Acérquense mis niños y tomen asiento. Guarden silencio y disfruten de una vieja historia, tan vieja como el sol. Escuchad con atención como la luz venció a la oscuridad y como nació la corona de gemas.
El mundo no siempre ha vivido rodeado de caos y oscuridad, los murmullos milenarios afirman que hubo un tiempo donde aquellas palabras carecían de significado, donde la tierra era frondosa y la manzana no había sido mordida. Era un tiempo donde todo pudo ser perfecto hasta que la desobediencia nació.
La historia que rodea la creación de la dama de Edom no es tan oscura y siniestra como siempre se ha creído. Si bien, nadie sabe con certeza que hizo Lilith para ganarse la ira de Dios, solo está claro su desobediencia y que tras revelarse contra el creador se instaló en Edom, desde ahí sentenció a todo ser vivo a la miseria.
La belleza que Lilith ostentaba era tal que podía arrebatarle el aliento a cualquiera, toda criatura que habitaba la tierra estaba rendido ante ella, las criaturas demoníacas que habitaban el desierto de Edom solían admirarla desde lejos, con miedo de ver su bello rostro crispado en una mueca.
Samael, uno de los nueve príncipes del infierno se cansó de observarla como todos otros, el la deseaba, una belleza tan fría debía ser solo suya y movido por la lujuria se presentó ante ella. Dos almas tan oscuras solo podían pertenecerse la una a la otra y sin importar quien los viera desde la inmensidad de la noche ambos se entregaron a los deseos carnales. Conforme el sol se alzaba en la mañana Lilith lo hacia también, renovada, con el corazón sumido en las tinieblas, se alzó como la primer demonio femenino.
La dama de Edom, planificó su venganza, y junto con Luzbel hundieron a la tierra en una eterna noche, si no podía tener los cielos, agitaría los infiernos. Todo ser viviente sentiría la agonía de los abismos. Posicionó su trono hecho de cadáveres y sangre en la montaña más alta y desde ahí planeo reinar a sus esclavos.
Transcurrió lo que pudieron ser seis días, años, o milenios en los cuales el mundo se sumió en tinieblas pero al séptimo día, una luz se abrió camino entre el techo de oscuridad y de aquel rayo brotaron doce siluetas aladas.
Doce damas celestiales rodearon el trono de la dama infernal, aseguraron que habían llegado para felicitarla, por haber sido la mente maestra de un plan tan ambicioso y por su determinación. Lilith solo se regocijaba en su propia gloria y les ordenó a las doce damas que la reverenciaran como gesto de rendición.
"Si bien la palabra Rendición y Redención son similares ninguna es aplicable a una dama."
La portavoz de aquellas figuras divinas se hizo oír en toda la tierra, la melodía que era su voz abrigó a los humanos encendiendo en ellos la esperanza perdida. La corte de las doce, eran la primera y única en su especie, doce figuras celestiales representadas por los más bellos regalos que la tierra pudiera ofrecer, cada una representadas por una de las gemas que adornaba la corona que estaban entregando como regalo a Lilith.
Eran cuerpos que poseían luz propia y cuyas alas prometían calor, esa pequeña ola de sensación calida que te inunda al sentir que todo está bien y no esas brazas que ardían en piel de los mortales que amenazaba con calar hasta sus huesos.
Lilith le arrebató la corona a la portavoz de las damas y se auto coronó reina de los cielos y abismos pues ella creía que la tierra había sucumbido, la esperanza que había florecido como un pequeño retoño volvió a perecer. Cuando la corona adornó a la dama infernal, apenas el oro toco la piel de la dama de Edom el cuerpo de las doce emisarias del los cielos cayeron, una a una, mientras que de ellos brotaba como un geiser, espirales de energía que surcaron los cielos.
Una a una alzaba la vista su hogar y abandonaban sus cuerpos físicos que yacían a los pies de Lilith. Todos alzaron la vista al cielo de nuevo iluminado. Se escuchó un grito, como un chillido que cayó a la tierra en un silencio infinito donde solo se pudo escuchar aquel ruido agónico y desesperado, ensordecedor, seguido de luz, tan blanca en contraste a todo lo demás que todos aquellos que habían perdido la visión de la esperanza vieron con claridad.
"Tu solo sumiste al mundo en seis espacios de oscuridad y nosotras, nosotras les daremos doce destellos de luz."
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Sombra de Zafiro: La última gema
FantasiEn el desenlace de una amarga batalla, un ángel le juró amor a una chica marcada por las sombras. Ambos sabían que ella era un libro donde ya se había escrito un final. Trágico final, el que acaba de iniciar. Ángeles y paganos mezclan su sangre...