IV

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La voz de Theodora pronunciando su nombre hizo que Katherine se detuviera y girara levemente.

—¿Ahora qué?— preguntó ella con cierto tono de irritación.

—¿Podrías llevar a Jimmy?— le preguntó amablemente la señora poniendo sobre la mesa sus codos y mirando a la joven fijamente; Katherine puso los ojos en blanco ante su pregunta y una mirada rapida fue puesta en mí, enseguida un movimiento con su cabeza me dijo que la siguiera, por lo que me levanté lentamente de la silla y con algo de pena abandoné el plato de comida casi intacto, me coloqué rápidamente  los guantes con algo de nervios por lo que estaria pensando Katherine sobre mis manos, sin embargo al darle un vistazo me di cuenta que esta estaba bastante distraída mirando unas flores colocadas en un florero de aspecto muy caro.
Dirigiendome hacia la señora Theodora le agradecí con la mirada por haber sido tan buena persona.

—Muchas gracias señora, ha sido un gusto conocerla— murmuré cortesmente.

—No tienes por qué agradecer querido, el gusto ha sido mío y espero verte pronto— contestó poniendose de pie y dandome un ligero abrazo.

Después de eso Katherine comenzó a salir del comedor por lo que la seguí. Mientras caminaba detras de ella me di la tarea de mirarla detalladamente, pude percibir que su andar tenia un toque elegante, cada paso que daba demostraba su seguridad a si misma ya que parecia que ella sabia lo que hacia en cada cosa que hacia.
Dando una última vuelta por un pasillo y pasando por una enorme puerta salimos hasta un gran cuarto iluminado con luces blancas y donde estaban ubicados una gran cantidad de autos de todo tipo.
Katherine sin detenerse a mirar cada uno, caminó hasta el fondo y subiendose a uno color rojo hizo sonar el motor; torpemente caminé hasta el auto y abrí la puerta del copiloto, después de acomodarme en el asiento, la chica sentada a mi lado hizo a andar el auto, la ventana del lado del conductor iba abierta por lo tanto su cabello largo danzaba junto con el viento, mirandola tan consentrada en el camino que se tendía delante me hizo darme cuenta que Katherine era una chica preciosa, sin embargo al pensar cuán perfecta era mi corazón se oprimía con fuerza dentro de mi pecho.

—¿Podrías dejar de observarme?— preguntó ella girando levemente la cabeza hacia mi mientras enarcaba una de sus cejas —no es que me moleste, es solo que me haces creer que tengo algo en el rostro.

—Lo siento, mi intención no era incomodarte ni nada por el estilo, es sólo que tienes unos ojos preciosos— contesté rápidamente tratando de evadir el tema y sin fijarme mucho en mis palabras me di cuenta que había dicho algo que no pensaba decir en voz alta.

No Te Engañes |Jimmy Darling|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora