Caminamos hacia su auto. Me mira curioso, mientras observo detenidamente que realmente tiene un muy buen auto, un volvo C70 negro; a lo cual solo responde girando los ojos.
- Me parece que deberías protegerte del sereno de la noche - toma su saco y lo coloca en mi espalda, siento su aroma en mí.
- Es tiempo de comer algo, no crees. Hay un restaurante a unos kilómetros de aquí o si prefieres busquemos alguno más cerca.
No tengo inconveniente en ir a donde él sugiere. Su auto es muy cómodo y durante el corto recorrido se escucha la música que envuelve la totalidad del interior, una melodía en violoncelo, alcanzo a ver en la consola una carátula de Mischa Maisky.
Cuando llegamos, no hay muchos autos en el estacionamiento. Optamos por una mesa al fondo del jardín junto a una fuente iluminada y rodeada por rosas de las que emana un suave aroma.
- Buena tarde, bienvenidos. Les ofrezco la carta o desean ordenar la sugerencia del Chef - dice el mesero mientras sirve agua en las copas.
Ordené una sopa y él optó por un plato de pastas. El ambiente es acogedor y muy tranquilo. Está iluminado en su mayor parte por velas y a lo lejos se escuchaba a alguien interpretando el piano de una forma muy apasionada.
Platicamos de temas triviales como los platos gourmet y las fiestas que suelen celebrarse en ese lugar. Pero aun así la conversación ha sido amena y la comida estaba exquisita, de hecho el me convidó de su plato y yo de mi sopa. Ha sido casi como si aquello fuera algo natural entre nosotros.
- Desean ordenar algo más, pregunta el mesero mientras toma los platos.
- Escuché lo que dijiste, pero... Te apetece beber algo, un vino tal vez...
- Supongo que una copa estaría bien, gracias - digo algo resignada y pienso muy dentro de mí que quizá necesito algo así, para animarme a contarle sobre mí.
Aprovecho un momento para ir al tocador... Necesito un momento sola, para asimilar las últimas horas.
Paso por el corredor y veo a un joven con coleta sentado en el piano interpretando un tema con sus ojos cerrados siguiendo con un vaivén el ritmo de su música.
Al entrar al tocador, el lugar está completamente vacío y lo agradezco. Me veo en el espejo y me pregunto qué está pasando aquí. A dónde me llevará todo esto. Quizá simplemente es una oportunidad para decir en voz alta muchas cosas que mi mente no termina de discernir.
La chica del espejo asiente categóricamente, pero de pronto me ve con desconfianza sopesando mi situación. A quién quiero engañar. El hombre me pone los pelos de punta con solo verle. Cada aproximación podría significar un detonante que no debería ser activado.
Ahí va de nuevo la chica con media sonrisa y alzando la ceja como animándome a hacer algo. Hasta hace unas horas, solo divagaba en la idea de disfrutar el momento. Pero ahora se han evidenciado muchos temas, que aunque en el fondo los conocía, no tenía noción consciente de ellos.
Qué tengo que hacer ahora. La chica del espejo solo espera a mi señal para actuar, lo sé por la forma en que me mira. Qué voy a decirle. Qué va a pasar más tarde. Y qué hay de mañana, qué pasaría si no vuelvo a verle. Mi pregunta resuena en mi mente como un eco mientras la chica muestra una clara preocupación en su rostro. Tengo muchas preguntas, pero poco tiempo para preocuparme por todas en ese momento. Así que solo me refrescaré, retocaré mi maquillaje y recogeré mi cabello. Al final la chica del espejo y yo hemos llegado a un acuerdo.
Avanzo por el mismo corredor y me encuentro de frente con los ojos azules del pianista, es joven e interpreta su música con mucha pasión, me sonríe y con un movimiento de cabeza saluda, devuelvo el saludo un poco tímida y me dirijo hacia el jardín en busca de nuestra mesa y logro ver las copas servidas, pero él no está. Observo alrededor sin parecer alarmada, ha oscurecido y la poca luz no me permite divisar mayor distancia.
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Una tarde a mitad del verano
ChickLitLa primera parte de la historia sobre una chica universitaria, que está por tomar interesantes decisiones en su vida, para ello se toma una tarde para si misma, sin imaginarse que un encuentro casual podría cambiarlo todo. ...