Capítulo 45

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Abro la puerta y no veo a Yan.  Me acerco a la cocina veo que está un cuchillo en el suelo y todo está lleno de sangre.
¿Sangre?

- ¿Yan?

Veo que no hay ni rastro de ella ni en la cocina ni en el salón y empiezo a preocuparme por si le ha pasado algo.
Me acerco a la encimera y veo que hay mucha sangre, y que hay gotas en el suelo que van a la habitación.

- ¿Nena estás bien?

Entro en la habitación y veo que sus muletas están tiradas en el suelo y la sangre sigue hasta el baño. Entro y veo que está de pie junto a la pileta dándome la espalda.

- Yan.

- Estoy bien.

- ¿Qué ha pasado? Está todo lleno de sangre.

- He empezado a sangrar por la nariz y me he asustado. Se me ha caído el cuchillo y me he cortado el dedo - dice nerviosa.

- Tranquila - digo abrazándola por la espalda - Déjame ver.

Le cojo la mano izquierda y veo que tiene un corte en el dedo que sangra bastante. Cojo una toalla y se la envuelvo en el dedo, mientras que con una de las esquinas le seco la sangre de la nariz.

- Eres un desastre.

- Lo sé...

- Siéntate y te pongo una venda en el dedo.

Se sienta en el bordillo de la bañera mientras cojo el botiquín de primeros auxilios y saco unas vendas. Le quito la toalla del dedo y le envuelvo una venda después de limpiarle el corte.

- Esto tiene que ser una señal de que no nos casemos porque si lo hago estaré manca y coja.

- No digas estupideces - digo riendo mientras corto la venda.

- ¿Cómo puedo ser tan torpe? - dice cansada suspirando.

- No lo sé - digo riendo mientras le pongo esparadrapo.

- De verdad que nunca voy a cambiar...

- Yo no quiero que lo hagas. Me gustas tal y como eres. Incluso así de torpe - digo mirándola fijamente.

- Vas a acabar cansándote de mí.

- Nunca va a pasar eso.

Le quito la toalla de la nariz y veo que ya no sangra.

- Venga vamos - digo poniéndome de pie.

- ¿A dónde?

- A cambiarte. Estás llena de sangre  - digo señalando su camiseta.

La cojo en el aire y la llevo a la cama.

- ¿Qué ropa le traigo señorita? - pregunto girándome hacia el armario.

- ¿Un vestido?

Rebusco entre sus vestidos y saco uno gris.

- ¿Este?

- Vale.

- Voy a limpiar todo esto antes de que vengan Sandra y Tomás ¿vale? Llama o grita si me necesitas.

Se ríe y salgo a limpiar la cocina. Justo estoy lavando el cuchillo y suena el timbre.

- ¿Ya están aquí? - pregunta Yan saliendo de la habitación.

- Parece que sí.

Descuelgo el telefonillo y veo que no son ellos, sino Marcos, y no con muy buena pinta.

- ¿Qué haces aquí?

~ Tenemos que hablar.

- ¿Quién es? - pregunta Yan desde el sofá.

Simplemente la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora