M-6

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—te gusta el fuego ¿verdad?... es hermoso.

—míralos arder, realmente no me gusta que griten pero a veces no están muertos cuando los quemo.

—tiene que no te veía, tuve que hacerlo todo yo. Es injusto ¿sabes?

— ¿Por qué tienes marcas en los brazos?

— ¡quémalos! ¡Quema todo!



YiXing abrió de golpe los ojos, sosteniendo con fuerza su cabeza. Se levantó tan rápido que termino mareándose, siendo sostenido por un par de fuertes brazos que reconoció muy bien.

—hey, ¿Qué clase de descuido es este? — Gao le tomo de la cintura y apego sus labios a su sensible cuello. —creí que me pondrías un objeto filoso en el cuello tan pronto despertaras.

El menor levanto la mirada dispuesto para hablar pero un fuerte mareo lo ataco con intensidad. Gao lo noto y frunció las cejas con evidente molestia.

— ¿Qué significa esto? ¿Qué carajos con este estado tan deplorable? — el gran jefe lo tomo en brazos y lo regreso al sillón donde había estado durmiendo. — ¿SeHun te ha hecho esto?

El asesino negó aturdido, su visión estaba borrosa.

—entonces ¿Quién fue o porque estas así? Jamás caerías por una trampa tan fácil. —Gao le hecho el pelo hacia atrás y examino su cuerpo, buscando heridas. Lo escucho maldecir en chino al notar únicamente la fiebre alta. —llamare a Leo para que te revise. —el gran jefe le levanto la mandíbula y YiXing le tomo de la corbata, acercándolo para besarlo.

"No se vaya" le pidió mentalmente, respirando de forma sugerente.

El mayor enarco una ceja con burla. —tomaste algo divertido entonces. — metió sus manos dentro del pantalón del menor y apretó. —siempre me sorprendes, terminare degollado por tu culpa. — siseo antes de lanzarse contra Lay.

No sabía porque se había sentido de esa manera. LuHan no le había dado nada extraño, tampoco SeHun o alguien más. Y aquel extraño sueño, el hombre extraño que la hablaba, incluso lo que paso antes de que despertara en el prostíbulo. ¿Qué carajos le paso?

No era de no darle toda su atención a Gao cada que intimaban pero seguía sin creer lo que había pasado.

¿Quién lo había atacado y drogado? ¿A quién le gustaba el fuego? ¿Quién era ese hombre? Debía pertenecer a alguna mafia pero no recordaba su cara, solo su voz profunda y lunática. Recuerda una risa psicótica cuando aquellas personas ardían vivas en llamas.

Tampoco podía contarle a alguien sobre eso, era un golpe a su orgullo y fuerza. El solo se encargaría de encontrar al imbécil que le había hecho un lio la cabeza. Nadie jugaba con YiXing y lo dejaba así sin más, no sin pagar el alto precio.


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Pasó medio mes para que pudiera tener libre el resto del día, Lay salió a la ciudad, directo a la zona donde aquel hombre lo ataco. Llevaba una navaja envenenada debajo de la manga derecha de su chamarra y otra normal pero más larga en su manga izquierda, no lo tomaría por tonto de nuevo.

El aroma del café le gustaba, le recordaba una tarde tranquila después de un trabajo bien hecho y lo hacía sentir bien. Tanto que se encogió de hombros y camino directo al local donde preparaban unas deliciosas magdalenas y un café de oro. Giro su cabeza y se sorprendió al ver el local con un enorme lazo negro afuera y flores blancas en pequeñas macetas. Vio como una mujer dejaba un ramo de flores blancas en un florero grande y entraba, inclinándose ante la dependiente.

M| EM *[KrAy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora