Capítulo 1: Invitación Inesperada

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-"¡Zoe!"- Gritaba mi madre mientras lanzaba puños a la puerta para así  despertarme, pués siempre se me olvida poner la alarma antes de dormir.

-"¡Ya voy!"- Exclamé mientras arrojaba la frisa hacia mis pies. Me levanté de la cama y empezé a prepararme para otro aburrido y fastidioso día de clases. Si acaso te preguntas, NO me gusta ir a la escuela.

-"Este uniforme me hace ver desagradable."- Dije al suspirar y mirarme en el espejo. Primeramente no es mi talla, me queda muy grande y no me veo nada de atractiva. Tengo que comprarme otro o arreglar este, pero no tengo tiempo.

El uniforme se compone de una polo blanca, un chaleco de color vino, asi mismo la falda en tabletas es de color vino. Me amaré los zapatos, que por cierto son unos vans. Me hice un moño de dona y baje por las escaleras hacia la cocina.

 Me hice un moño de dona y baje por las escaleras hacia la cocina

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-"Zoe te deberías de arreglar un poco más."- Dijo mi madre mirando mi moño de dona.

-"Nose para que, o para quien."- Dije mientras abría la nevera buscando el medio galón de leche.

-"Para tí misma mi niña"- Dijo apretando mi cachete derecho.

-"Ma' no me llames "niña", sabes muy bien que no lo soy".- Dije rodando los ojos mientras me servía un bol de cereal.

Tengo 17 años y mi madre aún me llama así en cualquier lugar que andemos, pero aún asi la quiero mucho ya que es quien siempre ha estado ahí para mi, al igual que mi papá cuando no está trabajando.

-"Para mí siempre serás mi niña."- Dijo formando una sonrisa.

-"Claro Ma'"- Dije mientras comía cereal y veía la televisión.

-"¡¿Que hora es?!"-Dije preocupada al ver la hora en las noticias.

-"Estas tarde."- Dijo mi madre riéndose al ver que salí corriendo, agarré mi bulto y encendí mi auto.

Guíe hacia la apestosa escuela superior y estacione mi auto. Salí corriendo hacia mi salon por los pasillos despejados, ya que todos estaban en sus respectivos salones. Al fin llegué al salón y me senté en el único pupitre el cual esta vacío, el más cerca que estaba de la profesora.

-¡Tarde!- Exclamó la profe mientras me lanzaba una mirada desagradable. Me quedé callada, ya que si le respondo me consideraría una irrespetuosa, asi que prosiguió dando la clase.

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