V
Poco a poco la gente acudía a recibir a los recién llegados. De las casas sacaron manteles y botellas de vino, de la panadería hogazas de pan y zumo de moras amarillas, el tabernero trajo leña para encender fuego y asar carne, y la mujer del alcalde sacó confituras de higos secos espolvoreados con semillas de anís verde estrellado. La familia se sintió acogida.
- Comed y bebed de lo que queráis. Vuestro viaje ha llegado a su fin. –Dijo el Alcalde-.
- No tenemos con qué pagaros. –Mencionó tímidamente el hombre-.
- Aquí nos ayudamos entre todos ¿o es que nunca habéis oído hablar de nosotros?
La mujer del extravagante hombre le propinó un codazo y señaló con la barbilla al pequeño.
- ¿Tú crees? –Le preguntó-.
Cogió un bote de cristal tapado con cera de abeja y se lo acercó a Pierre.
- Rompe la cera y coge un higo. –Le dijo-.
- ¿De veras puedo? –Preguntó el pequeño impaciente-.
- Pues claro que puedes. Anda, ya verás cómo te gusta; mi mujer es la mejor cocinera del mundo. –Contestó el alcalde-.
Pierre pasó el dedo índice por la superficie de la cera y sintió como se arrugaba y le acariciaba la yema, tocó los bordes del frasco y observó su contenido. Los higos flotaban en un jarabe de azúcar meloso, esperando a ser atrapados por él, y devorados. ¿No sé a qué estoy esperando? –Pensó-. Apretó con fuerza y agrietó el borde del tapón, retiró los pedazos y liberó el olor del pegajoso dulce, se empapó el dedo con jarabe y se lo metió en la boca. ¡Mmmmmmmmm! –Exclamó-.
- Te lo puedes llevar, pero no te lo comas todo de una vez, o si no te dolerá la barriga ¿De acuerdo? –Dijo el alcalde-.
El pequeño asintió y miró a sus padres. Ellos sonrieron y le permitieron mezclarse con la gente que se divertía y se impregnaba del ambiente festivo.
- Hay una casa vacía al final de esta calle. –Dijo el alcalde y señaló la dirección a seguir-. Si queréis podéis ocuparla. No es gran cosa pero…
- Es más que suficiente. –Interrumpió Sergi-. Con eso y todo el trabajo que me queráis dar, estaremos mejor que bien.
El alcalde alargó su brazo y tocó el hombro del padre emocionado.
- En este momento…
- Es hora de celebrar vuestra llegada. –Dijo la mujer del alcalde mirándole de reojo-.
- Eso, eso. Comed y bebed; ya nos ocuparemos de todo más tarde.
Raquel y Sergi agacharon la cabeza agradecidos y se entremezclaron con el resto de habitantes. Algunos les abrazaban, otros les estrechaban la mano, unos les invitaban a beber y el resto les sonreía. Extraño pero agradable. Tras las penurias sufridas no se resistieron al encanto de la ciudad y decidieron relajarse y disfrutar.
- No está bien. –Musitó la mujer del alcalde-.
- ¿Porqué? Este es su lugar.
- Sabes muy bien a qué me refiero.
- Sí… lo sé.
- Pues no pierdas el tiempo. ¿Ya no recuerdas lo que sucedió la última vez?
- Sí… lo recuerdo. –Contestó el alcalde-.
Y no os perdáis la nueva saga “El juicio de los espejos” la primera parte se titula “Las lágrimas de Dios” Una aventura, con toques de ficción y fantasía, que transcurre en varios lugares de la Tierra, y también nos guía a través de batallas históricas y acontecimientos singulares. Próximamente encontraréis más información sobre ella y las presentaciones en mi página WEB: www.alexandercopperwhite.com
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Ciudad de niebla
FantasyRelato de misterio. La vida está rodeada por infinitos senderos que, llegado el momento, deberemos escoger uno y seguirlo, hasta que únicamente quede un camino por recorrer.