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—No puedo, ¿Qué rayos le voy a decir cuando la vea?... Hola, Viri, ¿Me recuerdas? Soy la tonta que se decía tú amiga y que provocó que Erika y los demás se metieran contigo. Ya sabes, lo de siempre...

—No exageres y piensa por un momento la situación —, mientras hablaba, Antonio le tomó la mano a la chica y con la otra la obligó a mirarle a los ojos. — ¿Por qué quiere verte? No creo que sea para molestarte con lo que pasó hace un año, o por lo menos no totalmente. Tal vez ella también necesita cerrar este asunto, y lo único que necesita es conocer tus razones.

—Razones, ¿Qué razones puedo darle? Fui una idiota y lo que pasó fue que no confié lo suficiente en ella... ¿Eso quieres que le diga?

—Ella merece saber la verdad.

Ante esa frase, Lilly bajó la cabeza y lanzó un hondo suspiro al tiempo que torcía la boca con violencia. No esperaba que aquello fuera tan complicado, y aunque una parte se arrepentía de haber intentado ponerse en contacto con la muchacha, la mayoría se hallaba en perfecta sintonía con su deseo.

Quería ver a Viridiana, aunque sea una vez más.

—Bueno, ¿y cuando te dijo que la vieras?

—Hoy —, suspiro la castaña, llevándose una mano a la cabeza. — Saliendo de clases. Me dijo que la viera en el parque de atrás de la escuela.

—Y... ¿Vas a ir?

—Sí —, la voz de Lilly sonó un poco rota, pero su semblante estaba serio y decidido. — No pienso seguir ocultándome y tampoco quiero terminar como Erika, que no acepta sus culpas. Voy a hacerlo.

—Eso es justo lo que quería escuchar —. Antonio la soltó y se puso de pie, mostrando una media sonrisa a la par de sus palabras. — No te preocupes. Voy contigo.

La castaña ya estaba negándose, cuando el chico se inclinó hasta casi chocar con el rostro de su acompañante. Aquel movimiento la tomó desprevenida, provocando que dejara de respirar mientras este hablaba.

—No te preocupes. No tengo la intención de intervenir en eso... Se podría decir que voy como "apoyo moral" a la situación.

—Pero...

—Vamos, ¿En verdad quieres ir sola al parque? Conociéndote, estoy casi seguro de que lo primero que vas a hacer es ir como si estuvieras acercándote al paredón. Mejor te evitó esa pena y voy contigo.

Con un fuerte suspiro, la muchacha asintió y le correspondió a sus palabras con una tímida sonrisa.

—Gracias, por todo.

—Eh, todavía no me agradezcas. Primero hay que ver lo que quiere esa chica de ti.

Con una ceja en alto, el muchacho puso de pie a su amiga.

—Vamos, te acompaño por la comida. Capaz que Monse ya está a punto de soltar alguna grosería, porque todavía no llegas con su encargo.

El día pasó sin otro percance por parte del celular de la castaña. Había preparado lo que quería decirle a su ex amiga en un trozo de papel, y hasta le había enviado a su madre un mensaje diciendo que llegaría tarde a la casa.

No sabía cuánto tiempo se demoraría con ella; suponía que no sería mucho pero como ya tenía tiempo que no la veía quería estar segura de que no las interrumpiría nada ni nadie.

Incluso Antonio, que en esos momentos caminaba a su lado, se encontraba más callado y serió que de costumbre. Encerrado en sus pensamientos.

En el momento en que puso un pie sobre el parque, Lilly volteó a ver a su amigo y le dijo, a media voz.

En la secundaria ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora