20 Inviernos

Diferentes

Tú, eres el azul del mar y yo, el azul del cielo,
eres como el ardiente Sahara,
y yo como el polo norte sepultado en el hielo,
eres la confianza ciega,
yo aquel que es ciego a causa de los celos,
eres el dulce sueño de la mañana,
pero yo solo soy aquellas noches de desvelo.

Eres la lluvia de invierno que acaba con la sequía,
yo el rayo ultravioleta que calcina el día.

Eres fiel confidente,
especial e imborrable compañía,
yo soy la soledad que abraza en las noches frías.

Eres como suave brisa meciendo el mar y sus olas,
mas yo soy una tormenta violenta que barcos ahoga.

Eres aquella vida puesta en el podio, a la cual conmemoran,
y yo soy un cuerpo moribundo colgando en la soga.

Tú, el lucero que ilumina el firmamento,
yo, la vela que se apaga entre las sombras.

Tú, la elegancia que ocupa el mejor asiento,
y yo, escombros ocultos bajo la alfombra.

Posees la gracia de una lámpara y su genio,
el valor de un deseo cumplido por las hadas,
pero yo solo soy el vacío que acompaña al bohemio,
soy un mendigo que no posee nada.

Eres diosa de paz,
y yo, una deidad de guerra,
pero mis meteoritos han sido olvidados,
mientras tú fuiste venerada como la pachamama,
como el planeta tierra.

Soy un joven inmaduro
aferrándose a recuerdos del pasado,
tú siempre miras hacia delante y a mí el futuro me aterra.

Eres la risa que rompe la timidez,
yo soy la primera vez de sofoco entre la ansiedad y el temor.

Eres el mar que da libertad a un pez,
y yo la pecera de su retención.

Soy la miopía,
tú, la claridad.

Soy la mentira,
eres la verdad.

Eres cuerpo y mente en perfecta sintonía,
eres el raciocinio y la razón,
mientras yo soy la precipitada locura que abunda en el corazón.

Posees elegantes alas que se elevan hacia el cielo,
Por el contrario mis pies están cosidos al suelo.

Eres libre dices “Hago lo que quiero”,
yo solo he alcanzado a decir “Quiero pero no puedo”.

Eres tan original, única y divina,
y yo, solo una copia de "Made In China",
eres como pasarela de modas, eres un atuendo que combina,
yo soy el maniquí de un buhonero en la esquina.

Eres verbo y yo el predicado.

Me encuentro atado mientras tú caminas libre.

Soy un verso que nunca fue terminado,
el que jamás ha llegado a ser poema de tu calibre.

Subo y bajo como una montaña rusa,
tú no conoces excusas y expulsas los disparates.

Eres autónoma, inigualable musa,
mientras mi mente es reclusa tras las paredes de un escaparate.

Eres el aroma de los lirios y jazmines,
Yo la hierba en los confines del jardín que se levanta.

Eres una noche de película en el cine,
yo un sofá sin fines, abandonado bajo las mantas.

Yo soy la tristeza,
yo soy el dolor,
tú, la alegría que estalla por accidente.

Soy la frase de “Se acabó el amor”
y tú, el final de “Felices para siempre”.

Entre paranoias vi tu sensatez,
fuiste la calidez de mi alma decadente.

Con una palabra caí a tus pies,
pero no será esta vez, porque soy tan diferente.

Eres seguridad,
yo, el azar de una apuesta.

Intente subir la cuesta y llegar a tu pendiente.

Lo que a ti te suma, a mí solo me resta,
eso me contesta que somos tan diferentes.