Capítulo 36

8 1 0
                                    

- ¿Qué estás diciendo? ¿Estás así por el regalo?

Suspira profundo.

- Adri me va a gustar sea lo que sea ya te lo he dicho.

Me estoy poniendo realmente nerviosa.  Llevaba raro toda la noche por el maldito regalo. ¿Qué demonios será? Me mira a los ojos y veo que está nervioso. Se lleva la mano al pantalón y saca una cajita.  La cajita.
Aquella cajita que me había enseñado por Skype hacía unos meses. El lapislázuli.

- Adri te pedí que la devolvieras...

- Cállate anda - dice cariñosamente abriendo la cajita y tendiéndomela.

Cojo sus manos entre las mías mirando el precioso anillo que jamás me podría permitir.

- Sé que vas a decir que estoy completamente loco, y sí, estoy loco por ti - se pone de pie y se acerca a mí - Has puesto mi vida entera patas arriba desde el primer minuto que te conocí hace años en el metro, y me alegro cada segundo de ello - se abaja un poco y coge el anillo de cajita. Empiezo a temblar inconscientemente - Sé que estoy loco y que esto lo puede cambiar todo, pero necesito decírtelo.

- Adri... - digo mirando a mi alrededor y viendo que un montón de gente super estirada y super rica  nos está mirando sin quitarnos el ojo de encima como si estuviesen en el cine.

- Yan, eres mi vida, y de verdad que no sé como vivir sin ti. Y aunque sea muy pronto... - para un segundo a respirar y pone una rodilla en el suelo mirándome y cogiendo mi mano derecha con la suya. Todo el aire abandona mis pulmones de golpe - No puedo esperar ni un segundo más. Yan, me harías el hombre más feliz del mundo... - baja su mirada hasta el anillo que empieza a meterlo en mi dedo despacito y luego la sube hasta mis ojos - ¿Quieres casarte conmigo?

La gente no nos saca el ojo de encima y estoy tan nerviosa que no sé si tengo la voz suficiente para poder responder. Le miro y lo único que veo en sus ojos es amor. Y es lo único que necesito.

- Sí... si quiero - digo con voz entrecortada y lanzándome a besarlo.

La gente empieza a aplaudir como loca. Y yo no puedo ni creérmelo.

- Te amo. Te amo - dice besándome y levantándome para cogerme en el aire.

- Estás loco.

- Por ti.

- Te amo.

Me deja en el suelo y me agarra por la cintura sin quitarme el ojo de encima.

- Enhorabuena señores - dice el camarero - El restaurante les invita al mejor champán de la casa.

- Gracias - dice Adri sin aún soltarme.

- Te quiero - digo antes de sentarme.

- Y yo a ti, prometida.

Sonrío. Y sonrío de verdadera felicidad. Esa felicidad que hace mucho tiempo que hecho en falta, y que por fin, está sentada en frente de mí en una única persona, mi futuro marido. Nos íbamos a casar. Mi padre le matará. Me río ante el único y primer pensamiento que se viene a mi mente. 

- Mi prometido.

- Mi prometida.

- A mi padre no le va a gustar la idea.

Su cara cambia de expresión por completo. Creo que hasta se podría decir que tiene verdadero miedo ante lo que le acabo de decir.

- ¿Y si no se lo decimos?

- ¡Como no se lo voy a decir a mi padre!

- Es que... de verdad me quiero casar contigo, y me gustaría estar vivo en ese momento...

Simplemente la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora