Capítulo 30

4 1 0
                                    

Las doce menos cinco. El vuelo se había retrasado un poco porque el piloto había cogido un atasco o no sé qué.
Acabamos de aterrizar, y en unos diez minutos estaremos en la terminal de llegada. Tengo unas ganas tremendas de verla. No sé si seré capaz de soportar todo lo que puede ocurrir.
¿Y si de verdad Yanira no decidía venir? No podía ni pensarlo. No quiero.  No sé qué hacer sin ella.

¿En qué demonios estaba pensando?
¿Como podría haber pasado eso?
No sé que narices había pasado para que esa rubia se me tiara encima. No me acordaba de nada pero tenía clarísimo que yo no le había entrado ni mucho menos. Estaba con Yani, y jamás le habría hecho eso, ni despierto, ni borracho ni inconsciente.

Estaba nervioso e impaciente. Quería verla. Necesitaba verla. Necesitaba besarla. No podía vivir sin ella. La necesitaba. Estos días habían sido un infierno sin ella. La añoraba. Mucho.

Bajamos del avión y veo un montón de gente en la cristalera. Me pregunto si ella estará allí.

Me paro a pensar si fuera en el caso contrario. Si fuera ella la que estaba borracha... Le habría partido todos y cada uno de los dientes al tipejo que la había besado. Pero... ¿la perdonaría? No quiero ni imaginarme ni un segundo más esa posibilidad.
Entro al aeropuerto y cojo mi maleta.

Tres metros.

Son solo tres metros los que me separan de la terminal. Tres metros en los que mi vida puede irse por el desagüe.

¿Quiero cruzar? ¿De verdad lo quiero?

Respiro hondo.

Las puertas de abren y un montón de gente me mira. Pero no conozco a nadie. Salgo del pasillo y no la veo.

No ha venido. No pudo perdonarme...

Alguien aparece a mis espaldas. Me giro y ahí está. Con un vestido negro y una chaqueta roja. Me quedo mirándola en frente suya. Quiero besarla. Necesito hacerlo. La abrazo.  Y lo hago. La agarro por la cintura y la beso como nunca lo había hecho antes nunca. Y ella me devuelve el beso, y por un momento todo es perfecto. La necesitaba, la necesitaba de verdad. Me separo de ella sin sueltarla de la cintura.

- Has venido.

- Si...

La cojo por el cuello y apoyo mi frente sobre la suya.

- Perdóname - suplico - Perdóname.

Está tensa pero se relaja poco a poco bajo mi tacto.

- Pequeña... perdóname.

Cierra los ojos. Acerca sus labios a los míos y me besa.

- Perdóname, te lo suplico - digo aún sin separarme de ella.

Se aparta un poco de mí y no puedo dejar de mirarla.

- Yo...

- Yan por favor - digo cerrando los ojos.

- No puedo...

- Yan...

- No puedo más... - dice sentándose en un banco que hay cerca de nosotros.

Me acerco a ella poniéndome de cuclillas a sus pies. Una lágrima baja por su mejilla. Algo se rompe dentro de mí. Verla así me está matando.

- Yani por favor... No sé qué más hacer...

- Ni yo...

La miro sin saber qué hacer o decir, esperando una respuesta que probablemente no llegue nunca.

- Te quiero.

- Y yo a ti...

- Perdóname, por favor, necesito que lo hagas - digo desesperado - Te juro que no pienso ni volver a beber.

- Yo...

- Te quiero Yan. Te quiero de verdad.

- Adri...

- Por favor...

- No es por la chica. Me has mentido...

Veo una lágrima que cae por su mejilla y me apresuro en limpiársela.

- Yani... te juro que no pienso volver a hacerlo. No pienso volver a mentirte nunca. Ni llegar inconsciente a casa sin saber qué he hecho.

- Está bien...

- Confía en mí - digo tendiéndole mi mano.

- Confío en ti... - dice cogiendo la mano que le he tendido y juntando su frente con la mía - Pero debes saber algo.

- ¿El qué? - pregunto confuso.

- Sé que te vas a enfadar, y vas a ser tú el que no confíe en mí.

Suelta mi mano. ¿Qué demonios pasa?

- ¿Qué? ¿Por qué?

Respira hondo y veo que le cuesta decir sea lo que sea lo que vaya a decir.

- Fran me besó anteayer...

- ¿Qué?

No.
No puede ser. Es imposible.
Una ira enorme empieza a crecer dentro de mí.

- Solo fue un pico... - dice realmente afectada - pero quería que lo supieras, porque no quiero mentiras.

- ¿Y te dejaste besar? - pregunto furioso.

- Y ahora te enfadas y soy yo la culpable - dice ¿enfadada?

Llevaba razón... Siempre pasaba eso... Pero el mal humor me puede. No iba a enfadarme con ella.

- No... Le pienso matar, pero no me voy a enfadar contigo.

- Siento no habértelo dicho antes, pero sabía que te enfadarías y solo se complicarían más las cosas.

La había besado. Ese hijo de su madre la había besado.

- Empate ¿no? - digo frustrado.

- Perdóname tú y yo te perdono - dice realmente triste.

Estaba comparando un pico que le habían dado con que le había mentido y había llegado inconsciente a casa después de que una chavala me entrara estando completamente borracho.

- Eres malísima haciendo tratos.

La beso, pero no todo está bien. No ha sido un beso sincero como los que siempre nos dábamos. Faltaba algo.
No me ha dicho si le había dejado besarla.

- ¿Te has dejado besar? - pregunto temiendo la respuesta pero con la necesidad de hacérsela.

Me mira y yo no saco mi mirada de ella. Baja su mirada hasta sus manos.

- Sí...

Me levanto completamente frustrado.
No sé dónde meterme. Y me voy.

Simplemente la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora