No Te Engañes |Jimmy Darling|

III

—No soy ninguna cría Theodora— volvió a decir dirigiéndose para después sentarse en el asiento que antes estaba vacío.

—Podrías por lo menos comportarte cuando hay visitas— le respondió Theodora mirándola mal. En ese momento fue cuando finalmente la chica alzó la mirada con el ceño fruncido mirando alrededor hasta topar conmigo, cuando por fin sus ojos hicieron contacto con los míos,  sentí un escalofrío que recorrió desde mi nuca hasta el final de mi columna vertebral. Su rostro firme evaluandome me hizo mirarla bien, su cabello negro amarrado en una coleta alta y con algunos mechones sueltos le hacían ver informal, el color de sus ojos que aún me debatía si era grises o azules  miraban calculadores a cada uno de mis movimientos, tenía una nariz pequeña y una tez pálida tan pálida como un papel.

—¿Y tu eres?— preguntó cautelosa.

—Jimmy Darling— pronuncie dudando en extenderle la mano, lo cual al final si lo hice, sin embargo ella jamás apartó la mirada de mi.

—Katherine McCarthy— estrechó mi mano sin mostrar ningún signo de horror. En seguida se dedicó a comer apresurada.

—¿Por qué estás comiendo tan apurada querida?— le preguntó Theodora comiendo con los distintos cubiertos tan refinados.

—He quedado con Michael— contestó con la boca llena lo cual hizo que no se le entendiera nada.

—¿A donde?— volvió a murmurar la señora con una de sus cejas alzadas.

—A un circo que está no muy lejos, la verdad no le he puesto atención. Sólo voy a acompañarlo con la esperanza de que nos encontremos con un payaso.

—¿un payaso?— yo sólo me dedicaba a mirarlas y escucharlas.

—Si, el otro día me ha asegurado que su temor hacia ellos había desaparecido, así que hemos hecho una apuesta— contestó Katherine dando un gran trago a su zumo de naranja.

—¿No crees que pasas mucho tiempo con ese chico?...No me sorprendería que hicieran algo indebido.

—¿y qué esperabas es mi mejor amigo?. Y con respecto a lo otro si te preocupa, deja te anuncio que sigo siendo tan casta y virgen como me dejó mi abuela cuando me dejó contigo a cargo. De todos modos no tengo por qué darte explicaciones— dijo poniéndose de pie para marcharse, sin embargo Theodora la detuvo pronunciando su nombre.