- ¿Cómo estás? - pregunto con ella a mi lado en la cama, abrazada a mí.
- Muy bien.
Me mira y sonríe.
Paso un brazo por su espalda y la acerco más a mí. Me encanta tenerla cerca, y si está desnuda... esto es el paraíso. Cierra los ojos y se acomoda en mi pecho. La miro plácidamente, todo lo que me da la gana, porque ella no me ve, y así lo disfruto más, aunque sus preciosos ojos marrones enamoren a cualquiera. Quizá por eso es mejor que los tenga cerrados.
¿Se habrá quedado dormida?- Yan - susurro para no despertarla si duerme.
No me responde ni se mueve. Debe de estar dormida. Me levanto con cuidado, para no molestarla y me pongo los calzoncillos que están en el suelo. Bajo a la cocina y voy recogiendo la ropa que hemos tirado y colgándola en el pasa manos. Cojo la nocilla y un cuchillo, y voy a la nevera a por zumo. La abro y escucho ruido arriba.
Se ha despertado.
La veo aparecer solo con mi camisa por las escaleras.- Hola preciosa.
- Hola - dice frotándose los ojos.
- ¿Tienes sueño?
- La verdad es que si - dice sonriendo.
- Podías quedarte más.
- Es que me desperté y no estabas.
Me acerco a ella. La agarro por el cuello de la camisa acercándola a mí y la beso.
- Sube si quieres - digo bajando las manos hasta su cintura.
- Da igual.
- ¿Subo a dormir contigo?
- No hace falta - dice riendo.
La miro.
- ¿Quieres comer algo?
- ¿Eso es nocilla? - pregunta mirando a mis espaldas.
- Sí.
- Pues te la robo.
- ¿Cómo que me la robas?
Se acerca a la encimera y coge el tarro. Me giro para mirarla y veo que se la está comiendo, y no tiene intención de compartir. Rodeo la mesa y me acerco a ella, pero se aleja de mí.
- Oye, dame.
- No - dice protegiendo el tarro con sus brazos.
- ¿Cómo que no?
Me acerco más a ella y se esacapa.
- ¡Ven aquí mala! - digo corriendo atrás de ella - ¡dame mi nocilla!
Sube corriendo las escaleras y yo la sigo.
- ¡No me coges lento! - dice riendo.
Teniendo en cuenta todo, me tiene más que cansado. Pero no voy a dejar que me gane. Corro más rápido y la cojo justo en el pasillo de las habitaciones. La agarro por la cintura para que no se me escape y nos caemos al suelo.
- ¡Ven aquí mala y dame mi nocilla! - digo agarrándola fuerte para que no se escape mientras ella se ríe.
Estalla en carcajadas cuando me pongo a horcajadas sobre ella.
- Pero ¿de queres te ríes?
- De que tienes nocilla en la nariz.
- ¿Eh? ¿Qué...?
No me deja terminar y pasa la mano llena de nocilla por mi nariz. Suelta una carcajada malévola y se ríe sin dejar de mirarme.
- Que... que... que tonto.
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Simplemente la verdad
Aléatoire¿El amor? Un invento de un gilipollas. El amor no existe. Puedes querer o amar a alguien, pero eso no es amor. Todo parte de la amistad, puede ser una amistad de amigos, de mejores amigos, de algo más que amigos, pero también una amistad de odio, de...