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- ¡No quiero morir! –Gritó Pierre desesperado-. ¡Por favor, no me hagáis daño!
Lloraba.
- ¡Mama! ¡Papa! ¡Socorro!
La niebla empezó a dar vueltas como un remolino gigante. El suelo crujía y la ciudad temblaba. Lentamente, todo comenzó a levitar como si estuviera flotando en una nube de algodón blanca y esponjosa.
- Acércate Pierre.
La voz de la madre del niño lo calmó. Se acurrucó entre sus brazos y su corazón empezó a palpitar con suavidad; se sintió seguro. Su padre también apareció y le acarició la cabeza, le pellizcó la mejilla derecha y le limpió los ojos llenos de lágrimas.
- No te preocupes hijo mío, todo irá bien. –Dijo el padre con tono apacible-.
Pierre les miró.
- ¿Por qué estáis tan blancos? –Preguntó-.
El cálido color rosado de la piel había desaparecido y en su lugar, un blanco azulado les cubría. Ninguno de los dos era capaz de llorar porque sus lágrimas se congelaban tras sus ojos. El frío bosque les había atrapado.
- Hemos hablado con Druin y sabemos lo que ocurre. Te queremos mucho, pero debes irte de la ciudad. –Dijo su madre-.
- ¡No quiero irme! –Lloraba-.
La niebla no se despejaba, y aun así, los habitantes de la ciudad se veían con claridad. El leñador con las setas y los hierbajos en la cara, el anciano con la barba de algas, el panadero y su mujer con el rostro y el cuerpo blanco igual que sus padres, e incluso Amalia había cambiado. Su pelo ondeaba al ritmo de una corriente submarina invisible y sus ojos habían perdido el brillo inicial, transformándose en un par de bolas completamente blancas e inexpresivas.
- Lo siento Pierre. –Dijo la niña-. Yo quería tenerte aquí, conmigo. Pero no es posible.
- ¿Pero qué os pasa? –Preguntó Pierre más calmado-.
- Yo me ahogue en el lago de este bosque.
- Y yo me caí de un árbol y nadie me encontró. –Dijo el leñador-.
- Yo intenté salvar a mi nieta y el lago también se quedó conmigo. –Añadió el viejo con la barba de algas-.
Uno a uno, los habitantes mostraron sus respetos al joven y le contaron parte de sus historias, desahogando sus pesadas almas. Pierre escuchaba con paciencia y tranquilidad, sin soltar de la mano a sus padres.
- Y nosotros somos muy felices hijo mío.
El padre se agachó y le abrazó con fuerza.
- Conseguimos salvarte. Este no es tu lugar.
Pierre asintió e intentó no llorar.
- ¿Entonces no os volveré a ver?
- Algún día. –Interrumpió la madre-. Pero ahora debes marcharte ¿de acuerdo?
Pierre abrazó a ambos con todas sus fuerzas y cerró los ojos. Cada vez la niebla se movía con más fuerza hasta que las casas, los muros, las torres y la gente desaparecieron en ella.
- ¡Os quiero mucho!
Y no os perdáis la nueva saga “El juicio de los espejos” la primera parte se titula “Las lágrimas de Dios” Una aventura, con toques de ficción y fantasía, que transcurre en varios lugares de la Tierra, y también nos guía a través de batallas históricas y acontecimientos singulares. Próximamente encontraréis más información sobre ella y las presentaciones en mi página WEB: www.alexandercopperwhite.com
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Ciudad de niebla
FantasyRelato de misterio. La vida está rodeada por infinitos senderos que, llegado el momento, deberemos escoger uno y seguirlo, hasta que únicamente quede un camino por recorrer.