado. Tal vez Aomine no pudo controlarse y terminó golpeando al rubio (luego de haber salido persiguiéndolo) hasta que ya no podía seguir o sino terminaría matándolo... sí, eso sonaba como algo que Daiki haría.

#1 No lo niegues [AoKise] KNBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora