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El sonido del inicio del recorrido del carrusel amortiguo el pequeño quejido de aquel hombre antes de caer muerto. Lay le dio un gran mordisco a su algodón de azúcar mientras observaba desinteresado como los secuaces de su víctima se acercaban a socorrerlo.

"pobres imbéciles" — pensó durante otro mordisco. Deberían de haber notado el agujero en su frente desde que cayó al suelo sobre su inmensa masa de grasa. Solo basto un rápido disparo de un arma pequeña, cortesía de SeHun, desde el ángulo perfecto y listo, una molestia menos para el amo Gao.

—YiXing, vámonos. — la voz cantarina de un hombre lo hizo quitar su mirada fría para ensanchar sus labios. Giro con una amplia sonrisa y una discreta bola de algodón rosa sobre la comisura de sus labios. —ah, tan descuidado. — el hombre de sonrisa gatuna y ojos rasgados se acercó y retiro con sumo cuidado aquel hilo rosa.

Lay sonrió avergonzado y le golpeo con suavidad el hombro, negando con la cabeza. El hombre tomo su mano y le permitió hablarle.

—"no soy un bebé, hyung"

—no pero solo los bebés se ensucian de esa manera, YiXing. — el castaño enrosco su brazo con el suyo y continuaron caminando por el circo.

Kim JongDae era un hombre de 27 años, maestro de música y un divertido amigo. Lay lo conoció durante una de sus misiones en la cual tenía que asesinar a un matón que molestaba a SeHun y este le ordeno silenciarlo. Lay lo termino de un balazo limpio en la frente y prosiguió a desaparecer por un callejón hasta que se topó con una basura: un asaltante con intenciones de quitarle más que los diez dólares que llevaba encima.

El hombre corpulento se saboreó los labios al verlo, amenazando con cortarle la garganta si gritaba o se oponía. Lay se hubiera reído con fuerza si pudiera. Dejo que el hombre lo arrinconara y se creyera con poder sobre él antes de enterrarle en la garganta el palillo chino que guardaba en la manga de su sudadera.

Estaba por hacerlo cuando observo a un hombre delgado correr hacia ellos.

— ¡déjalo, bastardo! — JongDae derribo al mastodonte de una fuerte patada voladora. Lay enarco una ceja y rápidamente compuso su mueca a la de todo joven aterrorizado y lloroso que casi era violado. Era sorprendente lo rápido que las lágrimas bajaron por sus mejillas.

El depredador se quedó noqueado en el suelo mientras el desconocido corría hacia él y lo levantaba en brazos, gritándole que corriera. El asesino no dijo nada y dejo que lo llevara hasta un puente transitado, después lo bajo e inspecciono que no tuviera golpes.

— ¿estás bien? ¿Te lastimo de alguna manera? — pregunto mirando su ropa, tomando sus mejillas y limpiando sus lágrimas de cocodrilo.

Negó tomando las manos del hombre más alto, coloco su índice en la palma ajena y lo movió al igual que en código morse. Espero que el castaño entendiera y para su sorpresa lo hizo, sonriendo y devolviéndole el mensaje.

—"soy Kim JongDae, un placer conocerte"

JongDae lo acompaño hasta la parada de un taxi, contándole que la zona donde estaba era muy peligrosa para un joven de 17 años, más si no podía hablar para pedir ayuda. Lay siguió su fachada de turista perdido en su berrinche por explorar las calles por su propia cuenta. El maestro era una persona de la superficie, buena e ignorante de la sangre que había manchado sus manos, no tenía que contaminarlo con sus pecados.

Creyó que no lo vería de nuevo y casi se hecha a reír cuando lo vio a la distancia, caminando justo hasta él. Fingió estar concentrado en un viejo libro hasta que JongDae coloco su mano en su hombro, frenando su avance.

M| EM *[KrAy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora